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DESTACAN EFECTOS COMERCIALES DE BUENAS PRACTICAS AGRICOLAS  
El Patagónico- 29-12-2010 -
  Nota publicada por: El Patagónico el 29-12-2010

Nota de origen:
Hacia una mayor inocuidad de los alimentos
Enviada por: FAUBA , el 28-12-2010

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Buenos Aires, 28 de diciembre (Télam)./ Autoridades de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA); de la Cámara Argentina de Certificadoras de Alimentos, Productos Orgánicos y Afines (CACER); y de la Asociación de Siembra Directa (AAPRESID) destacaron los beneficios de las "buenas prácticas agrícolas".
Los expertos señalaron además la necesidad de "redoblar los esfuerzos" en la materia, tras alertar sobre "las mayores exigencias de los consumidores y de los mercados internacionales, respecto de la inocuidad y la calidad de los alimentos", durante un seminario sobre certificación de buenas prácticas agrícolas.
Al hablar en el encuentro, en la sede de FAUBA, el subsecretario de Graduados de la casa de altos estudios, Pablo Prystupa, destacó asimismo los beneficios que las buenas prácticas agrícolas representan para la nutrición y la salud de las personas.
“Todos los actores de la cadena son responsables del mantenimiento de la calidad y de la inocuidad de los alimentos", dijo a su vez Beatriz Campana, técnica del SENASA y docente de la Cátedra de Fruticultura de la FAUBA.
El proceso, añadió, "involucra desde la siembra de un cultivo, por parte del productor primario, hasta la mesa del consumidor, pasando por el empacador, el transportista y el comercializador”.
Campana explicó que las buenas prácticas agrícolas son "una herramienta fundamental para producir alimentos vegetales de manera inocua", a la vez que constituyen "una garantía de que no causarán daños al consumidor".
Detalló al respecto que “son normas, principios y recomendaciones técnicas que tienden a prevenir y a controlar la contaminación del producto, mientras está expuesto a numerosas fuentes relacionadas con el ambiente, el agua, labores culturales, instalaciones, equipos, utensilios y envases, personal, animales y plagas”.
Campana agregó que “también se busca evitar producir un mínimo impacto de las prácticas de producción sobre el ambiente, incluyendo la fauna y la flora".
Del mismo modo, se trata de "proteger la salud de los trabajadores y mejorar las condiciones de trabajo de ellos y de sus familias”, según las definiciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En este sentido, recordó la experta, en la Argentina existen guías de prácticas de higiene y agrícolas para la producción primaria, almacenamiento, empaque y trasporte en hortalizas, aromáticas y frutas, aunque no son obligatorias.
No obstante, advirtió, "es posible que en 2011 se incorporen al código alimentario argentino, lo cual implica que serían obligatorias", adelantó la docente de la FAUBA.
Santiago Soria, de CACER, se refirió a su vez al "Globalgap", el principal protocolo de buenas prácticas a nivel mundial, que tiene origen en la Unión Europea y hoy es implementado por 80 mil productores en 80 países.
“Las buenas prácticas se están imponiendo por necesidad y por imposición del mercado, que demanda productos de mayor calidad, sin contaminaciones y que respeten los derechos de los trabajadores y el medio ambiente", sostuvo Soria.
Eso, aseguró, "significa la posibilidad de mantener mercados actuales y de ganar nuevos, además de recibir mejores precios y reducir los costos de la producción”.
“El consumidor quiere saber la historia del producto y para ello se necesitan registros y sistemas de certificación, como las que incentiva Globalgap, junto con las practicas de manejo integrado de plagas (enfermedades, malezas e insectos) y el manejo integrado de cultivos, para la mejora y sustentabilidad de la producción a largo plazo”, concluyó el empresario.(Télam)./