Revista Puerto 09-08-2022 - Roberto Garrone El ritmo en el interior del frigorífico es frenético. No puedo quedarme parado por más de diez segundos anotando lo que me dicen porque enseguida un peón que lleva cajones u otro que limpia el piso de los desechos, piden que me corra hacia un costado.

Es sábado a la mañana y el frigorífico Ardapez, sobre la calle Vértiz al 3000, en la ciudad de Mar del Plata, hace un par de horas que se puso en movimiento al compás del langostino. La empresa de capitales chinos, controlada por Arbumasa Austral, decidió apostar por el marisco y creó hace un par de meses 65 puestos de trabajo para sumarle valor en Mar del Plata.

“Se nota tremendamente la calidad del pescado; si viene de alguno de los nuevos Huafeng, hemos llegado a obtener un 90% de cola C1”, dice Mariano Fuster, el gerente de Producción que oficia de guía por los distintos sectores del frigorífico, ya vestidos con mameluco, barbijo y gorra para respetar las exigencias sanitarias de China.

Con la capacidad laboral instalada y luego de algunos cambios para adecuar el frigorífico, pueden reprocesar mil cajones por día. El mes pasado trabajaron doce días y Fuster aspira a tener un mes de agosto con mayor regularidad en el acceso de la materia prima.

Hay 40 descabezadores que cobran por kilo en un esquema similar al de Giorno/Iberconsa con el acuerdo langostino, en tanto peones y envasadoras cobran por hora. Muchos venían de la industria y otros se los tuvo que capacitar un par de días para que mecanicen los movimientos. Lo que no ha cambiado es el nivel de ausentismo.

“Especialmente en el sector de descabezado. Hemos tenido días de más del 20% y se nos hace un cuello de botella que dificulta poder terminar la producción”, reconoce Fuster.

Toda la materia prima llega en camión desde Camarones o Puerto Madryn, según el puerto de descarga del barco. Además de los buques propios, Ardapez compra de terceros. Como solo pueden reprocesar mil cajones, siempre es la captura que se pescó último y sale de la bodega primero.

“Llega bien, no tenemos problemas con eso. Se le pone hielo y sulfito cuando se la lava antes de llegar a la mesa de los descabezadores”, dice el Gerente. Hay carteles en las paredes de la planta con las distintas categorías de colas, la rota y la manchada. “Les pedimos que tengan cuidado porque puede mancharse y cambiar de categoría rápido”, precisa.

Luego del control de calidad y pesaje, las bandejas vuelven a introducirse en sulfito y llegan a la mesa de las envasadoras donde las acomodan en cajas de dos kilos para aprovechar el mayor reintegro para este tipo de productos.

Se colocan dos cajas por cuna para ingresar al túnel de congelado estático, donde estarán listas después de seis horas de frío. Cada caja ya tiene su rotulado en el envase primario para cumplir con otra de las exigencias de China, y se colocan de a seis estuches en la caja con la que se exporta. Todo va a China.

“Obtenemos un 55% de producción, con lo cual obtenemos 9,3 toneladas de producto en ocho horas de trabajo. Descabezan unos 1.200 kilos por hora. Algunos van más rápido que otros, pero en general estamos conformes, salvo con el tema del ausentismo”, reitera Fuster.

El personal que ocupaba este frigorífico donde ahora se reprocesa langostino se mudó a otro que tiene la empresa, unos metros más debajo por la misma calle. Ahí son obreros bajo convenio del 75 que, en dos turnos, trabajan sobre pescado entero y reprocesan calamar de los poteros que deben cumplir con el porcentaje que establece sus permisos de pesca.

Acá los nuevos obreros fueron registrados por Pesquera Chiarmar, una empresa que forma parte del grupo Arbumasa. El nivel de salarios del plantel de descabezadores varía según la velocidad de cada uno. Se abona 18 pesos conformado por kilo y algunos trabajadores llegan a sumar 50 kilos por hora. Las envasadoras cobran un valor horario que llega a 640 pesos con los adicionales.

Fuster informa que no hay grandes pérdidas de materia prima porque solo hacen descabezado. Los desechos no van a la harina sino directamente al predio de disposición final de residuos. Por el momento no hay indicios de hacer pelado y devenado aunque para eso habría que sumar modificaciones en la línea de producción.

El langostino no solo llega por camión desde el sur a los frigoríficos del puerto sino también en barco. La estadística oficial marca que hasta el 3 de agosto el puerto de Mar del Plata recibió 6.652 toneladas de langostino. La cifra representó un 29% más que en el mismo período del año pasado y es la terminal marítima que mayor crecimiento muestra en la comparación con los demás.

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