Hoy la juventud agraria es la principal víctima de las políticas agropecuarias delineadas por este modelo que viene aplicando el gobierno nacional. Todos los días se profundiza la concentración de la tierra y de la producción. La situación es extremadamente compleja para los productores más pequeños de las economías regionales, quienes reciben precios que no cubren ni siquiera los costos de producción y el endeudamiento se generaliza y se profundiza a diario en los productores de la Pampa Húmeda. Todo esto nos empieza a recordar realidades de otros tiempos, como los años ‘90, a los que nadie quiere volver. En este marco, la juventud es la primera expulsada del sector agropecuario por estar atravesada por diferentes problemas. Muchas veces esos problemas varían de acuerdo a la realidad productiva y territorial de cada uno. La dificultad de acceso al agua, a la salud y a la educación por falta de sostenimiento y cierre de las escuelas rurales, el despoblamiento de las zonas rurales y en consecuencia del avance del monocultivo, la falta de incentivo para producciones que liguen a los jóvenes al campo para poder llegar a ser productores; estos y otros más son los problemas que se expresan en cada región. A su vez, la necesidad más sentida por todos los jóvenes es la imposibilidad de acceder a la tierra para planificar nuestro futuro en los pueblos que nos vieron nacer, logrando así revertir el desarraigo de miles y miles de pibes que día a día deben abandonar sus lugares de orígenes para ir a buscar suerte en las grandes ciudades, muchas veces, engrosando los grandes cordones de pobreza. Frente a esto es que no entendemos bajo qué criterios los miembros de la CANPO afirman que el Estado no sólo está presente en todas las pequeñas localidades, sino que además garantizan una política de equidad e inclusión. ¿Cómo un gobierno que con su política agropecuaria ha llevado a la desaparición a más de 60.000 pequeños y medianos productores entre el 2003 y 2008 (según datos oficiales) puede ser un gobierno que aspire a una Argentina donde dichos productores en general puedan desarrollarse y los jóvenes en particular puedan planificar su futuro en las localidades que los vieron nacer? Julián Domínguez afirma que los jóvenes de la CANPO representan la aspiración y el sueño de industrializar la Argentina. Para eso primero necesitamos un Estado que tome medidas para democratizar el uso y tenencia de la tierra en nuestro país para los pequeños y medianos productores y la juventud agraria. La juventud siempre es en esencia propulsora de cambios, y los cambios se construyen en la lucha por transformar la realidad. Desde la juventud de la Federación Agraria Argentina peleamos día a día convencidos de que otro modelo agropecuario es posible, donde los beneficiarios no sean el capitalismo de amigos, los grandes concentradores de la tierra y la producción y los monopolios agroexportadores. Sino que queremos políticas públicas diferenciadas para que los pequeños y medianos productores dejen de desaparecer y se priorice una agricultura con agricultores. No solamente para el desarrollo de nuestro sector, sino también para el florecimiento de un país más justo e inclusivo para todos los sectores populares.