Revista Puerto 10-11-2022 - Roberto Garrone A horas de que se cumpla el plazo adicional de 48 horas solicitado por CaIPA y la Cámara de Armadores para intentar acordar con los gremios marítimos el segundo tramo de la paritaria para los sueldos básicos e ítems fijos, si bien hubo avances, no se ha podido rubricar el acta que despeje del horizonte portuario un escenario de conflicto.

Por un lado, aparece el SiMaPe desde donde aseguran haber reflotado el acuerdo alcanzado el lunes por la tarde, cuando establecieron un 60% de reajuste para el segundo tramo, que se abonaría en cuatro cuotas: 20% en septiembre; 15% en octubre; 15% en noviembre y 10% en diciembre.

En un principio la oferta patronal había sido cuatro cuotas del 15% pero, ante la sugerencia del gremio, las cámaras aceptaron sumar un 5% en septiembre y reducir la cuota de diciembre. En el sindicato hasta reconocían la visita Antonio “Tony” Solimeno a la sede sindical el martes por la noche para terminar de aceptar las condiciones.

Un encargo de los armadores al momento de dejar plasmado el reajuste en el acta fue que se aclare que solo corresponde a los básicos, no al precio del cajón ni al “viaje”, que es otra manera en que algunos armadores acuerdan pautas salariales con las tripulaciones.

Del lado de los maquinistas y patrones hay quejas porque aseguran que el precio del dólar, por el que liquidan la producción, se mantiene fijo desde el primer semestre. Por eso piden que parte del reajuste de los básicos también se refleje en la producción.

Más allá de sugerencias y cuestionamientos, ya era mediodía de miércoles y todavía el acta no aparecía. Todos sacaban números y revisaban cuentas. Facilitaba las cosas que todos los reajustes serán como sumas no remunerativas. Todo al bolsillo, nada a las obras sociales ni a las cajas del Estado.

REVISTA PUERTO recorrió el muelle Deyacobbi y parecía un día normal. En la madrugada habían salido algunos fresqueros de altura de Puerto Piojo, pero nadie sabía si se habían escapado de la medida de fuerza del SiMaPe o tenía marineros del SOMU.

El pesquero «Madre Margarita» había entrado esa misma mañana. Lo descargaban estibadores de «Sol de Junio». Uno de los fresqueros del Grupo Mattera salió a pescar el 31 de octubre y llegó con 2.100 cajones de merluza pescada bien al sur.

«A la altura de Comodoro Rivadavia, por el 45 de latitud», cuenta uno de los siete marineros que toma mate con algunos compañeros en el puente. El barco está amarrado en el extremo oeste del muelle y la bajante lo hunde en el espejo de agua.

Los cajones vienen con mucho hielo que no deja ver la merluza. El sobrante se tira en el muelle y cae sobre la propia cubierta del barco. Benedetto Faustino controla la operatoria mientras algunos muchachos del SOMU caminan unos metros más adelante informando de las últimas novedades.

«Las reuniones son permanentes; hay voluntad de todas las partes por llegar a un acuerdo», dice Damián Basail en su día de franco. «No podemos parar porque nos perjudicamos»; le decía un trabajador, flaco y de buzo negro. «A lo sumo podemos meter dos, tres viajes más y ya quedamos parados», agregó el relevo.

En el «Madre Margarita» embarcan 12 tripulantes de los cuales 7 son marineros. «Acá somos todos del SOMU, pero no tenemos problemas con el SiMaPe», avisa uno de ellos, al tiempo que revela que los 3 relevos se bajan en este viaje para que suban otros efectivos que estaban en el «Camerige».

Faustino duda sobre lo que pasará con el «Madre Margarita»; si tiene que armarlo para salir o hay que esperar. «Tenemos cupo para seguir pescando hasta fin de año; esa es la idea», subrayó.

Sobre el otro extremo se encuentra el «Sfida». Al fresquero de «Buena Proa» lo descarga «Pequeña Marina». Vino con 2.550 cajones de merluza, también pescada al sur del paralelo de 45º. «Terminamos de pescar el viernes, pero tuvimos viento norte que demoró la llegada» explica Sebastián Blandino, mientras monitorea la descarga y la calidad del pescado que pesan a instancias del inspector de muelle.

En el fresquero embarcan doce tripulantes, también afiliados del SOMU. Más que la medida de fuerza dispuesta por SiMaPe, al representante de la empresa armadora le preocupa la situación de la plaza: «Hoy el pescado no vale mucho, están pagando 180 pesos final para mercado interno. Cada vez que hay una medida como esta luego salimos todos juntos, volvemos todos juntos, el pescado vale menos y cuesta encontrar quien lo procese”, reconoció.

Al promediar la tarde ya el acuerdo del SiMaPe había sufrido modificaciones. El 10% de diciembre se corrió para enero, según reconocieron en el gremio. “Queremos menos cuotas”, deslizó Oscar Bravo, secretario General del SOMU. Resultaba curioso porque no veían con malos ojos un 50% hasta la semana pasada.

“Es que el acuerdo no es hasta enero sino hasta febrero”, aseguraban en el SiCoNaRA, que también planteaban un plazo más corto y pedía tiempo para evaluar la propuesta. “Estuvieron un mes de vacaciones y ahora te apuran para firmar… vamos a revisar los números”, aseguró.

No es que la patronal ofreció dos acuerdos distintos, sino que, siguiendo los plazos de vigencia de cada convenio, uno vence en marzo y el otro en abril. Era lógico que esa diferencia se mantenga al momento de diagramar el esquema del aumento.

Este jueves tendrán que verse las caras de nuevo y será otra oportunidad para cerrar la grieta y alumbrar el acuerdo. Al cierre de esta edición se especulaba con la posibilidad de que todos los involucrados confluyan en una reunión general en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Nosotros no vamos”, dijo Flores.

Este nuevo escenario, recordemos que las cámaras patronales habían ofrecido hasta no hace mucho un 13% en octubre y cuotas consecutivas del 6% entre noviembre y febrero, renueva las perspectivas de los obreros del pescado, que decidieron aplazar la medida de fuerza hasta la reunión de este jueves.

“Vamos a pedir un 5% más de lo que acuerden los marítimos. Nosotros no podemos irnos al sur a pescar langostino como hacen ellos todos los años”, anticipó Cristina Ledesma.

puerto