Nuevo remedio para semillas enfermas |
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El proyecto, bautizado como “Plasma no térmico”, acaparó la atención de la Unión Industrial Argentina (UIA), además de obtener en diciembre, el segundo premio en la categoría Agrobiotecnología de la Competencia AllTec, organizada por la Fundación Innovación y Tecnología (Funintec), la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB) y el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas – Instituto Tecnológico Chascomús (IIB/INTECH), de la Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
“La competencia nos permitió descubrir que podemos llevar adelante nuestro proyecto no sólo desde una visión científica sino también desde un punto de vista emprendedor”, dijo Karina Balestrasse, profesora de la cátedra de Bioquímica de la FAUBA e investigadora independiente de CONICET, quién está a cargo del proyecto.
Balestrasse recordó que el plasma es el cuarto estado de la materia, un estado fluido similar al gaseoso pero con partículas cargadas eléctricamente: “En el caso del plasma, el gas (oxígeno o nitrógeno) recibe una descarga eléctrica que se emplea en la generación de electrones energéticos, generando plasma a temperatura ambiente y presión atmosférica. A diferencia de los plasmas que suelen usarse en la industria, estas condiciones facilitarían el trabajo con el material biológico”.
Para avanzar en su proyecto, Balestrasse trabajó en conjunto con Leandro Prevosto y Héctor Kelly, investigadores del CONICET, del Grupo de Descargas Eléctricas (GDE) de la FRVT–UTN, quienes ya venían desarrollando plasmas a altas temperaturas para utilización industrial. Estas tecnologías por el momento se aplican en cultivos de interés agronómico para la inactivación de microorganismos, la aceleración de la germinación de semillas y el crecimiento de cultivos.
Al tratar de aplicar esta tecnología en semillas, los científicos primero se plantearon el objetivo de controlar patógenos. “Tenemos resultados muy interesantes”, afirmó Balestrasse, y apuntó: “En semillas de soja que estaban infectadas en un 65%, logramos un 100% de recuperación del poder germinativo y el vigor”.
La presencia de electrones energéticos produce diferentes agentes activos en el plasma (iones, radicales libres, meta/estables y radiación UV, entre otros) sin generar un calor excesivo que pueda dañar a los sustratos. “Estos agentes activos del plasma reaccionan con las biomoléculas y las destruyen, lo que convierte a las toxinas y microorganismos patógenos en inofensivos. Por otro lado, los plasmas no térmicos debilitan la membrana celular de los hongos, lo que resulta en la inactivación de los mismos”, amplió Balestrasse.
Hasta el momento, los investigadores encontraron un efecto diferencial sobre los patógenos y la semillas, y siguen estudiando cómo funciona este modo de acción, para comprender por qué el plasma sólo daña a los hongos.
La investigadora de la FAUBA destacó que el plasma no térmico sería amigable con el medio ambiente, porque luego del tratamiento no quedarían efectos residuales sobre las semillas, como sucede con los fungicidas. Asimismo, adelantó que están comenzando a evaluar la posibilidad de tratar diferentes frutos, como por ejemplo arándanos: “Sería muy fácil de aplicar, porque no es un fruto de gran tamaño y podríamos tratarlo con el prototipo que ya finalizamos. Sólo habría que adaptar la temperatura y las distancias o tiempos de exposición y analizar patologías que puedan disminuir su producción o durabilidad”.
Hace más de un año este prototipo fue premiado por UBATEC, sociedad anónima constituida por la Universidad de Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Unión Industrial Argentina y la Confederación General de la Industria. Con el financiamiento recibido realizaron un prototipo para el tratamiento de patógenos, que permite analizar diez kilos de semillas por hora. “Las semillas pasan como por un escáner, que es el plasma, y salen esterilizadas. También podemos avanzar en análisis de bacterias y virus. Sabemos que nuestro desarrollo tiene mucho potencial para controlar estas patologías”, dijo la docente de la FAUBA.
En un futuro, los científicos esperan validar este prototipo con el procesamiento de un gran número de muestras, así como diversificar y abarcar más patógenos. Además de aumentar la capacidad de procesamiento, hasta las diez toneladas por hora. |
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