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Generar energía o descontaminar aguas servidas son algunos de los usos útiles de las microalgas en cuyo potencial vienen trabajando investigadores argentinos.

El proyecto resulta innovador desde el punto de vista que trabajan directamente con las aguas contaminadas y no con simulaciones artificiales como se hacía hasta ahora. Pensado inicialmente en la utilización de las microalgas para la producción de biodiesel, el proyecto arranco en 2008, en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y ahora cuenta además con el apoyo del Ministerio de Agroindustria de Argentina.

En diálogo con EL OTRO MATE, el ingeniero Juan Ignacio Gori, integrante de la cátedra de bioquímica de la FAUBA, explico que “todo surgió inicialmente por el pedido de una empresa que buscaba producir biodiesel con macroalgas, pero como no teníamos espacio para trabajar con estas especies, probamos con microalgas y nos dimos cuenta que también obteníamos resultados. Fuimos avanzando con el proyecto y así conocimos otra gente que trabaja con microalgas, de esta forma trabajamos en conjunto con la UTN de Resistencia, en lo que pasa post cosecha, ahí pudimos empezar a ver que compuestos de alto valor económico se pueden obtener”.

En ese sentido los investigadores avanzan ahora en dos proyectos de biorremediación: uno sobre efluentes de un tambo y otro sobre la parte líquida de los residuos sólidos urbanos en la localidad de Lincoln, provincia de Buenos Aires. Como las microalgas pueden utilizar aguas servidas, pueden ser utilizar para bioremediar aguas mediante el proceso de la fotosíntesis y oxigenan el agua.

Resulta interesante entonces entender el potencial de estos minúsculos organismos, desde el propio Ministerio de Agroindustria de la Republica Argentina destacan que “las microalgas presentan un número de ventajas, en condiciones de cultivo óptimas, pueden duplicar su biomasa en horas y no necesitan tierra fértil. Determinadas especies de microalgas en condiciones de cultivo adecuadas pueden producir lípidos en hasta un 60% de su peso seco. Esto, sumado al menor requerimiento de tierra, hace que las microalgas puedan generar entre 30 y 100 veces más aceite por hectárea que las plantas superiores”.

Por otra parte, el proyecto resulto innovador porque como explica Gori, “en general se trabaja con aguas servidas, pero en realidad trabajan con simulaciones de aguas servidas, en cambio nosotros trabajamos directamente con las aguas servidas en una escala piloto de tambores de 1500 litros, avanzando en la escala. Nosotros estamos buscando adaptar las tecnologías existentes en microalgas a los espacios disponibles porque de esta forma no competís en espacio con superficies para la producción, haces biodiesel sin utilizar productos comestibles”

No obstante las innovaciones no terminan allí, en la actualidad están trabajado en un sistema nuevo, aún en fase experimental. “se basa en el uso fotobiorreactores minúsculos con forma de ‘pelotitas’. En su interior, por métodos químicos, asociamos las microalgas con bacterias que promueven el crecimiento vegetal. A estos minifotobiorreactores los colocamos en unos filtros, siempre expuestos a la luz solar para que se produzca la fotosíntesis. El agua contaminada entra al sistema donde están los filtros, fluye de forma continua y sale descontaminada por el otro extremo. La idea es hacer tratamientos más amigables con el ambiente y en el agro generas contaminación, beneficio de bajar los costos del tratamiento de agua y en la generación de energía y sencillo”, concluyo el investigador.

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