Revista Puerto 24-11-2022 - Roberto Garrone En las últimas horas autoridades del SiMaPe se reunieron con el flamante subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación, el miramarense Patricio Hogan, a quien recibieron en su sede sindical.

Si bien durante la reunión abordaron una agenda variada, que incluyó la adecuación de las libretas y títulos profesionales con el rol que cumplen a bordo y la necesidad de activar la exploración offshore, desde el gremio volvieron a instalar el pedido para que se autorice la importación de barcos usados, como argumento para revertir la pérdida de fuentes laborales en el sector.

La decisión de permitir por excepción la importación de buques usados no corresponde a la Subsecretaría de Puertos ni al Ministerio de Transporte, sino a la Secretaría de Industria que depende, ahora, del Ministerio de Economía desde la llegada de Sergio Massa.

Más allá de esto, la comunicación que divulgó el gremio tras la reunión con Hogan refirió a la posibilidad de “incorporar buques usados bajo cierto protocolo con la condición de construir en astilleros argentinos nuevos buques para tratar de llevar una solución a la problemática”.

Desde el entorno de Hogan aseguraron que no es competencia de la Subsecretaría esa posibilidad. Desde el gremio hablaron de un error de redacción en el comunicado enviado a los medios, aunque reconocieron el problema que tienen con los barcos viejos que fueron quedando inactivos y no pudieron reemplazarse.

En el gremio tienen una lista que enumeraron ante el funcionario nacional. Son los buques Simbad; Galemar; Sirius III; Ribazón Dorine; Margot; Juan D`Ambra y Santa Ángela. “Estamos cansados de firmar desvinculaciones de los compañeros y no tenemos soluciones; más de 200 marítimos bajaron de esos barcos”, refieren cerca de Pablo Trueba.

En el gremio reconocen que le pidieron a Hogan una reunión con Massa para hablar de este tema. “Que sea un régimen como el de los poteros, barcos usados, pero no viejos y con el compromiso de construirlos en gradas nacionales cuando haya posibilidad”, refieren y marcan un protocolo para evitar avivadas y que esos buques terminen pescando langostino.

Desde la industria naval se han opuesto sistemáticamente a esta posibilidad y encontraron en subsecretario Carlos Liberman una fuente de apoyo. En su última visita al astillero Contessi cuando se botó el fresquero “José Luciano”, el Subsecretario de Pesca se comprometió a mantener la puerta cerrada al ingreso de pesqueros usados.

“Sería una paradoja que con las restricciones que tenemos para importar insumos y proseguir la construcción de barcos nuevos, el gobierno autorice el ingreso de un barco usado de 40 años”, señalan desde el sector naval.

La referencia no es azarosa. A finales de 2019 llegó al país el fresquero Friosur VIII, importado por Pedro Baldino desde Chile para reemplazar al Sirius III, que había quedado inactivo tras comprarlo a la firma El Marisco.

El buque mide 53,3 metros, tiene una manga de 11,3 metros y fue construido en 1982. El armador nunca logró el visto bueno de la Secretaría de Industria para que ingrese importado como excepción.

Desde el gremio de los pescadores reconocen que la puerta estuvo a punto de abrirse y hasta hubo una reunión donde el secretario Ariel Schale reunió al sector naval –cámaras y gremios- para informarles que la decisión estaba tomada.

Pero luego la vicepresidenta Cristina Fernández pidió el paso al costado de Matías Kulfas, justo luego de que el Ministro hubiese deslizado un pliego teledirigido a determinados proveedores para la construcción del gasoducto “Néstor Kirchner”. En lugar de Schale asumió su segunda, Julieta Loustau, y con ella se cerró la puerta a los rumores y a la posible importación.

“Tenía (Baldino) el contrato firmado con SPI y entregada una seña para la construcción de dos barcos nuevos. No dejaron que nuestros compañeros puedan seguir trabajando y tampoco los obreros navales y los del pescado, que sienten la falta de merluza que ya no traen esos barcos”, dicen en el SiMaPe.

Desde el sector naval insisten con la paradoja que implicaría dejar ingresar un barco de 40 años cuando el propio Decreto 145/19 señala que en el 2040 los barcos pesqueros con permiso vigente deberán tener una antigüedad inferior a los 40 años. “Sería un tiro mortal para el proceso de renovación que se está llevando a cabo”, sostienen.

“Sería para un estrato pobre de la flota, los que solo pueden pescar merluza. No estamos en contra de la industria naval argentina pero no queremos compañeros pateando el muelle; sería con un protocolo específico y analizando barco por barco”, insisten en el gremio de marineros.

Llama la atención por qué no son los titulares de los dominios registrales de estos buques los que hacen la petición ante la Secretaría de Industria en lugar de algunas cámaras armadoras y sindicatos como el SiMaPe y el SAON, que si bien son actores importantes, no son los principales.

En la FINA, la Federación de la Industria Naval Argentina, creen tener la respuesta: “La mayoría de los titulares de esos buques han quebrado, ya no existen o nunca tuvieron intenciones de reemplazarlos y sus cuotas de captura fueron transferidas en forma provisoria o redistribuidas por el CFP y están siendo utilizadas por otros barcos”, marcaron en una nota dirigida a la Secretaría de Industria, donde volvieron a plantear su rechazo a la importación.

Con Sergio Massa desembarcando en el Ministerio de Economía y con mayor peso en las decisiones del Frente de Todos –de hecho Hogan llega a Subsecretario por formar parte del equipo del ex Intendente de Tigre–, el tablero de poder se ha reconfigurado. Habrá que esperar para ver si esa actualización se lleva puesto el proceso de renovación de flota en gradas nacionales.
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