Científicos argentinos logran avances para combatir el mal de la vaca loca |
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Las vacas ya no estarán más locas. La Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), a través del Laboratorio de Biotecnología Animal, logró eliminar el gen de la vaca loca en embriones luego de haber realizado estudios en colaboración con científicos de Alemania y los Estados Unidos. Esta conquista pone a la Argentina en lo más alto a nivel internacional en relación a la resolución de un problema que, felizmente, no afecta al país.
El mal de la vaca loca, o encelofatía espongiforme bovina, es una enfermedad que afecta a las vacas y de aparición recientemente nueva. Los primeros casos se conocieron a mitad de la década del ´80 y luego se dieron otros a mitad de los ´90. La enfermedad se detectó en ganado de Gran Bretaña. Coloquialmente, se la llama mal de la vaca loca es porque se trata de una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central. Cuando los animales son infectados el mal evoluciona de manera progresiva hasta que mueren.
El logro alcanzado por la FAUBA representa un avance en el combate de una temida enfermedad que afecta a los bovinos y que se puede transmitir a humanos. El trabajo permitió poner a punto en nuestro país una nueva técnica de edición genética, denominada Crispr/Cas9 (tijera genética), que podría generar nuevos conocimientos en las áreas de la medicina humana y la producción animal. Esto permitirá, a su vez, generar nuevos negocios a partir del desarrollo de aplicaciones en el sector pecuario.
La investigación fue publicada en la edición de julio de la revista Theriogenology y su principal autora fue Romina Bevacqua. Los estudios fueron financiados por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, a través de un PICT/2013.
En el proyecto “Temas abiertos transposones y CRISPR para la edición génica de ovinos y bovinos” también participaron miembros del Laboratorio de Biotecnología Animal de la FAUBA como Rafael Fernández Martín, Virginia Savy, Natalia Canel y su director, Daniel Salamone. Además, participaron Oscar Taboga y María Inés Gismondi, del INTA Castelar, y Sergio Ferrari, de la Universidad Maimónides. Parte de los trabajos se realizó con la colaboración de Heiner Niemann, investigador del Instituto de Genética de Animales de Granja (FLI, por sus siglas en alemán), Alemania, y con la empresa Recombinetics, de Minnesota, Estados Unidos. En ambos países, Bevacqua llevó a cabo diferentes estadías posdoctorales.
“Aplicamos esta nueva estrategia de tijeras moleculares para hacer tres tipos de modificaciones en el genoma. Por un lado, introdujimos cambios muy pequeños (mutaciones) como los que ocurren de forma natural, pero de forma dirigida a ciertos genes de interés, que en nuestro caso fue el de vaca loca. Por este motivo, algunos investigadores en el área comenzaron a hablar de evolución acelerada”, informó Bevacqua desde Estados Unidos, al sitio de divulgación científica de la FAUBA, Sobre la Tierra. Allí continúa realizando sus estudios en la Universidad Rockefeller.
“Por otra parte, mostramos que es posible aplicar esta tecnología para insertar un gen de interés de forma precisa en el gen de vaca loca y, finalmente, demostramos que podemos cortar en más de un lugar del gen para eliminar un fragmento grande del mismo o eliminarlo por completo”, añadió.
Esto quiere decir que, al poder remover el gen que provoca el mal, la vaca no puede ser afectada por la enfermedad. Salomone detalló que la investigación permitió evaluar el uso de herramientas de edición genética para remover genes de un embrión y reemplazarlos por otros de interés. Asimismo, aclaró que la Argentina es un país libre de la enfermedad de la vaca loca, pero que Europa, Estados Unidos y otros países sufrieron grandes problemas.
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