Un sencillo pero emotivo acto sirvió de marco para la entrega de diplomas a los primeros profesionales operarios de tambo de nuestra región
El INTA organizó en General Villegas El Profesional Tambero, un curso destinado a operarios del tambo que se viene realizando en distintas provincias del país junto a instituciones y empresas del sector.
Durante 3 meses, una treintena de operarios de tambo concurrieron semanalmente a las clases dictadas por especialistas del INTA y técnicos del sector privado, en las que se combinó teoría con prácticas a campo en establecimientos de la zona.
En estos encuentros se trabajaron los temas centrales de la producción lechera, como el uso y cuidado de maquinarias, la crianza de terneros, el ordeño, la máquina de ordeño y los equipos de frío, la calidad de la leche, la reproducción, entre otros. El encuentro de los conocimientos técnicos de los especialistas, con la experiencia práctica de los tamberos, fueron la clave para lograr una activa participación en las clases y asistencia casi perfecta, aún con participantes viajaron semana a semana cientos de kilómetros para poder presenciarlas.


Un acto lleno de orgullo y emoción

El acto de graduación tuvo lugar en el salón del Club Atlético Villegas, y contó con la presencia de los egresados junto a sus familiares, capacitadores del INTA y empresas privadas, instituciones locales, y autoridades del INTA de General Villegas.

La Ing. Agr. Alicia Otero, coordinadora de Desarrollo del INTA General Villegas, abrió los discursos con unas breves palabras donde destacó el compromiso de los tamberos y los propietarios de los establecimientos para asegurar la participación de todos, y donde agradeció a las empresas locales y entidades que hicieron posible la realización del mismo. También puso énfasis en la calidad de las clases dictadas por los capacitadores, y la colaboración de productores lecheros de la zona, quienes facilitaron sus instalaciones para realizar las prácticas.

Luego, el Ing. Agr. Luis Pérez, director del INTA General Villegas, resaltó la posibilidad de que los operarios se capaciten formalmente, a fines de mejorar la eficiencia de los sistemas productivos, dar una respuesta a las demandas de la producción lechera, y finalmente lograr mejorar la calidad de vida de las familias.

Los discursos dieron paso a la entrega de diplomas acompañados por un presente a cada uno de los egresados que completaron el curso: Adrián Actis, Bernadina Ayala, Eliseo Ayala, Victor Ayala, Dario Carello, Nora de Coronel, Luis Coronel, Jorge Delgado, Dario Farias, Anibal Gimenez, Claudio Gimenez, Patricia Guerrini, Victor Lamberti, Sergio Leiva, Gustavo Lucero, Miguel Angel Martinez, Luis Medero, Matías Montiel, Juan Moyano, Oscar Olivera, Francisco Panchin, Miguel Panchin, Martín Ponzi, Jesús Serrano, Pedro Sicre y Pablo Smith.

La experiencia en palabras

“Yo vine desde Onagoity, hacía alrededor de 110km cada semana para llegar. Hace 20 años que soy tambero y me gusta el oficio, el curso me ha servido muchísimo, me he encontrado con gente muy capaz. Aunque me gusta mucho la parte de reproducción y alimentación, de todos los temas saqué algo para aprender”, indicó Victor Lamberti, uno de los primeros egresados.

Y rescató también el apoyo que recibió del propietario del tambo: “Mi patrón siempre me decía que cuando saliera algo para aprender íbamos a poder hacerlo. Fue un sacrificio porque en el tambo después de la mañana quedaban los demás empleados haciendo tareas y yo tenía 3 o 4 horas de clase y unas 3 horas más de viaje. Es que capacitarse me suma a mi y a él, nos sirve a ambos”.

Por otro lado, la Ing. Agr. Alicia Otero explicó que: “La actividad lechera no es la principal, pero sí es importante en nuestra región y creemos que la capacitación en mano de obra es una área donde nosotros podemos hacer un aporte concreto. Y el tambo es una actividad en permanente evolución y cambio, y necesita que su personal esté al día, en una actitud positiva frente a esa evolución”.

Y realizó un balance sobre la primera edición del curso: “Fue nuestra primera experiencia en una capacitación tan larga, y hoy creo que la oferta fue acorde a lo que la gente esperaba, porque los alumnos permanecieron en el curso, se comprometieron, y para un tambero el espacio para una actividad de este tipo se hace relegando tiempo de descanso. En el grupo se generó un lugar de intercambio, de confianza, donde se podía preguntar, dar consejos, intercambiar, y eso ayudó a que se conforme un buen grupo que hizo que cada uno tenga mayor pertenencia a esta actividad”.