Revelan desmonte sin pausa en Misiones: bosques más chicos y fragmentados |
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Aunque Misiones se presenta al país como una provincia “verde” y ejemplo en políticas ambientales, la realidad de su selva nativa parece alejarse cada vez más de esa premisa. Una reciente investigación desarrollada en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) reveló datos alarmantes sobre el deterioro de la Selva Paranaense, uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta.
El estudio, elaborado por el egresado e investigador Luis Sangel Polo Perdomo, analizó el impacto de la deforestación y la fragmentación en los últimos 30 años dentro del Corredor Verde misionero. Según los resultados, entre 1990 y 2020 se perdieron unas 130 mil hectáreas de bosque nativo en la zona, lo que equivale al 13% del área original que se buscaba conservar.
“La superficie de bosque que quedó se dividió en fragmentos más pequeños y aislados”, explicó Polo Perdomo. El tamaño promedio de cada parche forestal bajó de 285 a 215 hectáreas, mientras que la distancia entre ellos se multiplicó de 94 a 246 metros. “Esto perjudica la migración de especies, la dispersión de semillas y abre la puerta a especies invasoras”, dijo el especialista.
El fenómeno no es homogéneo en toda la provincia. El área más golpeada se ubica en el departamento de San Pedro, entre Dos Hermanas y Pozo Azul, donde el avance sobre la selva fue particularmente agresivo a ambos lados de la ruta que conecta con Eldorado. Para Polo Perdomo, esa región “amerita atención urgente”. El espejismo del Corredor Verde
La creación del Corredor Verde en el año 2000 fue una de las políticas más celebradas en Misiones. El objetivo era conservar y conectar las áreas protegidas existentes para fortalecer la resiliencia de la selva frente al avance del modelo agropecuario.
Pero los datos satelitales demuestran que, lejos de contener el desmonte, la pérdida de bosque continuó casi sin pausa.
“La fragmentación volvió más hostil el paisaje para la biodiversidad”, indicó el informe. La continuidad ecológica se ve cada vez más interrumpida por chacras, caminos, líneas eléctricas, loteos y urbanizaciones que no respetan criterios ambientales. A eso se suma una alarmante pérdida de capacidad estatal para controlar y gestionar el territorio.
En la última década, la gestión ambiental en Misiones se debilitó visiblemente. El presupuesto del Ministerio de Ecología cayó en términos reales, se redujo la inversión en conservación, faltan guardaparques y los controles forestales son cada vez más esporádicos o simbólicos. En el terreno, la presencia estatal se diluye. La Ley de Bosques ¿sirvió?
En 2007, con la sanción de la Ley Nacional de Bosques Nativos, se implementó un sistema de ordenamiento territorial que clasifica los bosques en tres categorías: rojo (de alto valor de conservación), amarillo (aprovechamiento sostenible) y verde (de bajo valor, sujetos a transformación).
Según el estudio, esta herramienta tuvo un impacto positivo, aunque limitado y discontinuo. “Entre 2010 y 2015, luego del ordenamiento realizado por Misiones en 2010, se dio la tasa de desmonte más baja de los últimos 30 años. Pero después de 2015, la tasa volvió a dispararse”, señaló Polo Perdomo.
La fragmentación se mantuvo baja en las zonas catalogadas como rojas, pero aumentó significativamente en las amarillas y fue crítica en las verdes. El investigador fue claro: “El ordenamiento solo no alcanza. Se necesita restauración activa, monitoreo permanente y gestión participativa para que la ley tenga efectos reales”. |
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