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La soja, menos resistente a los insectos  
Agro Empresario- 20-07-2016 -
  Nota publicada por: Agro Empresario el 20-07-2016

Nota de origen:
Insectos, ¡la soja está servida!
Enviada por: FAUBA , el 22-04-2016

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De acuerdo a un estudio de un grupo de investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), el incremento de los gases de efecto invernadero provocaría que la soja se volviera más vulnerable al ataque de las plagas.

“Mis experimentos realizaron un aporte en este sentido: las defensas de las plantas contra la herbivoría por plagas dependen de una hormona llamada ácido jasmónico. Cuando las plantas crecen con altos niveles de CO2 atmosférico, esta hormona deja de actuar y los insectos tienen ‘luz verde’ para atacarlas”, explicó Jorge Zavala, docente de la cátedra de Bioquímica de la FAUBA.

Hay dos hormonas que se encargan de controlar las defensas de las plantas. Una de ellas, como mencionó Zavala, es el ácido jasmónico, cuya función es volverlas tolerables a insectos herbívoros y a algunas enfermedades. La otra hormona es el ácido salicílico, encargada de otorgarles resistencia contra las enfermedades.

En esa línea, el especialista señaló que, en sus ensayos, “la soja era muy susceptible al ataque de insectos cuando contenía mucho ácido salicílico, dado que este inhibía al jasmónico”, y que esto ocurría “sólo cuando el CO2 atmosférico era alto”.

“Los primeros experimentos con soja creciendo con elevado CO2 se realizaron en laboratorio, y predecían rendimientos muy elevados”, indicó Zavala.

Para el año 2050, la concentración de CO2 aumentaría un 75%. Al respecto, el investigador sostuvo que, cuando realizaron experimentos en condiciones reales de cultivo en el SoyFACE, un sistema a campo manejado por computadoras, “se vio que ese efecto ‘fertilizante’ del gas se perdía. Nosotros encontramos que la causa eran los insectos: preferían alimentarse de la soja que crecía en una atmósfera con el nivel de CO2 proyectado para el año 2050”.

Asimismo, Zavala remarcó que la soja “posee naturalmente ciertas proteínas y compuestos defensivos capaces de ‘cortarle’ la digestión a los insectos y animales que la ingieran”, y advirtió que “si se usa soja para alimentar animales, primero hay que ‘desactivar’ esos compuestos con calor. De lo contrario, puede traerles malestares, diarreas, problemas en el páncreas y hasta mortandad”.