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Somos la contracara de España y del desarrollo
La feria Conxemar además de ser un termómetro del mercado del congelado y una vidriera de las principales pesqueras del mundo, es ejemplo de lo que puede lograr un sector cuando cuenta con apoyo gubernamental. Realizar una comparación con lo que suce ...
 

 
Revista Puerto 11-10-2022 - Karina Fernández La feria Conxemar además de ser un termómetro del mercado del congelado y una vidriera de las principales pesqueras del mundo, es ejemplo de lo que puede lograr un sector cuando cuenta con apoyo gubernamental. Realizar una comparación con lo que sucede en nuestro país resulta inevitable.

La Feria Internacional de Productos del Mar Congelados, el jueves cerró sus puertas hasta 2023 cuando celebrará su XXIV edición; este año tuvo una afluencia de 26.048 compradores y proveedores procedentes de 104 países, un 37 por ciento por encima de las cifras de la edición de 2021. Fueron 17 las delegaciones internacionales que formaron parte de la exposición y desde la propia organización de Conxemar se colocó a Argentina entre el top 5 de países visitantes, junto con Portugal, Italia, Francia y Marruecos.

Es que la presencia argentina en la Feria es muy fuerte, no solo por la gran cantidad de empresas que tienen desarrollos productivos en ambos lados del Océano Atlántico como Iberconsa, Pescanova o Arbumasa, entre otras, sino porque el langostino salvaje y natural de origen argentino se encuentra presente en una innumerable cantidad de productos de empresas de todo el mundo, de lugares que ni siquiera individualizan las estadísticas nacionales.

En las degustaciones del langostino de origen argentino que se realizan en muchos puntos de un centro de exposiciones de 37 mil metros cuadrados, puede comprobarse que cuando se habla de la calidad de nuestro recurso, no se exagera. Su textura, su sabor, su tamaño es superior a casi cualquier otro que se pruebe y no merece comparación con el langostino de cultivo.

Pero el visitante de Conxemar es muy probable que deguste langostinos en el stand de una empresa de Islandia, de Canadá o de muchas empresas de España, sin saber nunca que su origen es argentino, salvo que tenga un interés particular por averiguarlo. Es que el langostino salvaje y natural de nuestro país no se exhibe ni saborea en el pabellón nacional. Genera una sensación de disgusto tener que invitar al público a probarlo en puestos de empresas de otros países, cuando nada sería más fácil que montar una extraordinaria exposición de nuestros productos que, además, no se limitan solo al langostino.

Este no es un detalle menor, es el reflejo del grado de apoyo que recibe el sector empresario nacional. Como argentino se queda uno sorprendido del nivel de acompañamiento que recibe la actividad pesquera en España. Hemos mencionado durante estos días la presencia de las máximas autoridades nacionales, provinciales y locales que en sus discursos se ponen una y otra vez al servicio de un sector que genera riqueza para los españoles, pero lo más interesante es que ello no queda solo en discursos, sino que se materializa en acciones.

Durante estos tres días de Feria y el día dedicado al Congreso realizado en conjunto con la FAO, hemos escuchado anuncios de toma de créditos para ayudar al sector no solo a paliar la crisis de la guerra, sino al desarrollo de proyectos que tengan como eje la sustentabilidad. Se confirmó la continuidad de facilidades para la renovación de flota y expansión productiva y una defensa unánime, por parte de las autoridades, de los intereses del sector pesquero ante la Unión Europea, que no se limita a la facilitación de trámites, sino que se ponen al frente de la pelea judicial que se avecina.

Realizar una comparación con lo que sucede en nuestro país es inevitable. Las inversiones del sector empresario pesquero en Argentina son todas realizadas sin apoyo financiero, sin acceso al crédito ni planes de subvención de tasas que aliviane la carga; los barcos se construyen con fondos propios; las fábricas crecen como producto exclusivo de reinversiones. El desarrollo a gran escala en estas condiciones es muy difícil y la desventaja comparativa con otros países es enorme.

Porque en Argentina no solo se trata de falta de acceso al crédito, sino que se debe pelear contra una política económica que complica a todos los sectores productivos: el ingreso de divisas por exportaciones se convierte en pesos devaluados que se suman a una carga fiscal insostenible, al mismo tiempo se debe enfrentar una inflación que ya supera el 100 % anual con el consecuente aumento de costos, más retenciones, retraso en la devolución de impuestos muchas veces distorsivos, conflictividad social y la imposibilidad de contar con un gobierno que ve en las empresas un sector al que despojar más que a desarrollar.

Pero no se trata solamente de falta de apoyo económico y financiero, hasta en cuestiones que no implican dinero sino inteligencia se nota la diferencia. Mientras en España las autoridades se abroquelan en defensa de los intereses pesqueros, en Argentina el sector debe luchar contra el Estado Nacional para que no se designe como áreas marinas protegidas a zonas de alto impacto para el sector, o se debe luchar por limitar el avance de las petroleras en áreas de alta productividad biológica sin ser escuchados.

Precisamente porque en nuestro país no es común que los gobernantes se involucren con la realidad de los sectores productivos, es que ha sido muy valorada la presencia del Gobernador de Chubut y del Intendente de Puerto Madryn durante los tres días de la feria. “El simple hecho de que tuvieran que ir al stand de una empresa española para degustar el langostino argentino, tuvo una gran importancia porque es necesario que vean que nosotros podríamos estar en otro lugar muy distinto”, señalaba un empresario chubutense.

Pero esta no es la regla, de la misma forma que el gobierno de Chubut se hizo presente y buscó generar encuentros con empresas y autoridades españolas para buscar la forma de potenciar el sector, a nivel de autoridades nacionales, se vivieron situaciones bochornosas: como los insultos propinados por el subsecretario de Pesca, Carlos Liberman, al empresario Fernando Álvarez Castellano de Conarpesa, empresa con cuarenta y cinco años en el país. El hecho se estima que derivará en una denuncia formal ante la Cancillería.

Luego de que Liberman discutiera de forma violenta con un colaborador directo de Fernando Álvarez, se dirigió al empresario que genera más de mil puestos de trabajo en Chubut diciéndole: “Vos sos un gallego de mier… que viene a robarse el pescado de los argentinos”. Esta situación vergonzosa ocurrió en el lobby del Hotel Negari, en Vigo, horas antes de que Conxemar quedara inaugurada.

También ha sido lamentable ver el triste papel del embajador argentino en España, Ricardo Alfonsín, al que hubo que explicarle absolutamente todo lo que hace a la industria pesquera nacional. Resulta inimaginable que algo semejante pudiera ocurrir con el embajador de español en Argentina.

Si bien en materia de regulaciones, de desarrollo de la investigación científica estamos en un nivel muy alto, mucho nos queda por recorrer para desarrollar un sector productivo que podría compararse con el de grandes potencias si tan solo tuviera apoyo del Estado Nacional o que por lo menos no restara. Y no se trata solo de ayudas financieras que vendrían muy bien sino de, por lo menos, no ponerle palos en la rueda y socavar su gran potencial.

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