Revista Puerto 06-10-2022 - Roberto Garrone Investigadores del INIDEP y el CONICET trabajan en un grupo de Cambio Climático que, transversal a todos los programas de Pesquerías y Ambiente en el instituto de investigación,

trabaja con series temporales de varias décadas para detectar variaciones en las condiciones ambientales que pudieran modificar las características poblacionales y el comportamiento de los recursos pesqueros.

Claudio Buratti, Vivian Lutz, investigadora del CONICET, y Micaela Giorgini, son los principales organizadores del grupo, que si bien todavía no tiene entidad desde lo institucional en el organigrama del instituto, viene trabajando desde el año pasado y presentará un Informe de situación en el próximo Simposio de la Comisión Técnica Mixta que se realizará entre el 14 y 16 de noviembre en Colonia del Sacramento, Uruguay, el cual tendrá una sección especial dedicada al tema. La realización de este Informe fue impulsada por la Dirección de Producciones Sostenibles (DPS), de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SSPA) y el propio INIDEP.

“El grupo se está consolidando con especialistas en tópicos como oceanografía física, climatología, biogeoquímica, plancton y en dinámica de poblaciones que desempeñan sus actividades en INIDEP pero también vinculándose con investigadores de otras instituciones”, destaca Micaela, quien se sumó el año pasado especialmente para esta iniciativa.

En la última reunión de la Comisión de Seguimiento de Calamar desde CAPA solicitaron que se consulte al Grupo de Cambio Climático para determinar si la abundancia del stock bonaerense norpatagónico que se registró en la unidad de manejo norte, al norte del 44º S, tenía una explicación desde ese enfoque.

“En lo que tiene que ver con el cambio climático las escalas de tiempo son mucho más extensas, se sale de la variación interanual y se busca analizar esos cambios en escalas decadales”, explica Buratti, que si bien prefiere no ahondar en aspectos especiales de la pesquería, asegura que “si hay algo que caracteriza a este tipo de recursos es la gran variabilidad en sus reclutamientos, con fluctuaciones interanuales muy importantes. Las especies de ciclo de vida más corto responden de manera más rápida a los cambios en el ambiente”.

“Los cambios que se pueden producir no necesariamente obedecen al cambio climático sino que también pueden estar relacionados con variaciones naturales que ocurren a escalas temporales más cortas; hay ciclos que se repiten”, aporta Micaela. “Debemos analizarlo en el contexto de una serie temporal más extensa y ver si corresponde a una variación anómala. Recién ahí podemos generar hipótesis sobre el origen de ese cambio”.

Giorgini valora la colección de datos que tiene el INIDEP como soporte principal. “Contamos con una base de datos muy extensa, tanto en tiempo como en contenido, que nos permite analizar los cambios a diferentes escalas temporales, espaciales y en un contexto de ecosistema; y poder así comenzar a responder preguntas relacionadas con el cambio climático. Por ejemplo, indagar si en una serie de 40/50 años existen cambios en los ensambles de peces, y si estos pueden deberse a variaciones asociadas al cambio climático. Para esto será importante no centrarse sólo en las especies con importancia comercial, sino contemplar a toda la trama trófica, porque todos sus componentes están relacionados”

Lutz agrega que “desde los años 70 hasta hoy hay una serie muy interesante por ejemplo, datos sobre salinidad, temperatura, en el Gabinete de Oceanografía Física que dispone de 11 mil datos recolectados in situ a lo largo de esas décadas. Además existen imágenes satelitales que también aportan información de décadas recientes”.

Buratti sostiene que cada especie podría presentar una vulnerabilidad distinta ante determinados cambio en el ambiente. “Identificar los niveles de vulnerabilidad de las especies, tanto las sometidas a explotación como aquellas que actualmente no poseen interés comercial, es una tarea que estamos llevando adelante. Además, es muy importante mantener a los recursos en niveles de sostenibilidad, ya que probablemente la resiliencia ante los cambios no será igual en un stock sobreexplotado que en uno subexplotado”, define.

“Es una temática de múltiples estresores”, explica Vivian. “No podemos atribuirle toda la responsabilidad al cambio climático pero tampoco dejar de estudiarlo”, sostiene. La investigadora del CONICET destaca el trabajo que se viene haciendo en la Estación Permanente de Estudios Ambientales (EPEA), frente a las costas de Miramar, sobre la isobata de 50 metros.

“La visitamos regularmente desde el año 2000 para relevar las variables oceanográficas, ambientales y de plancton, y en estos 22 años ya hemos detectado algunos cambios sutiles. Un leve aumento de la temperatura y cambio en la composición del fitoplancton. En relación a este, se registró un aumento de la cantidad de células pequeñas y eso significa que la base de la trama alimentaria está cambiando un poco. Eso nos dice que vale la pena ir siguiendo esta línea. Será importante sumar la medición de otras variables ambientales en las campañas de evaluaciones pesqueras, para poder seguir cambios posiblemente asociados al cambio climático”, expuso Lutz.

El cambio climático puede modificar muchas variables oceanográficas, explican los investigadores, aunque lo que más se ha estudiado es el aumento de la temperatura de la capa superficial del mar, a partir del calentamiento de la atmósfera, como consecuencia del aumento del efecto invernadero causado por la acción del hombre.

“Los cambios son sutiles y no homogéneos”, afirma Lutz sobre lo que se sabe del Mar Argentino. “En algunas zonas se calienta y en otras se enfría. Una reciente publicación indica que se registra un aumento tenue de la temperatura al norte del paralelo 47º S pero también el agua se estaría enfriando hacia el sur del 47º S. También se han detectado cambios en el nivel de acidificación oceánica, que es algo que preocupa a nivel mundial y que se está comenzando a estudiar en Argentina, y en el INIDEP específicamente desde 2015. El dióxido de carbono presente en la atmósfera se disuelve en el mar y genera cambios sutiles en su acidez. En el hemisferio norte, en áreas de acuicultura, tuvieron que relocalizarlas porque los afectaba”.

Por último, Buratti reconoce que en el hemisferio sur existe un desbalance en la información que se tiene sobre las consecuencias del Cambio Climático en relación al hemisferio norte y por eso destaca el Informe elaborado, ya aprobado, que se presentará en Uruguay.

“El Informe es una puesta al día del estado del conocimiento del cambio climático y su efecto en las pesquerías, que puede actuar como disparador para el desarrollo de nuevas líneas de investigación fomentando la interrelación entre investigadores de distintas instituciones”, concluyó.
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