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Las terrazas jardín se ofrecen como alternativa a solucionar el problema de las inundaciones en la Ciudad .
Su función principal es retener el agua de la lluvia impidiendo que se aumente la dimensión de la inundación.
Las terrazas y las plazas permitirían encontrar una solución sustentable al problema del drenaje urbano.
La mejor opción para evitar el nivel de inundación que hubo en la Ciudad de Buenos Aires es implementar un bloque de alternativas. No se puede evitar la inundación en sí misma, porque es imposible captar toda la cantidad de agua como cayó el 2 de abril, pero sí se puede reducir la altura del agua’’, destacó Gustavo Villalba, docente de la Cátedra de Topografía de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) y parte de un grupo interdisciplinario, dirigido por el destacado Ingeniero Agrónomo Héctor Rosatto, que estudia el uso de sustratos para la captación del agua en espacios verdes en la Cuenca del Arroyo Vega, ubicada integramente dentro de los límites de la Ciudad de Buenos Aires.
La inundación repentina en áreas urbanas por sobrecarga de las redes de drenaje es un problema recurrente con impactos negativos en la vida de los porteños que viven sobre la cuenca del Arroyo Vega. Así, los habitantes de los barrios de Belgrano, Colegiales, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Parque Chas, Chacarita, Agronomía y Villa Devoto han visto en los sucesivos desbordes de las aguas un problema de histórica repercusión en sus vidas.
Sin embargo, con el aumento de los fenómenos climáticos extremos en los últimos años llamó la atención a los expertos la creciente impermeabilización de las áreas urbanas constituyéndose en una de las principales causas de la disminución de la infiltración a capas subterráneas, aumentando el caudal del líquido escurrido y el tiempo de retardo, que origina un mayor nivel del agua.
Según el especialista de la FAUBA la inadecuada construcción o la falta de aprovechamiento de las áreas verdes, como zonas de filtración, retención y acumulación del agua, ha sido un factor decisivo en el aumento del nivel del agua en las últimas inundaciones. A modo de ejemplo, espacios como son las plazas, que ‘‘escurren el agua por los caminos que desembocan en la vereda y en la calle’’ agravaron la capacidad de la ciudad para manejar la velocidad del escurrimiento produciéndose un caudal de llegada inmediata a las bocas de tormentas que fácilmente puede saturar la entrada al sistema de drenaje pluvial.
En tanto, a modo de ejemplo, la Organización Mundial de la Salud recomienda que las ciudades tengan un mínimo de 10 metros cuadrados de espacios verdes por habitante.
La Ciudad de Buenos Aires sólo cuenta con 3 metros cuadrados por habitante.

‘‘Acá en la Ciudad antes había gran cantidad de calles con adoquines que permitían que el agua se escurriera entre los bloques.
Pero estos fueron reemplazado, por pavimentos de hormigón o de alquitrán que canalizan el agua sin permitir que se filtre. Para evitar que se junte el agua repentinamente se podría utilizar otros materiales permeables. También se podría aprovechar aguas arriba todo lo que es pozos de filtración, donde el agua sea retenida allí y no se vaya para abajo causando un nivel más alto en la inundación’’, destacó Villalba.
Sin embargo, a la hora de ser consultado sobre la mejor forma de reducir las inundaciones en la cuenca del arroyo Vega, el especialista destacó que ‘‘Buscamos varias alternativas para implementar y se vio que el uso de espacios como las terrazas podrían ser utilizados como sitios de almacenamiento de agua de lluvia en esta área’’.
De esta forma, los nuevos emprendimientos en el área también serían un factor para asistir en la contención del agua de lluvia. ‘‘Si las obras nuevas contemplarán terrazas con estas características para captar el agua se evitaría que caiga a la calle en ese momento.
Lo que se retenga puede ser expulsado más tarde o utilizado en el lavado de los autos o la vereda’’, explicó Villalba.
En la recopilación de los datos en el proyecto realizado en la Fauba, que ya pasó a una segunda instancia en que se ha incorporado la vegetación para incrementar el proceso de retención del agua, provoca optimismo entre los investigadores. Y es que en estudios previos realizados por el Ingeniero Rosatto, ante precipitaciones que se aproximaron a los 100 milímetros, los porcentajes de retención del agua alcanzando valores cercanos al 30 por ciento.
‘‘Contamos con un software que simula lluvia y lo aplicamos al caso en particular. Es decir, hacemos es un modelo digital en donde tenemos un relieve de la cuenca del Vega y ponemos todas las superficies donde se puede llegar a captar agua’’, destacó el docente de la Fauba.
Simultáneamente, los estudiosos colocaron en el predio de Fauba en el barrio de Agronomía varios contenedores para determinar la cantidad y fracción de agua que se puede retener, con y sin vegetación, ante lluvias de distinta duración, para tres profundidades de sustrato y dos situaciones de clima.
‘‘Una parte del experimento, que incluye la incorporación de vegetación, se está realizando con el clima de Pinamar y el otro de la Ciudad de Buenos Aires. Lo que se busca es contar con plantas que puedan sobrevivir a períodos extremos de sequía y lluvias’’, reflexionó el investigador.
El diseño para la gestión y manejo de las inundaciones será, sin duda alguna, el gran desafío que las autoridades e investigadores deberán plantearse para solucionar un problema que termina siendo de todos./
Fuente:UBA

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