Posibles soluciones |
|
|
|
|
|
Un grupo de académicos del Reino Unido suponen que en tan solo tres años podría haber en el mercado pequeños robots trabajando en los frutales, lo que conllevaría a reducir el uso de pesticidas, y contribuiría además a disminuir el desperdicio de alimentos.
“Esos pequeños robots rociarían a las plantas que lo necesiten, a diferencia de las prácticas actuales donde se rocía a todas y desperdicia entre el 95% y el 99% de la aplicación de herbicidas”, señala Simon Blackmore jefe de la agricultura robótica en la Universidad Adams Harper.
En tanto, aclara: “Las prácticas actuales promueven que las plantas y las malezas desarrollen resistencia a estos productos químicos, lo que genera una rueda donde los productos se vuelven ineficaces, y se alienta a los agricultores a usar más y más cada día”.
Para el académico Blackmore este abuso de fitosanitarios también infiere un gran daño a los insectos polinizadores, como las abejas, por eso se ha prohibido el uso de muchos de estos productos durante los últimos años.
Respecto a la expresión “abuso” que menciona Blackmore, cabe señalar que en Argentina hay un mayor involucramiento y conciencia respecto a la aplicación de los fitosanitarios. En tal sentido, hace apenas dos semanas el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) organizó el 1° Congreso Nacional de Fitosanitarios en la ciudad de Salta, con el foco puesto en la capacitación, las buenas prácticas y la responsabilidad en el uso de los plaguicidas.
Además, el próximo 5 de diciembre, la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) realizará la jornada “Una mirada científica sobre los agroquímicos” con eje en la producción, la salud y el ambiente.
Siguiendo con el argumento de Blackmore, explica que “si los fitosanitarios fueran utilizados en pequeñas cantidades y dirigidos por robots para que el 100% del pesticida vaya directamente a la planta necesaria, causaría un daño mínimo a las abejas y sería menos probable que generara resistencia”.
Según el profesor, estos pequeños robots también servirían para detectar cuándo las frutas y verduras se deforman, lo que les da un valor de mercado más bajo, y cuando son demasiado pequeños para ser cosechados, lo que permite que la cosecha espere hasta que estén listos. “Esto reduciría el desperdicio de alimentos y mejoraría el rendimiento de las plantaciones”, precisa. |
|
 |
|
|
|
|