| La producción patagónica devastada por las cenizas y la sequía |
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A diferencia de lo ocurrido años atrás con la erupción del volcán Hudson, que como se recordará produjo una catástrofe en la ganadería ovina, el más reciente episodio registrado con el Puyehue en territorio chileno tuvo solamente repercusión mediática, por los contratiempos provocados en los vuelos y por ende, con el turismo en particular. Bariloche y Villa La Angostura fueron dos de los centros más afectados por la merma de visitantes.
Pero hay que decir que hoy, a más de un año de la erupción de este segundo volcán, la Patagonia sigue sufriendo las consecuencias, también a nivel productivo. Así lo refleja un reciente informe de la Facultad de Agronomía de la UBA y el CONICET, que con fundamentos científicos advierte que la situación resulta crítica en la provincia de Río Negro, con un 50% de la producción afectada. El documento establece además, áreas de prioridad para una eventual asistencia a los establecimientos afectados.
En concreto, el estado de la producción agropecuaria de la Patagonia continúa agravándose día a día. El crecimiento de la vegetación está seriamente afectado por la acumulación de cenizas del Puyehue, a las cuales se ha sumado en los últimos meses el efecto de la sequía que se generalizó en todo el país, y que en esta región mostró lluvias 50% inferiores al promedio anual.
"El impacto fue tan grande que se registraron los valores de producción más bajos de los últimos 10 años", afirma el estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA y el CONICET, que fue realizado por un grupo de profesionales del Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (LART). Se deduce de lo informado por ambos organismos oficiales, que "la situación es crítica y variable entre departamentos, entre los cuales Pilcaniyeu fue el más afectado con un 52% de su área, donde se presentan niveles de crecimiento 50% por debajo del promedio".
El estudio de marras considera que "desde junio hasta noviembre de 2011, el déficit acumulado alcanza las 470.000 toneladas de materia seca, un 42% por debajo del promedio en toda el área analizada, que incluye los departamentos rionegrinos de El Cuy, Pilcaniyeu, 25 de Mayo y Ñorquinco". Y en el segundo semestre del año pasado, las cenizas depositadas sobre la vegetación interceptaron la luz solar, mientras que la sequía impidió que se desarrollaran adecuadamente los órganos que la captan. Como consecuencia de ello, el crecimiento de la vegetación se vio afectado en forma significativa. Según el relevamiento que hicieron la FAUBA y el CONICET mediante imágenes satelitales, los departamentos de Ñorquinco y 25 de Mayo poseen, respectivamente un 46% y 36% de sus áreas productivas en situaciones similares al de Pilcaniyeu. Mientras tanto, El Cuy presenta un 72% de su área afectada, con niveles de crecimiento entre un 30% y 50% por debajo del promedio. Las cenizas y la sequía condujeron a un mismo resultado: la disminución de la producción de materia seca, la principal fuente de alimento del ganado.
"Las cenizas depositadas sobre las hojas actúan como un sombreo y reducen la capacidad de interceptar la luz solar en la vegetación", afirma el documento conjunto, para agregar luego que "la sequía disminuye la capacidad de la vegetación de mantener todos los procesos fisiológicos, entre ellos la fotosíntesis y, por ende, la producción de materia seca". El informe apunta a establecer áreas de prioridad para una eventual asistencia a productores afectados, por parte del Estado nacional y los provinciales.
Como se observa, ambos eventos han dejado el tendal en una región que de por sí, padece con frecuencia los efectos negativos que surgen de sus propias características geográficas y un clima que, en muchos casos, resulta poco propicio para el desarrollo de las actividades productivas.
Es de esperar que los productores de la región patagónica puedan contar con la ayuda imprescindible, para retornar lo más pronto posible a la normalidad, tanto en lo que tiene que ver con la agricultura como la ganadería. Los daños son significativos y demandará un gran esfuerzo para retomar las actividades devastadas por dos fenómenos naturales, que aparecieron imprevistamente para complicarles la vida a los productores patagónicos. |
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