Revista Puerto 04-10-2022 - Karina Fernández El décimo Congreso de FAO marcó el inicio de la Feria Conxemar que hoy abrirá sus puertas. Representantes de distintos sectores y diversos países abordaron los desafíos económicos, logísticos y de comercialización de la industria pesquera. Las consecuencias de la pandemia y la crisis desatada por la guerra en Ucrania han atravesado todas las presentaciones. Pero además se ha colado un dato alarmante en cuanto al consumo, un cambio en las preferencias por productos que no incluyan proteínas animales que va en crecimiento y que requerirá estrategias a largo plazo.

Las palabras inaugurales estuvieron a cargo del Director de Pesca y Acuicultura de la FAO y autoridades españolas, nacionales y locales, que destacaron el rol que ha tenido y tiene la industria pesquera en garantizar la seguridad alimentaria y plantearon los desafíos que se presentan para ante las exigencias de los consumidores y el aumento de los costos. Pero un tema no escapó del discurso de ninguno de los exponentes españoles, fue el de las medidas restrictivas de la Unión Europea sobre la pesca de arrastre. Mostrando su total desacuerdo, señalaron que no se han realizado informes de evaluación de impacto económico y social que midan el efecto negativo que generarán en el sector, por lo cual resultan, a su entender, medidas inadmisibles.

Dando la bienvenida, el director adjunto de Pesca y Acuicultura de FAO, Audun Lem, se refirió al congreso como un evento fundamental para la organización porque se da la particularidad de que los actores de la industria participan activamente. Destacó que se trata de un año especialmente difícil, pero rescató como aspectos positivos la firma del acuerdo sobre la subvención de la Organización Mundial del Comercio, la creación del subcomité de la actividad pesquera en la FAO y el aumento de las capturas provenientes de stocks saludables que se han registrado en el informe SOFIA.

En una descripción del sector pesquero español, Marta Fernández de Tapias, delegada de la Xunta de Galicia, informó que la industria facturó más de 15 mil millones de euros y creó más de 32 mil puestos de trabajo. “Eso es lo que debemos conservar”, dijo antes de abordar el tema que hoy más preocupa a la comunidad pesquera española, las medidas adoptadas por la Unión Europea: “Además de los problemas económicos se deben enfrentar desafíos que pueden tener un impacto brutal en la economía gallega, decisiones que se han tomado sin estudios ni consultas”, señaló.

En ese sentido la secretaria General de Pesca, Alicia Villauriz Iglesias, señaló que “aun compartiendo la necesidad de proteger los océanos, es necesario que lo hagamos de la forma equilibrada, con la solidez científica y con la base del análisis económico y social reforzándolo, en diálogo con el sector, que es el camino que nunca deberíamos haber dejado de lado en todo este proceso”.

“No podemos obviar que la fortaleza de este sector lleva años sometido a problemas muy exigentes que hace tan solo unos años no podríamos imaginar, incluyendo una crisis sanitaria global y un conflicto bélico en suelo europeo que ha supuesto un aumento de los costos de producción sin precedentes, especialmente los costos de energía están poniendo a prueba a todo el sector industrial español, incluida la industria de producción y comercialización de productos del mar”, señaló la funcionaria para afirmar luego que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación generará una serie de herramientas financieras para acompañarlos.

Una vez en marcha el Congreso se escucharon dos charlas muy interesantes respecto de los nuevos desafíos que se presentan para el sector más allá de las crisis, los cambios en las preferencias del consumidor. Leyre Goti Aralucea, de la Asociación Europea de Economistas Pesqueros, señaló que además de la inflación, la crisis energética y el consecuente aumento de costos existe otro tipo de costo que no se está atendiendo, “los costos de la inacción”.

“El mundo sigue a pesar de que hay una crisis, los productos pesqueros están comenzando a tener una competencia que antes no tenían con el auge de las proteínas sustitutivas. Es una realidad demográfica, los jóvenes tiene más información, se preocupan por la sostenibilidad y en la sustitución del pescado ya no están compitiendo con un puré de verduras sino con proteínas de un valor más alto”, las que, dijo, tienen una proyección de crecimiento muy importante en los próximos diez años.

Tras marcar la caída en el consumo de pescado, indicó que la situación es más crítica de lo que se piensa y consideró que es necesario tener una visión a largo plazo que incluya la garantía de sustentabilidad, incluida la social y los aspectos de salud. “Es una oportunidad de resiliencia, se debe mejorar la forma de llegar al consumidor de formas más creativas como están haciendo los que comercializan vegetales”, indicó Aralucea.

El experto en economía pesquera Fernando González Laxe destacó las posibilidades de crecimiento que tiene el sector, pero a la vez planteó desafíos en el mismo sentido en que lo hizo la anterior panelista: “Antes lo que se producía se consumía, ahora la población puede elegir lo que quiere consumir y que además no sea carne. Estamos en tránsito entre una era de producción en masa a esta de producción personalizada”.

“Las empresas tienen que actuar en consecuencia de esa nueva condición y en ese sentido es importante atender los aspectos relacionados con la salud que aporten complementos nutricionales, los criterios vinculados a lo natural y con el cuidado medioambiental. Es muy importante comprender el comportamiento de los consumidores, necesitan poder confiar y para lograrlo es necesario revisar las estrategias. El consumo ha cambiado, el mundo ha cambiado y por lo tanto los puntos de inserción, por eso es necesario alentar a los equipos directivos a desarrollar estrategias y no solo atender los problemas con medidas cortoplacistas que intenten minimizar los riesgos”, concluyó González Laxe.

El congreso continuó con mesas redondas de panelistas que si bien lo hicieron más dinámico no permitieron profundizar en temas tan relevantes como la problemática en la logística y la comercialización de pescados blancos y mariscos, tanto salvajes como de acuicultura.

En el primer panel se abordaron las dificultades que ha presentado y sigue presentado el transporte marítimo. La buena noticia llegó para la zona de Europa y Asia que, según señalaron los expertos, ya comenzará a percibir una baja en los costos; pero la situación seguirá siendo complicada para Estados Unidos y Latinoamérica, y tampoco se verá en el corto plazo una normalización para los productos congelados. Una de las quejas más escuchadas fue el gran nivel burocrático y la escasez de opciones en número de navieras, “pertenecen a dos o tres grupos y eso hace cada vez más difícil mejorar los costos”, señaló Estíbaliz Ingelmo, directora de logística de Iceland Seafood.

En la mesa en la que se abordaron los desafíos del pescado blanco, volvió a plantearse el dilema de los cambios en el consumo, haciendo evidente que es un tema que atraviesa a toda la industria. Héctor Fernández, de Bolton Food, puso el énfasis en la sostenibilidad: “Todos oímos sobre sostenibilidad y es social o no es”, siendo un punto clave en la mirada del consumidor que, dijo, “valora más de lo que creemos los sellos de sustentabilidad”.

Angels Segura, de AECOC, por su parte señaló que no somos capaces de saber cuánto ha cambiado el consumidor: “Consumimos de forma diferente, no solo influye el precio, ya no pasamos tanto tiempo en la cocina y tiene una implicación directa. El consumo está bajando mes tras mes en volumen, un poco menos en precio. Estamos en un momento de incertidumbre, una amenaza es que dejemos de ser un producto de consumo diario a estacional, hace años el langostino se comía cada tanto y la industria consiguió que se consumiera asiduamente, el desafío será mantener lo conseguido”, puntualizó.

En la mesa redonda que abordó el mercado de langostino salvaje y de cultivo, Damián Santos, de Pesquera San Isidro, presentó un panorama del estado de la industria en Argentina, el trabajo que se ha hecho para lograr una pesquería sustentable y se refirió a la importancia de lograr la certificación para visibilizar todos los esfuerzos que se hacen y que eso tenga un impacto en el consumidor (ver nota aparte).

Respecto del langostino de cultivo, Willem van der Pijl, de Shrimp Insights, marcó el aumento del consumo que han logrado en Estados Unidos convirtiéndolo en el más importante y señaló que comienzan a mejorar su situación también en Europa, especialmente en Francia y España. Planteó que cada vez será más difícil competir con el vannamei, que espera una cosecha de un millón de toneladas para este año. “La industria no se está expandiendo, pero se están modernizando las granjas y eso genera crecimiento, pasan de 10 a 25 langostinos por metro cuadrado”, señaló tras aclarar que ese podría ser el límite de densidad que puedan soportar sin disminuir la calidad.

Cerrando el panel, Ana Fernández Carril, del Grupo Videmar, se refirió a los problemas de demanda que está sufriendo el langostino argentino: “Todavía hay mercadería y se solapó una campaña con la otra, mucha oferta y poca demanda, los precios en origen están más bajos que el año pasado, pero con la caída del euro para nosotros se mantienen en el mismo nivel”.

Esta última expositora vino a confirmar lo que desde Argentina se viene anunciando. La feria que hoy comienza será un buen termómetro para medir el pulso del mercado de cara al tramo final de este 2022 , las fiestas de fin de año, en las que están puestas las esperanzas del sector.

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