La convocatoria al encuentro desarrollado en el salón comunitario de El Mankewe, base del Cerro Chapelco, fue realizada por la Dirección de Producción Forestal del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, el Asentamiento Universitario de San Martín de los Andes de la Universidad Nacional del Comahue y el INTA, junto al Centro INTI Neuquén a través de la Unidad de Extensión de San Martín de los Andes. Participaron integrantes de las comunidades Chiuquilihuin, Catalán y como anfitriones, representantes de la comunidad Vera.
Bajo la consigna “aprender del otro” se trabajó el intercambio de experiencias, en especial dentro de la actividad forestal, ya que la comunidad Vera maneja actualmente una plantación de aproximadamente 80 hectáreas de pino ponderosa y murrayana, especies maderables. Por su parte, y en línea con la temática, la comunidad de Chiuquilihuin planea poner en funcionamiento una carpintería y la de Catalán proyecta adquirir un aserradero móvil.

En consecuencia, fue significativa para los concurrentes la práctica compartida por el “Lonko” y la tesorera de la comunidad anfitriona, quienes detallaron su trabajo desde el concepto comunitario, relacionado con una economía social del trabajo. “En contraposición a la mirada de una empresa, -explicó Mariana Ganuza, integrante de la Unidad de Extensión de San Martín de los Andes del INTI- la empresa pretende una renta y el trabajador, llega, cumple un horario y se va. Vemos aquí cómo le cuesta a la gente de la comunidad, que es históricamente asalariada, dejar de pensar esta tarea forestal en esos términos, que no lo tomen como asalariados sino que se conciba como algo propio y en beneficio de su comunidad”.

También, participaron como generadores de la propuesta, Fernanda Izquierdo, referente del INTA, Gabriel Stecher por la Universidad del Comahue y Gabriel Zalazar por parte de la Dirección de Producción Forestal.

Zalazar brindó una charla en la cual explicó la legislación vigente de Inversión para Bosques Cultivados que fue recibida con mucho interés, ya que a través de la misma, los pequeños productores y comunidades de pueblos originarios pueden gestionar un adelanto de dinero que llega al 50% para las actividades forestales de plantación, poda y raleo.

Otras de las actividades programadas se efectuaron en el bosque cultivado, donde se llevó a cabo una práctica de aserrado de madera. También se analizaron detalles y características del aserradero móvil que trabaja la comunidad Vera y se evaluó la importancia que tuvo la compra de una afiladora y la utilidad de las capacitaciones que recibieron para operar la maquinaria. En cuanto a la comercialización, se profundizó sobre el funcionamiento del mercado local y la acertada decisión de la comunidad de trabajar “por pedido”, para luego avanzar en el agregado de valor.

La mejora continúa

El aporte del INTI fue a través de una charla sobre Mejora Continua, concepto manejado por la Red de Tecnologías de Gestión que posee el organismo. El origen de la Mejora Continua deriva de la palabra Kaizen: ”cambio para mejor”, que formula una estrategia o metodología de calidad en la empresa y en el trabajo. Según Ganuza, en este contexto “se trabaja para que la resistencia al cambio sea menor”.

“Nuestro desafío no es sólo adaptar la implementación de técnicas japonesas a la cultura argentina, sino también cómo implementar algunas de estas herramientas en microemprendimientos, que es lo que tenemos en la región”, señaló Ganuza.

“La cultura mapuche tiene una cuestión central con su lenguaje; en ese sentido fue oportuno compartir en la charla que los japoneses, a través de un ideograma, Kaizén, representan a la Mejora Continua como una filosofía de vida, la posibilidad de hoy hacer mejor las cosas que hicimos ayer y mañana un poco mejor las que hicimos hoy”, agregó.

Según los especialistas, el Ciclo de Mejora Continua implica, en principio, planificar, hacer un diagnóstico, plantear un plan de acción, y en consecuencia, implementar ese plan de acción, para lo cual se necesitan recursos, responsables, plazos y una etapa de verificación, para después poder evaluar y poder empezar nuevamente ese círculo de la mejora continua.

“Conversamos con las comunidades sobre procesos, sobre ejemplos de implementación en la carpintería y de cómo haciendo pequeñas mejoras, poco a poco, con herramientas simples, se pueden bajar los costos con el uso más eficiente del tiempo”, manifestó Ganuza y agregó que las tecnologías blandas no implican una mejora en la productividad a través de la compra de herramientas, sino que a veces con un cambio de actitud y con los recursos existentes se puede realizar.

El encuentro terminó con un agradecimiento mutuo y la entrega a los participantes de plantines de árboles de especies nativas obtenidas del vivero de la Comunidad Vera.