La Facultad de Agronomía de la UBA tramita la importación de semillas de cannabis sin THC para uso industrial |
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Además de tener una infinidad de beneficios desde el punto de vista medicinal, el aceite de cannabis es comestible y muy saludable: tiene ácidos grasos, como el linoléico y el oléico, similar a canola o soja, pero también omega 3, como la chía y el lino.[addtoany][/addtoany]
cañamo
La siembra de esa planta era habitual en la década de 1950, y había alcanzado una gran extensión en la localidad de Jáuregui, vecina a Luján, en la provincia de Buenos Aires.
Una cátedra de la Facultad de Agronomía de la UBA impulsa un proyecto mediante el cual prevé cultivar una especie de cannabis sativa para uso industrial.
Para ello gestiona la importación de semillas de origen canadiense que servírían, en un primer momento, para evaluar la adaptación de la planta en el ambiente local, para luego implementar sus propiedades en la producción de bioplásticos, alimentos, medicinas y biocombustibles.
Esta especie norteamericana no tiene posibilidad de ser utilizada para uso recreativo, debido a que ha sido genéticamente modificada para que sus flores no contengan THC, la sustancia psicoactiva característica de la marihuana.
Lo publicó en su edición de hoy el diario Página/12, y de ser exitosa la gestión podrían llegar a verse frente al predio del barrio de Agronomía, perteneciente a la facultad, plantas de hasta cuatro metros de altura.
“Este cultivo logra producir una cantidad de biomasa muy importante en relativamente poco tiempo: en 100 días puede generar plantas de entre 3 y 4 metros de altura”, explicó Daniel Sorlino, docente de la cátedra de Cultivos Industriales de la Fauba y encargado del proyecto. La biomasa es el conjunto de materia orgánica que, en este caso, puede ser utilizada como fuente de energía, ya sea mediante su combustión o mediante un proceso químico, para la obtención de etanol.
Santoro destacó además otras propiedades destacadas del cáñamo industrial: “Además de tener una infinidad de beneficios probados desde el punto de vista medicinal, el aceite de cannabis es comestible y muy saludable: tiene ácidos grasos, como el linoléico y el oléico, similar a canola o soja, pero también omega 3, como la chía y el lino, capaces de reducir el colesterol en la sangre y usados como nutracéuticos, por ejemplo”.
A pesar de que podría ser el sector más beneficiado con el proyecto en términos económicos, desde la industria textil o alimenticia no apoyan la iniciativa. Sí, en cambio, lo hacen las organizaciones cannábicas que promueven la legalización de la marihuana, quienes, además, se oponen a la prohibición de la planta, sirva o no para uso recreativo o terapéutico.
Ya se cultivaba en los 50
Si se concreta la idea de los investigadores de la UBA, no sería la primera vez que en el país se trabaja con la planta de cannabis sativa para uso industrial. La siembra de esa planta era habitual en la década de 1950, y había alcanzado una gran extensión en la localidad de Jáuregui, vecina a Luján, en la provincia de Buenos Aires. Claro, en esa época no había variedades con THC (el tetrahidrocarbocannabinol, principal psicoactivo de la marihuana). Pero el cultivo no tenía entonces la finalidad recreativa que hoy posee. “Era impulsado por la empresa de origen belga Linera Bonaerense, que empleaba a cerca de 3000 personas en la siembra, cosecha y procesamiento de lino y cáñamo”, cuenta Sorlino. Su fundador fue Julio Adolfo Steverlynck, quien fue homenajeado con un monumento que aún está ubicado en Villa Flandria, un “pueblo fábrica” fundado por el empresario a comienzos de los años ’30.
“El cáñamo era el hijo rústico del lino, que por entonces abarcaba un área de 3 millones de hectáreas en el país. Ambos compartían la misma región de siembra”, explicó Sorlino. Las fibras de sus tallos se utilizaban en la fabricación de los cabos de los barcos, para el cuerito de las canillas para evitar pérdidas de agua y hasta en las suelas de las alpargatas, entre muchos otros destinos. |
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