Por un lugar (específico) en el mapa |
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Luego de cuatro años de trabajo, la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) concluyó el primer muestreo georreferenciado de los principales tipos de uso del suelo de la Región Pampeana de la Argentina. El estudio, que permite estimar a escala de partido los niveles de materia orgánica, la fertilidad, el secuestro de carbono y el impacto de la agricultura sobre esas variables, sólo tiene antecedentes en los mapas generados por el INTA entre 1960 y 1980, aunque en ese momento no se disponía de información geoespacial.
Pero algunos de los resultados que muestra la investigación son preocupantes. Uno de ellos advierte que la fertilidad de los suelos cultivados en la Región Pampeana disminuyó severamente en los últimos 40 años. “Esto significa que siempre vamos a ser dependientes de la fertilización”, sostuvo Roberto Alvarez, profesor de la Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la Fauba, y agregó que, de mantenerse la elevada proporción de soja en las rotaciones, se espera que siga disminuyendo el nivel de materia orgánica, sobre todo en el este de la región pampeana, el área más afectada por la agricultura. En cambio, será menos significativa en el oeste, donde los niveles son más bajos y más fáciles de mantener.
El cuerpo de trabajo que llevó adelante la investigación está compuesto por las tesistas de posgrado Gonzalo Berhongaray, Josefina De Paepe y María Rosa Mendoza, que se combinaron para ofrecer una visión general del tema. También participaron Haydee Steinbach, profesora de la Cátedra de Fertilidad; Constanza Caride, del instituto de investigación Ifeva (Fauba/Conicet), quien aportó herramientas de seguimiento satelital, y Rodolfo Cantet, quien realizó los análisis estadísticos de la información desde la Cátedra de Mejoramiento Genético Animal.
El relevamiento se realizó sobre 400 sitios ubicados en establecimientos productivos representativos de cada zona de la Región Pampeana y los resultados se compararon con los obtenidos por el INTA, principalmente entre 1960 y 1980, para analizar qué propiedades fueron afectadas por la agricultura.
“Hay variables que no fueron muy afectadas, como la profundidad y la capacidad de retención de agua de los suelos. En cambio, encontramos un impacto enorme en los aspectos asociados a la fertilidad, en la capacidad de los suelos de aportar nitrógeno y fósforo a los cultivos, que antes era cinco veces más alta de lo que es hoy”, dijo Alvarez.
Además, señaló que el monocultivo de soja genera una situación muy particular: que la producción agropecuaria pampeana sólo caería 16% si no se usaran fertilizantes, porque la soja ocupa hasta un 70% de la producción, según los años, y no demanda un mayor uso de nutrientes externos (a diferencia de los demás cultivos, toma nitrógeno del aire y responde poco al fósforo).
Para finalizar, el investigador advirtió que, a futuro, la fertilización y la rotación de cultivos van a ser las herramientas clave para incrementar la productividad del sistema agrícola, aumentar la producción de rastrojos y, también, los niveles de materia orgánica en los suelos pampeanos. |
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