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Panorama sanitario del cultivo de cebada, campaña 2013  
El cultivo de cebada se encuentra en general en el estadío de espigazón o emergencia de espiga, aunque se observan varios lotes de siembras tardías en estado de encañazon.



El sur y sudeste bonaerense, donde predominan la cebada y el trigo como cultivos de invierno, ha sido la zona que mas lluvia a recibido, hasta 150 mm en septiembre y hasta 75 mm en octubre. Las condiciones meteorológicas reinantes en estos dos últimos meses han promovido la manifestación de algunas enfermedades en el cultivo de cebada, principalmente manchas foliares causadas por hongos.



Entre las más frecuentes determinadas en el Laboratorio de Patología Vegetal de la UIB se pueden mencionar la mancha en red, causada por Drechslera teres (Figura 1), la escaldadura por Rhynchosporium secalis (Figura 2), ambas con mayor incidencia respecto de la campaña anterior, y en menor medida, la mancha borrosa por Bipolaris sorokiniana (Figura 3).







Figura 1




Figura 2





Figura 3




Producto de la epifitia del salpicado necrótico de la cebada (SNC) por Ramularia collo-cygni (Figura 4) ocurrida en la última campaña, muchos productores permanecen alertas a la aparición de síntomas tempranos para tratar de anticiparse o responder a tiempo a un posible ataque.





Figura 4



En el Laboratorio de Diagnóstico de la UIB se han confirmado cuatro casos de esta enfermedad, de lotes del sudeste bonaerense. Esto pone en evidencia que el ambiente ha sido predisponente para la expresión de la enfermedad. Por lo tanto, resulta oportuno recordar algunas características que deben ser tenidas en cuenta para un diagnóstico inicial en el campo, de las diferentes enfermedades foliares de la cebada, y los momentos en que es factible aplicar diferentes medidas de manejo o control.



En estadíos tempranos (antes de la espigazón) los síntomas del SNC consisten en manchas necróticas marrones de 1 mm, con pequeño halo clorótico que pueden confundirse con los síntomas iniciales provocados por otros patógenos. Por ello es importante seguir el desarrollo de las manchas y ante la duda, recurrir a especialistas y/o laboratorios de diagnóstico.



Un diagnóstico temprano es crucial para el manejo de la enfermedad, centrado en la rotación (campañas venideras) y el control químico. Éste último se basa en la utilización de dobles o triples mezclas de funguicidas (estrobirulinas, triazoles, carboxamidas) aplicados a tiempo.



La etapa del cultivo en la que es recomendable la aplicación de funguicidas comienza a principios de encañazón y se extiende hasta mediados espigazón (mitad de la inflorescencia emergida o espiga embuchada).



Más información:
Dra. Azucena Ridao, Directora del Laboratorio de Diagnósticos de Patología Vegetal:

ridaoaz@balcarce.inta.gov.ar – ridao.azucena@inta.gob.ar