Un mapa inédito muestra dónde se emite el gas más potente del agro |
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El agro argentino genera un gran volumen de gases de efecto invernadero (GEI). Del total, casi 7 por ciento es óxido nitroso (N2O). Este gas daña la capa de ozono, calienta la atmósfera mucho más que el CO2 y se origina en la fertilización nitrogenada. ¿Dónde y en qué cultivos se aplica más N? Por primera vez, un estudio de la FAUBA y otras instituciones mostró que Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe encabezan estas fertilizaciones, sobre todo en maíz y trigo. Además, al recalcular las emisiones de N2O se vio que el inventario nacional de gases 2024 las sobreestimó un 33 por ciento. Proponen ajustar el reporte nacional de emisiones. «Es la primera vez que se recopilan estudios nacionales para generar parámetros locales de emisión de nitroso» (S. Vangeli)
El óxido nitroso es un gas de efecto invernadero 310 veces más potente que el CO2 y muy dañino para la capa de ozono. Su principal fuente son las fertilizaciones nitrogenadas que se hacen en el agro para sostener los rendimientos. Pese a que es una práctica extendida, aún existen interrogantes: ¿varía entre regiones agrícolas? ¿Y entre cultivos? ¿Es relevante para la producción y el ambiente?
“Hasta este estudio solo conocíamos cuánto fertilizante nitrogenado se aplica a nivel país, pero no cuánto se usa específicamente en cada provincia y en cada cultivo”, dijo Sebastián Vangeli, docente de Manejo y Conservación de Suelos en la FAUBA.
“A partir de datos de la Bolsa de Cereales, de la Secretaría de Agroindustria y de Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos, vimos que el 37 por ciento del nitrógeno total se aplica en la provincia de Buenos Aires; el 26 por ciento, en Córdoba; el 12 por ciento, en Santa Fe y el 7 por ciento, en Entre Ríos. Esto puede verse con más detalle en el mapa que generamos para las distintas jurisdicciones agrícolas”, informó Sebastián. El mapa desarrollado por Vangeli y colaboradores detalla las toneladas de nitrógeno de fertilizantes aplicadas en distintas jurisdicciones a lo largo de las regiones agrícolas argentinas. El avance permite estimar mejor las emisiones de óxido nitroso
Con respecto a los cultivos más fertilizados con N a nivel nacional, el investigador de la FAUBA señaló en primer lugar al maíz, con 34 por ciento y luego al trigo, con 23 por ciento. A estos los siguen la soja de primera (19 por ciento), la cebada (8 por ciento) y el girasol (4,5 por ciento). El porcentaje restante se reparte entre otros cultivos.
Estos resultados, publicados en la revista científica Ciencia del Suelo, son cruciales para conocer de forma más detallada dónde y cuánto nitrógeno se emite en el país como N2O, y para ajustar el reporte de emisiones a nivel nacional y las políticas climáticas. Cuentas más claras
“Las emisiones de nitroso están incluidas en el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero. Sin embargo, desde la FAUBA, el INTA y el ex Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca detectamos que los valores que se informan son imprecisos porque los datos que se usan para calcularlas no representan la realidad local”, afirmó Vangeli. El maíz encabeza el ranking de los cultivos que reciben mayor cantidad de nitrógeno como fertilizante en la Argentina
El docente comentó que las cuentas actualmente se realizan sobre la base de dos datos. Por un lado, cuánto fertilizante nitrogenado se aplica en total en el país, lo cual ya fue esclarecido. Por el otro, qué porcentaje del fertilizante aplicado se libera como óxido nitroso. Este valor está tomado de la bibliografía internacional y, por lo tanto, no refleja características locales de nuestros suelos, climas o manejos agronómicos.
El equipo logró aumentar la precisión de este parámetro. “Generamos porcentajes diferentes para distintas jurisdicciones a partir de datos de 26 estudios nacionales entre 2012 y 2018, que informaban emisiones de nitroso a campo. Estos ‘nuevos’ parámetros estuvieron hasta un 25 por ciento por debajo del usado en el inventario. Sin duda, va a servir para mejorar la base de datos y el inventario”, destacó Sebastián. Cumplir los compromisos
Vangeli reconoció que “aunque en los últimos años, los investigadores de las universidades, el CONICET o el INTA realizamos grandes esfuerzos en el tema, creemos que la tarea aún no terminó. Nuestros parámetros deben ser más robustos. Cuando lo logremos, vamos a poder proponerlos a la Subsecretaría de Ambiente para su uso”. |
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