Información clasificada por www.sintesisagraria.com
  Gacetillas FAUBA La FAUBA en los medios Archivo  
Sacrificarán a 100.000 castores para evitar la pérdida de bosques nativos en Tierra del Fuego  
Foro Ambiental- 10-06-2017 -
  Nota publicada por: Foro Ambiental el 10-06-2017

Nota de origen:
Castores: advierten sobre el alcance de la invasión
Enviada por: FAUBA , el 20-06-2017

Esta noticia ha sido difundida por las siguientes agencias:
Todo Ciencia - Ecoticias - Noticias Ambientales - Cadena 3 - Coop. Agrop. Crnel. Bogado - Infocampo - Terra - Glencore Acopio - La Opinión - Agro Producción - Cortina Beruatto S.A. - El Sureño - Ushuaia Patagonia - TDF Noticias - Negocios Empresariales - Minuto Fueguino - La Nación - Clarín - La Capital / - Perfil - La Voz del Interior - Por el País - FM Mix - Iberoamerica - LU 5 AM - Portal Diario - Radio Universidad - Red 23 - 19640 Noticias - Diario Registrado - Entorno Inteligente - Jornada - Info Esperanza - Ahora es Cuando - Ahora TDF - Resumen Fueguino - Meneame - El Medio del Campo - Síntesis Agraria - Tiempo Patagónico - Primicias Rurales - Agrositio - El Medio del Campo - Síntesis Agraria - Diario del Oeste - Entorno Inteligente - Data Chaco - El Fueguino - 24 Con - FM 89.9 - Yahoo Noticias - Taringa - Uno - Fronteras Desconocidas - Noticias Las Heras - Noticias Fueguinas - ANA - El Once Digital - Crítica Sur - Resistencia Huemul - Noticias Ambientales - La Banda Diario - La Angostura Digital - Noticias Las Heras - Diario Express - 94 Diez - El Diario Deseadense - Patagonia Ambiental - Patagonia Ambiental - Agendar - Agendar - Ushuaia Patagonia - Ushuaia Patagonia - La Prensa - Jornada - Energías Patagónicas - Patagonia Ambiental -

Consulte esta noticia en el sitio que fue publicada

En 1946, la Armada argentina liberó 20 castores canadienses en Tierra del Fuego, en el extremo sur del país, para fomentar la industria peletera. La idea no convenció a los escasos residentes de esa isla inhóspita, pero para los roedores fue como llegar al paraíso: tenían bosques abundantes en los que alimentarse, ríos en los que construir sus madrigueras y ningún depredador –como osos y lobos– a la vista. 70 años después, el número de ejemplares de esta especie exótica invasora se ha multiplicado por 5.000 y ha destrozado una superficie boscosa equivalente a casi dos veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires. Su impacto sobre el entorno parece el resultado de una bomba. "Lo que antes era un bosque de ribera, ahora es un pastizal con árboles cortados, muertos de pie y ahogados", describe el biólogo Adrián Schiavini. Este integrante del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) está al frente de un reto titánico: erradicar a los castores de Tierra del Fuego para salvar sus bosques nativos.

Los árboles de ribera del Hemisferio Norte, como sauces o álamos, rebrotan si son cortados por un castor. Las lengas, los ñires y los coigües, especies autóctonas de esta isla compartida por Argentina y Chile, evolucionaron sin este roedor y mueren si las cortan. Su crecimiento es además muchísimo más lento: para alcanzar los 15 metros una lenga necesita entre 80 y 100 años. Un castor tarda tan solo unos días en derribar este árbol y, en el caso de ejemplares jóvenes, con troncos de entre 20 y 30 centímetros de diámetro, son suficientes unas pocas horas de trabajo con sus afilados dientes.

Con las pequeñas ramas cortadas construyen diques perfectos. En el norte, los embalses protegen a las madrigueras de sus predadores, pero en el sur es una defensa innecesaria que, además, causa la muerte de las raíces que quedan bajo el agua. "Cuando lo vi me recordó a Polonia en la Segunda Guerra Mundial, donde todos los grandes bosques habían sido bombardeados, incendiados y muertos en pie. ¿Qué pasó acá, no? Lo que había pasado era el castor", dice el naturalista Claudio Bertonatti, en el documental Castores: la invasión del fin del mundo, de Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi.

Las autoridades del Gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego, que mantiene acciones de conservación y protección de la biodiversidad en conjunto con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y el Centro Austral de Investigación Científica (CADIC) del CONICET, justificaron la medida contra los castores debido a que “pertenecen al grupo de especies exóticas, considerado la primer causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial y en áreas protegidas, particularmente”.



Un reclamo turístico

La población local tiene una relación ambigua con el animal invasor. Uno de los principales atractivos turísticos de la isla es el Cerro Castor, una simpática mascota reparte folletos turísticos a los visitantes de Ushuaia y la carne de este roedor puede encontrarse en restaurantes de esta ciudad, situada 3.100 kilómetros al sur de Buenos Aires. Pero las autoridades fueguinas lo declararon "especie dañina y perjudicial" ya en 2006. "Los daños no son sólo ambientales. El castor genera también problemas de salud, económicos y culturales", advierte Diego Moreno, secretario de Política Ambiental, Cambio Climático y Desarrollo Sustentable. Los roedores destruyen puentes de madera, tapan alcantarillas para hacer embalses y son una amenaza para el consumo de agua porque pueden tener enfermedades o parásitos que queden en los cursos fluviales a través de su orina o heces.

Las autoridades han instado a los vecinos a cazarlos y vender sus pieles al pagar por cola, pero no ha funcionado porque cazan cerca de los caminos, sin adentrarse en zonas recónditas. La reducción de individuos por madriguera también ha sido insuficiente. Las alarmas saltaron en 1994, cuando se avistó el primer individuo en el continente suramericano y se tomó conciencia de que si cruzaban la isla el desastre sería mucho mayor.

En 2008, Argentina y Chile firmaron un acuerdo binacional para su erradicación y en los próximos meses se pondrá en marcha un proyecto piloto. "Hay una o dos colonias de castores por cada kilómetro de río. Queremos sacar todos los animales lo más rápido que podamos en ocho áreas. Creemos que podemos hacerlo en un mes y medio, pero es una aproximación, porque nunca se hizo", aclara Schiavini. Estará al frente de un equipo de 10 personas –preparadas para permanecer varios días en el bosque con temperaturas muy bajas y caminar grandes trechos– que irán a buscarlos provistos de trampas. El roedor que cae en ellas recibe un golpe en la cabeza y tiene una muerte rápida, según el experto.

En la fase piloto, que servirá para calcular el tiempo y coste de una erradicación completa, prevén matar entre 5.000 y 10.000 castores, es decir, como mucho el 10% de la población total, que se estima superior a los 100.000 individuos. El proyecto está coordinado por la Secretaría de Ambiente y cuenta con apoyo financiero de Naciones Unidas.

La decisión es polémica, pero cuenta con el respaldo de organizaciones medioambientales como Vida Silvestre. "Los castores son un ejemplo más de la introducción de exóticas en nuestro país con fines económicos, de entretenimiento o control de plagas y generan un grave problema para la conservación", expone Manuel Jaramillo, director de Conservación de esta ONG. En total, Argentina tiene registradas más de 400 especies exóticas invasoras. Jaramillo denuncia que ponen en peligro a la fauna y flora nativas y, en los casos extremos, provocan su extinción.

"Muy lamentablemente, a pesar de que alrededor del mundo se han intentado metodologías no letales ninguna ha sido exitosa", señala Jaramillo y pone como ejemplo el intento de controlar la fertilidad de los ciervos en Estados Unidos. "Hay que hacerlo con al menos el 80% de la población, una vez al año, durante 10 años. Eso es inviable en Tierra del Fuego", sentencia. El intento de eliminar una especie exótica es inédito en Argentina, pero no en el continente. Ecuador terminó con la plaga de cabras en las Islas Galápagos –que devastaron la vegetación y llevaron al borde de la extinción a la tortuga gigante– con una cacería realizada a través de helicópteros. Argentina quiere borrar al castor de su territorio, el proyecto piloto permitirá ver si es un objetivo alcanzable.



Una decisión polémica que divide a científicos, vecinos y activistas

Protectores de animales y científicos de Tierra del Fuego quedaron inmersos en una polémica a raíz de la implementación del plan de erradicación del castor.

La estrategia fue cuestionada por integrantes de la Asociación Amigos del Reino Animal Fueguino (Araf), quienes se oponen a los sacrificios y postulan que los roedores deberían ser capturados y trasladados a sus lugares de origen.

Araf emitió un comunicado en el que sostiene que debería controlarse la reproducción de castores para empezar a recuperar las áreas afectadas, pero que ni la “matanza” ni “la forma en que se lleva a cabo” constituyen soluciones satisfactorias.

La organización cuestionó la utilización de las 180 trampas con que un grupo de cazadores entrenados comenzó su labor en ocho zonas diferentes de la provincia seleccionadas por sus características particulares.

La asociación protectora insistió en que “expertos de otros continentes han desarrollado programas de capturas de animales vivos que luego son llevados por tandas a sus lugares originales”.

Por su parte, otros vecinos iniciaron una campaña de recolección de firmas por Internet donde también se exige que “se detenga la matanza de castores en Tierra del Fuego”.

El biólogo del Cadic y uno de los coordinadores del plan de erradicación del castor, Adrián Schiavini, recordó que la iniciativa no es propia de la provincia y tampoco del país, sino que forma parte de un acuerdo más amplio con autoridades chilenas, por lo que se consiguió financiamiento del Fondo Ambiental Mundial (GEF) gestionado por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

"Esta es una decisión de dos países a partir de un tratado internacional, y no de un loco que quiere cazar castores", afirmó el científico e investigador principal del Conicet.

Schiavini contó que en las últimas horas mantuvieron una reunión con la presidenta de Araf, Rosana Vélez, y con una abogada especialista en derecho animal, y dijo que el resultado fue “positivo”, porque “si bien ellos no están de acuerdo con la matanza de castores, y quedaron en acercar una propuesta para contener su natalidad, al menos manifestaron entender los motivos de esta decisión”, señaló el biólogo.

Fuente: El País / Télam (15.12.16)