sintesisagraria.com
Versión para imprimir
Volver al inicio
Que el remedio no sea peor que la enfermedad  
Frente al aumento de la carne vacuna para el consumo interno, el gobierno decidió triplicar las retenciones a la exportación llevándolas del 5 al 15 por ciento, decisión que nuestra organización no comparte.

Pero resulta más inquietante aun que dos importantes entidades del sector, la Sociedad Rural Argentina y Confederaciones Rurales Argentinas hayan formulado una propuesta que rechazamos. Sus respectivos titulares, Luciano Miguens y Mario Llambías, pidieron que se habilite la importación de carnes. Es decir, plantearon un remedio que bien puede ser peor que la enfermedad. Terminantemente, no compartimos esta posición:

En primer lugar, porque implicaría un alto riesgo para el estado sanitario de nuestros rodeos, ya que los eventuales proveedores podrían ser países de la región, alguno con aftosa y otros de dudoso control sobre esta enfermedad bovina y otras. Esto podría exponer a nuestro país a sanciones parecidas a las que están sufriendo esas naciones, generándonos un abierto retroceso en materia sanitaria.

Por otro lado, advertimos una clara intención: que nuestro pueblo consuma carne de baja calidad mientras los grandes ganaderos (un 10% de los productores) y la corporación de frigorífica seguirán haciendo pingües negocios con la exportación de nuestras mejores carnes.

E, insistimos, no estamos de acuerdo con las retenciones, cuyo costo invariablemente retrocede hacia los productores. De todas maneras, frente al hecho consumado, reclamamos con toda energía que los fondos recaudados se apliquen a un efectivo plan ganadero nacional que establezca como prioridad la consolidación de los pequeños y medianos productores de este rubro, instrumentando programas de desarrollo sostenible y proveyendo infraestructura, genética, programas de capacitación, etc.

También nos preguntamos ¿no se le ocurrió a nadie indagar por qué aumentan el mismo ritmo que los cortes de exportación los que sólo tienen por destino el consumo interno popular, como el asado, la marucha, carnes con huesos y otras?. En realidad, la mirada debe posarse sobre el supermercadismo y otros actores de la cadena que provocan aumentos desproporcionados, medrando con el esfuerzo de muchos y con la población, a la que obligan a pagar precios que nada tienen que ver con lo que perciben los auténticos productores. Además, sería de alta importancia que se establezca un programa de se promoción de carnes alternativas, como ovina, porcina, aviar, etc.

Este debate sobre las carnes (los aumentos, la inflación y otros aspectos) requiere no equivocar el diagnostico y comenzar a desmontar el poder de los grupos concentrados y oligopolizados de la economía, acuñados durante los 90 que tienen la capacidad de ser formadores de precios y hasta de opinión.

A la vez, recalcamos y exhortamos a que se comience a transitar el camino hacia una política ganadera nacional que centralmente tenga en cuenta a los pequeños y medianos ganaderos de todo el país.