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Una adecuada población y distribución de las semillas es el punto de partida para alcanzar máximos rendimientos.
La adecuada implantación de la pastura es fundamental para obtener altos rendimientos de forraje y una larga vida útil del recurso. Cómo llevarla a cabo fue uno de los temas abordados durante primera jornada de la edición de Admite Forrajero que comenzó el lunes y termina hoy en la Escuela Salesiana de Venado Tuerto.

“El objetivo de la siembra es lograr la máxima expresión del rendimiento de un cultivo”. Nada más y nada menos. Con esa premisa largó Ramón Hidalgo la primera jornada de Admite Forrajero. Y agregó: “Esto se logra con una adecuada población y distribución de las semillas, si eso no se cumple no habrá luego ninguna práctica agronómica que nos pueda llevar a un buen rendimiento de la pastura”.

Paradigmas. “Una buena implantación de la pastura no garantiza un buen rendimiento, pero una mala implantación es el preludio de un mal resultado físico y económico”, indicó Hidalgo y definió las premisas básicas que hacen a la calidad de la siembra de una pastura: posicionar la semilla en el fondo del surco, en buen contacto con la humedad, a una profundidad uniforme respecto de la superficie, en forma continua en la línea (con siembra a chorrillo) o equidistante una de otra (con sembradora monograno) y con igual espaciamiento entre las líneas de siembra.

Para el especialista correntino, hablar de calidad de siembra es hablar de uniformidad, por lo tanto el espaciamiento entre hileras es un factor importante. “Si una sembradora no permite reducir el espaciamiento entre hileras a menos de 20 centímetros nos generará un problema, porque favorecerá el desarrollo de las malezas y por lo tanto la necesidad de incrementar el uso de herbicidas”, fundamentó.

Al referirse a la fecha de siembra, el técnico señaló que: “El suelo debe disponer de humedad y temperatura adecuada. En estas condiciones se puede lograr una rápida germinación y emergencia de las plántulas si la semilla se encuentra colocada a la profundidad adecuada”. Con respecto a la calidad de la semilla destacó la importancia de su origen. Aconsejó no comprar semillas sin identificar, es decir de bolsas blancas.

Fertilización. Hidalgo recomendó no poner en contacto al fertilizante con la semilla cuando se aplican dosis de urea mayores a 120 kilos por hectárea, o de cualquier otro fertilizante que contenga nitrógeno como el fosfato diamónico. Explicó que en el pequeño ambiente del suelo que comparte la semilla con el fertilizante, la urea produce una fuerte acidificación que afectará a las semillas.

Sobre la profundidad de siembra, el especialista señaló que hay dos escuelas. La tradicional dice que la semilla de pastura tiene que ir a 1,5 o 2 centímetros y que se debe regular con la rueda limitadora de profundidad. “La otra escuela es partidaria de regular la siembra a 3 centímetros de profundidad, pero esto exige que la rueda tapadora tenga una regulación independiente de manera de dejarla casi sin presión y que la semilla se tape prácticamente sola”, aclaró.

Otras de sus recomendaciones fueron: cuidar que no se adose barro a las ruedas porque genera variabilidad en la profundidad. Sobre las mangueras de los tubos de bajada, explicó que las corrugadas simples no sirven, sí las que tienen deflectores.

La Voz del Interior

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