La UBA distinguirá como Doctora Honoris Causa a la profesora con autismo Temple Grandin |
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La científica estadounidense es referente mundial en Bienestar Animal y será reconocida por "haberse destacado en la educación y la enseñanza"; y por ser un "ejemplo de superación". Inventó una "máquina de dar abrazos", para chicos con autismo y encontró un enfoque distinto para comunicarse con los animales.
Comenzó a hablar recién a los cuatro años y junto al diagnóstico tardío del autismo, vino el de Síndrome de Asperger y TDHA (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad). Hoy la profesora estadounidense Temple Grandin no sólo ha logrado convertirse en una reconocida zoóloga, etóloga, diseñadora de instalaciones y especialistas del comportamiento animal en la Universidad de Colorado, también en una de las principales referentes mundiales en bienestar animal y comunicadora de temas relacionados al autismo.
Por todo esto, y por su historia de superación personal, la Universidad de Buenos Aires le otorgará a Gardin el próximo 30 de junio, el título de Doctora Honoris Causa. La UBA reconoce su "destacada labor en el campo educativo, superando su condición". La distinción será otorgada en el salón de actos de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), con la presencia de las máximas autoridades de esa casa de estudios y de la Universidad de Buenos Aires.
Para Alberto Barbieri, rector de la UBA, Grandin "es un ejemplo de superación. Desde un lugar de incertidumbre, en el comienzo de su vida, logró avances increíbles en lo personal y para la sociedad. Su experiencia particular, por momentos traumática, le permitió entender a los animales en una forma totalmente novedosa. Entre otros logros, inventó una máquina revolucionara que se usa para ayudar a niños con autismo, y se convirtió en una difusora clara y tenaz que ayuda a entender ese trastorno. La inteligencia de Grandin y su corazón, fueron los motores, la formación académica la herramienta necesaria para alcanzar sus metas".
La primera señal de alarma que detectaron los padres de Grandin fue a los seis meses, cuando notaron que la niña rechazaba los abrazos. Desde entonces comenzaron un arduo recorrido médico y recién tres años y medio después lograron dar con el diagnóstico correcto: autismo, Síndrome de Asperger y TDHA. Hasta ese momento, Temple no había pronunciado palabra, hoy la comunicación es una de sus armas más fuertes.
La particularidad sensorial de los autistas descripta por Grandin la acercó al mundo animal desde su temprana infancia. Una vez graduada como Licenciada en Psicología, Grandin decidió dedicarse al estudio de la Ciencia Animal en la Universidad de Arizona y obtuvo un doctorado en la Universidad de Illinois. En sus libros "Pensar en imágenes" e "Interpretar a los animales", la autora explica: "Mi pensamiento se parece mucho al de los animales. El contacto visual significa una amenaza o un reto. Tengo una sensibilidad hiperaguda en el oído y al tacto y una respuesta al miedo que se parece más a la de un animal que están cazando, que a la de un ser humano".
Clarín / 24/06/15 |
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