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GANADERIA: UN TIEMPO DE PACIENCIA  
Un artículo de Raúl Milano, director Ejecutivo de Rosgan Después de esperar durante tantos años un cambio de orientación política en relación a la ganadería, no nos debe ganar la impaciencia en este momento. La producción ganadera no es como la agricultura, de ciclos cortos; por el contrario, sus ciclos generalmente llevan muchos años. Después de reiniciar un proceso de finalización de intervenciones, con la posibilidad cierta de volver a exportar a todos los mercados del mundo, los ojos de los productores están puestos en los pocos remates de invernada, los precios que logra el gordo en el Mercado de Liniers y por último, en los valores de los cortes en la carnicería. Para comprender el momento actual, a esa foto de los tres grandes escenarios hay que convertirla en una película: Hasta ahora los únicos que pudieron hacer alguna diferencia fueron los criadores; los invernadores están como a mitad de camino; y los carniceros aprovecharon todo el envión de la primera semana de diciembre provocando aumentos máximos en todos los cortes, pero sin tener en cuenta las pronunciadas bajas de los días posteriores. Ahora, el criador está esperando el primer trimestre del 2016 para ver si los altos valores de los últimos meses del año seguirán sostenidos, o si la salida de la zafra aportará un volumen que calme las apuestas. Si bien, todos saben que habrá un poco más de terneros, que irán saliendo tal vez más lentos por los atrasos de las inundaciones; las expectativas sobre el sector son tantas que apretarán fuertemente la retención, no sólo de hembras, sino también de terneros, para llevarlos a una recría. Así, los posibles 500.000 nuevos animales serían igualmente escasos para tanta ilusión puesta a futuro. Los invernadores, tanto tradicionales como feedloteros, ya tienen claro que el maíz no será la variable de ajuste para obtener buenos márgenes de engorde y terminación. Con el cambio de ciclo político, ocurrió una liberación de precios que solamente ajustará en la próxima campaña, de acuerdo al resultado de la cosecha que termina en marzo y que promete ser importante. La rentabilidad del maíz devolvió a muchos productores la esperanza de rotar sus cultivos y volver al formato tradicional de sustentabilidad. La industria -gran perjudicada durante estos años- llega con pulmotor al inicio de la verdadera maratón. La gran carrera del futuro de la cadena de ganados y carnes la encuentra diezmada, sin fuerzas y con el último aliento para poder comenzar a disfrutar de un periodo que augura en los próximos años más faena y abundantes destinos de colocación. Sería bueno, en esta nueva etapa, poder sincerar mucho más a un sector que sobrevivió con dobles estándares sanitarios y con niveles de marginalidad impositiva que solo lograron complicar más a quienes cumplen todas las normas.