Proyecto de la FAUBA: Potencial de algas para el agro y la industria |
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Desde 2008, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) vienen trabajando con vistas a aprovechar las potencialidades de las microalgas (plantas de una sola célula), ya sea desde el puro interés científico como desde la transferencia de esta tecnología.
Desde 2008, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) vienen trabajando con vistas a aprovechar las potencialidades de las microalgas (plantas de una sola célula), ya sea desde el puro interés científico como desde la transferencia de esta tecnología. Sus usos son múltiples; entre otros, saneamiento de aguas contaminadas, generación de energía y obtención de subproductos de alto valor comercial (como ciertos antioxidantes y colorantes que valen cientos de dólares por gramo).
“La Dirección de Agroenergía, que depende del Ministerio de Agroindustria, nos convocó junto a otros investigadores de diferentes instituciones público/privadas del país que también trabajan en el tema de las microalgas. Así surgió la Red de Microalgas de Argentina, con integrantes de todo el país”, le contó Juan Gori, docente de la cátedra de Bioquímica de la Fuba, al sitio de divulgación científica Sobre La Tierra.
En el marco de la red, Gori y un grupo de colegas recibieron un entrenamiento por parte del Ministerio de Ciencia y Técnica, y así nació la Antena de Vigilancia Tecnológica en Microalgas. Esta “antena” recopila información en tres grandes ramas de interés: bioprocesos (es decir, diferentes formas de cultivar y/o de cosechar las microalgas), biorremediación y bioproductos (todo lo que podemos obtener de ellas: biodiésel, bioetanol, energías alternativas, carbohidratos, proteínas, vitaminas y compuestos antioxidantes y colorantes de gran valor agregado).
“Ciertas moléculas que producen las microalgas, como por ejemplo la astaxantina, un antioxidante muy importante, tiene actualmente un valor comercial mayor a u$s7.000 por kilo. Ajustando la tecnología, su producción es posible”, acotó el investigador.
Suena cruel: para que las microalgas produzcan compuestos de alto valor comercial, como los ya mencionados, hay que estresarlas. “La producción tiene dos pilares. Por un lado, las estimulamos en un ambiente controlado para que se multipliquen y produzcan mucho material vivo (lo llamamos biomasa). Por otro, les generamos algún tipo de estrés al cambiarlas de ambiente. Eso lo conseguimos pasándolas del agua contaminada a otro contenedor donde se les genera algún problema. Por ejemplo, las dejamos sin nutrientes o les damos mucha luz. Al defenderse, las microalgas producen aceites, vitaminas, antioxidantes, colorantes, y varios compuestos más. Por ejemplo, los betacarotenos son moléculas de alto interés para la industria cosmética y farmacéutica”, puntualizó Gori.
Hay interés mundial en el desarrollo de tecnologías amigables. |
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