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Hallazgo científico de la FAUBA, para el control de plagas  
Amanecer Rural- 28-08-2012 -
  Nota publicada por: Amanecer Rural el 28-08-2012

Nota de origen:
Encontramos el punto débil del insecto
Enviada por: FAUBA , el 27-08-2012

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Investigadores de la FAUBA, financiados por elUSDA, realizaron un hallazgo científico en conjunto con la Universidad deIllinois, que permitiría avanzar en la búsqueda de tecnologías para controlarla mayor plaga de EE.UU., que ya cruzó a Europa y podría instalarse en laArgentina.


Financiados por el Departamentode Agricultura de Estados Unidos (USDA), investigadores de la Facultad deAgronomía de la UBA (FAUBA) realizaron un hallazgo científico junto con laUniversidad de Illinois, que permitiría avanzar en el control de la mayor plagaque afecta a la agricultura de Estados Unidos, la Diabrótica virgifera, un gusano que se alimenta del maíz y que encada campaña provoca pérdidas por mil millones de dólares. En los últimos años,el problema también involucró a la soja y se extendió hasta Europa, con laposibilidad de llegar a la Argentina.





“Encontramos el puntodébil del insecto”, se enorgulleció Jorge Zavala, investigador de la Cátedra deBioquímica de la FAUBA, quien inició los estudios sobre esta plaga mientrashacía su pos doctorado en la Universidad de Illinois, junto a científicos estadounidensesy argentinos. El descubrimiento revela la causa de un extraño comportamientodel gusano que intrigó a los investigadores durante años, por su capacidad decambiar la conducta alimenticia en breves períodos de tiempo, y permitiríacomenzar a desarrollar nuevas tecnologías para encontrar soluciones a unproblema de gravedad.




Diabrótica virgifera es la plaga más importante de Estados Unidos ycada año genera pérdidas millonarias en el principal cultivo de ese país, elmaíz. Según el USDA, afecta a unas 15 millones de hectáreas, sobre unasuperficie total de 40 millones de ha sembradas con el cultivo, con mermas derendimiento equivalentes a 800 millones de dólares y otros 200 millones, que sepierden por costos de aplicación de agroquímicos. En la Argentina, si bien nose encuentra esta especie (sí la Diabróticaspeciosa, pero que no es una plaga), existe una luz amarilla al respecto,puesto que en los últimos años logró cruzar el océano y llegar a Europa.




En EE.UU.,originalmente este insecto se alimentaba de zapallos, pero hace mucho tiempocomenzó a nutrirse del maíz (las larvas se alimentan de sus raíces y producenel vuelco del cultivo) y, favorecido por el monocultivo, se hizo plaga. Losagricultores del Corn Belt (el cinturón maicero estadounidense) encontraron enla rotación con soja una estrategia eficiente para controlar la plaga, hastahace 15 años, cuando los insectos volvieron a esquivar los intentos del hombrepor mantenerlos a raya de la producción y sumaron a la soja como parte de sudieta. Con esto, provocaron un problema mayor, pues este cultivo se siembrasobre otras 29 millones de hectáreas en el país del norte.




Según explicó Zavala:“Hubo una selección muy extraña, porque una parte de los insectos comenzó aponer sus huevos en soja (que no es su alimento normal), en los mismos camposque al año siguiente se cultivaban con maíz. Así se fue generando una nueva poblaciónque saltó la rotación. Llama la atención cómo un insecto puede depositar sushuevos en una planta (la soja) que no es adecuada para su progenie, ya que lasraíces de soja no son un alimento apropiado para las larvas de Diabrótica. Sobre todo porque la sojatiene una serie de compuestos antidigestivos (llamados inhibidores de proteasa)que actúan como defensas contra sus predadores”.



La clave

Durante su estadíapost doctoral en la Universidad de Illinois (EE.UU.), Zavala encontró lasdiferencias que existen entre la Diabróticavirgifera de tipo salvaje y la variedad resistente a la rotación paratolerar las defensas de la soja, una capacidad que hasta ahora no había podidoser explicada por la ciencia. “Recolecté los insectos adultos en el campo, medíla actividad de las enzimas en sus intestinos y comprobé que los resistentes ala rotación tienen una mayor actividad que los tradicionales y una mayorsupervivencia”, sostuvo el profesor de la FAUBA.




En los últimos tresaños, tras regresar a la Argentina, Zavala continuó realizando sus estudiosdesde la Facultad de Agronomía de la UBA en colaboración con los profesoresManfredo Seufferheld y Joseph Spencer, de la Universidad de Illinois, y MatíasCurzi, de la Cátedra de Bioquímica la FAUBA, quien realizó su maestría en estetema. A partir de entonces, y con el financiamiento del USDA, incorporaron a lainvestigación una mayor cantidad de poblaciones y de repeticiones para reforzarsu validez científica. “Era algo muy nuevo y con gran impacto en el mercado,por eso queríamos estar seguros antes de publicar”, advirtió.




Estas investigacionespermitieron encontrar una de las principales causas por las cuales el insectose volvió resistente: “Empezó a expresar una mayor cantidad de enzimastolerantes a los compuestos antidigestivos. No significa que los adultos puedancomer soja eternamente, pero pueden sobrevivir hasta siete días, tiemposuficiente como para oviponer en la soja y, al año siguiente, permitir que las larvascausen daños severos en los cultivos de maíz. La variedad salvaje no se alimenta de soja y, si come,muere al poco tiempo”.




“Ahora conocemos laimportancia de los inhibidores y sabemos que también pueden ser el punto débildel insecto, con lo cual podemos empezar a trabajar en la solución. Desde elpunto de vista de la manipulación genética, podríamos sobre expresar estosinhibidores u otras defensas de la soja para que los insectos no las puedantolerar, por ejemplo”, dijo Zavala, y advirtió: “Hasta ahora, la biotecnologíano logró dar respuestas al problema. Si bien hace unos cuatro años se anuncióun evento biotecnológico efectivo en maíz contra de Diabrótica, ya se comenzó a encontrarresistencias a la toxina del BT”.



La chinche, un problema local

En la cátedra deBioquímica de la FAUBA, Zavala cuenta con la colaboración de cuatro estudiantesde doctorado, tres de post doctorado y otros de grado. Además de Diabrótica, el grupo estudia a lachinche verde (Nezara viridula).“Queremos entender por qué la chinche se alimenta de soja, pese a las defensasque tiene el cultivo. Para eso analizamos cómo responde la planta ante elataque de los insectos, y el efecto de los inhibidores sobre ellos”, explicó.




La chinche es unproblema muy grave en la Argentina (para controlarla, en cada campaña seaplican insecticidas sobre 3,5 millones de hectáreas), también en otros paísesde América latina y en el sur de Estados Unidos. Se trata de una plagasilenciosa, puesto que causa daños invisibles en el cultivo, que afectan a la calidadde las semillas para germinar y a sus propiedades nutritivas. Además, generaabortos, granos vanos y disminuye el rendimiento. El agricultor recién percibeel problema en la cosecha, cuando obtiene un precio castigo por su producto.




“Este insecto tambiénse está haciendo más importante que otras plagas porque, mientras loslepidópteros pueden ser controlados con cultivos transgénicos, aún no existeneventos biotecnológicos para las chinches”, concluyó Zavala.





Fuente: Prensa FAUBA