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La Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) realizó distintos estudios y concluyó que ciertos forrajes de zonas tropicales, como la Grama Rhodes y el Panicum coloratum, poseen condiciones excepcionales para ser implantados en los suelos salinos inundables de la Cuenca del Salado, zona en la que en los últimos años se elevó la temperatura debido al cambio climático.

Gustavo Striker, profesor de Fisiología Vegetal de la Fauba e investigador del Conicet, explicó: “La investigación surgió de la inquietud de algunos ganaderos que empezaron a probar esas especies de ambientes tropicales en campos bajos. Nuestro desafío era detectar las causas de las fallas en la instalación de las plántulas en condiciones de anegamiento”.

Con la intención de determinar la tolerancia de ambas especies a este estrés, se realizaron distintas pruebas en las que se sometió a las plántulas a inundaciones de distinta intensidad, a algunas hasta la mitad de su altura mientras que a otras se las sumergió totalmente.

Los resultados arrojaron que la Grama Rhodes es capaz de sobrellevar muy bien la sumersión completa al hacer crecer rápidamente las primeras dos o tres hojas por encima del nivel del agua. En cambio, el Panicum coloratum no toleró la sumersión total.

Sin embargo, los expertos comprobaron que si ambas especies consiguen establecerse durante un año en el que no se registraron inundaciones, los individuos adultos tienen la posibilidad de crecer y cumplir su ciclo sin problemas.

El potencial de las megatérmicas para estos ambientes es muy elevado, ya que los pastizales nativos de la Cuenca del Salado raramente superan los 2.100 kg/MS/ha/año, mientras que la Grama Rhodes y el Panicum coloratum pueden producir 5.000/5.500 kg de MS/ha/año, incluso a temperaturas subóptimas como las de la región bonaerense.

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