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Un plan forrajero para evitar la extinción del venado de las pampas  
La Voz del Interior- 06-09-2016 -
  Nota publicada por: La Voz del Interior el 06-09-2016

Nota de origen:
Buenas nuevas para el venado de las pampas
Enviada por: FAUBA , el 07-09-2016

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“Buenas nuevas para el venado de las pampas”, se titula una nota difundida por el Servicio de Divulgación Científica “Sobre la Tierra” de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), en la que se detalla un proyecto liderado por investigadores de esa casa de altos estudios, la Administración de Parques Nacionales y la Fundación Vida Silvestre Argentina, que consiste en mejorar la oferta de pasturas y forrajes para ayudar a aumentar la población de estos animales.

La iniciativa se está llevando adelante en el Parque Nacional Campos del Tuyú, al sur de la Bahía de Smaborombón, donde habitan unos 150 venados de las pampas, una especie que figura en el Libro Rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Los resultados fueron exitosos: la dieta que más prefiere el venado aumentó en calidad y cantidad, lo que alienta las esperanzas de los científicos en cuanto a la conservación de la especie.

Alcances

“El proyecto para conservar el venado arrancó hace más de tres décadas, cuando el parque nacional era aún una reserva de vida silvestre de la FVSA. Como en la reserva no estaba permitido el pastoreo ni hacer cortes o quemar, la vegetación típica eran pastos altos de bajísima aptitud forrajera. Como veíamos que en los campos ganaderos vecinos sí había buenos pastos y que los venados saltaban el alambrado para comerlos cuando no estaban las vacas, decidimos hacer un manejo amigable para ambas especies en los establecimientos linderos”, contó Adriana Rodríguez, docente de la cátedra de Forrajicultura de la FAUBA.

En los experimentos previos, publicados el pasado mes de agosto en la revista científica Ecología Austral, Adriana y su equipo habían visto que al implementar un pastoreo rotativo en los campos vecinos, la oferta de buen forraje aumentaba sensiblemente. “Nos interesaban en particular las lomas de conchilla, que son sectores muy productivos. Allí manejamos el pastoreo bovino con alambrado eléctrico, cortando el pasto a finales del verano y excluyendo a las vacas desde marzo hasta agosto. En esa ventana de tiempo entran los venados y comen muy buenos pastos y leguminosas, en cantidad. En agosto se levanta el alambrado, y las vacas (justo por empezar a parir) disponen de gran cantidad de forraje acumulado. Por lo tanto, se benefician tanto los venados como las vacas”, explicó la investigadora.

Venados en el tobogán

Fernando Miñarro, coordinador de los programas Pampa y Gran Chaco en la Fundación Vida Silvestre, señaló que, en los últimos 30 años, la población de estos animales viene decreciendo de manera sostenida a un cuatro por ciento anual.

Sin embargo, para sorpresa de los investigadores, los experimentos realizados no sólo permiten pensar en un futuro menos negro para el venado de las pampas, sino que también abrirían nuevas alternativas de uso para la región.

Rodríguez profundizó más en estas ideas: “Hace algunos años, las autoridades del Parque Nacional Campos del Tuyú nos permitieron hacer estudios con la vegetación. Así fue como descubrimos que al cortar mecánicamente las áreas con espartina, un pasto de pobre calidad, y permitir que la luz del sol llegue hasta el suelo, en uno o dos años aparecen pastos invernales de mucha calidad. Es el caso del agropiro criollo y la cebadilla criolla, dos especies preferidas por el venado, a las que antes sólo se las encontraba en las lomas. También verificamos esto con la leguminosa Melilotus”.

Además, la investigadora detalló que “el agropiro criollo es un pasto al que se lo consideraba prácticamente extinguido. A veces aparecía bajo la protección de los alambrados, por ejemplo, donde no llegaba el ganado. Por fortuna, nuestros estudios, financiados por Ubacyt y por proyectos de la FVSA, pusieron en evidencia que esta especie está más presente de lo pensado, y que existen alternativas, usando la cabeza y la paciencia, para realizar manejos beneficiosos tanto para la producción ganadera como para la conservación. Y al hablar de conservación me refiero ya no sólo al venado, sino también a los diferentes recursos genéticos de la zona”.