Revista Puerto 25-07-2022 - Karina Fernández El acuerdo de la Organización Mundial del Comercio firmado en junio pasado sobre eliminación de los subsidios a la Pesca Ilegal, No Declarada, No Reglamentada (INDNR) afecta directamente a la flota que opera en el Atlántico Sur, por ser una zona carente de regulación.

Ello nos brindaría la oportunidad de reactivar los acuerdos de cooperación científica con España y China, con el fin de regular el Área 41 de FAO. Entendidos en la materia señalan que esto le permitiría a la flota extranjera mantener los subsidios y a nosotros establecer un nivel de esfuerzo sustentable de especies tan importantes para nuestro caladero, como la merluza hubbsi, el abadejo, la merluza negra y el calamar. Es necesario aclarar que los investigadores consultados no son citados en la nota porque no fueron autorizados por la dirección del INIDEP para hablar públicamente sobre el tema.

La flota que pesca en el Atlántico Sur está incluida en la denominada INDNR. No necesariamente tienen que ser ladrones que ingresan en las Zonas Económicas Exclusivas de otros países, como ha ocurrido en nuestras aguas con barcos chinos y también europeos. El hecho de que no existan declaraciones de captura ni ningún tipo de regulación, las coloca dentro de esa denominación. Por lo tanto, toda la flota que opera en aguas internacionales del Atlántico Sur será considerada pesca INDNR (IUU). Ello la coloca dentro de la lista de prohibición de subsidios que estableció el acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El acuerdo, firmado el mes pasado, prohibió los subsidios a las flotas y empresas que operan en aguas internacionales no reguladas por una OROP (Organismo Regional de Ordenación Pesquera) o cualquier otro tipo de regulación. Esto deja sin subsidio a toda la flota que opera en milla 201 de nuestras costas, el Área 41 de FAO en la que no existe ningún tipo de reglamentación ni control.

El acuerdo de la OMC representaría en principio una gran oportunidad. Argentina, que hasta ahora ha sido solo una espectadora de la depredación, podrá tener un rol más activo denunciando las acciones de pesca INDNR como país ribereño ante el Comité de la OMC o generando vías de comunicación efectivas para el ordenamiento de la pesca en el Atlántico Sur con China y España, antes de que el acuerdo entre en vigencia.

La flota con mayor presencia es la china y seguramente será difícil poder controlarla, pero se estima que no debería ocurrir lo mismo con los barcos de la Unión Europea. Esto implicaría que se ejerza control al menos sobre una parte de la flota y, a la vez, se podría ejercer mayor presión a nivel internacional para que el control alcance a las flotas asiáticas que operan en la región.

Todos los barcos españoles que pescan en Malvinas loligo y después van a la milla 201 a pescar merluza, abadejo o calamar por arrastre, no van a tener más subsidios. No solo se trata de subsidios al combustible sino también a aranceles de importación y a las tripulaciones, entre otros que hacen rentable la pesca en aguas lejanas.

En algunas publicaciones extranjeras se han expresado los armadores, especialmente gallegos, lamentándose de que la puesta en marcha del acuerdo complicará a la flota que opera en Malvinas, pero esto no es exacto. No se verán afectados aquellos que adquieran licencias mientras las utilicen dentro del área bajo dominio británico, sino que se complicará la situación cuando pasen a aguas internacionales donde se realiza pesca INDNR.

En Malvinas pueden seguir pescando porque, aunque nosotros no lo reconozcamos, se trata de una pesquería controlada y reglamentada. El verdadero problema de la flota gallega que opera en estas latitudes, es que la mitad del tiempo les quedará el barco inactivo y les cambiará la cuestión económica.

El presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Javier Touza, contó al medio Europa Azul que Galicia tiene 22 buques faenando en esas aguas; “se trata de grandes arrastreros dedicados normalmente a la merluza o a la pota y ellos van a ser los grandes perjudicados”.

Entendidos en la materia consideran que esta es la gran oportunidad argentina de regularizar la pesca en el área, porque por primera vez tenemos para ofrecerles algo que necesitan y que no podrán solucionar con trasbordos en alta mar o blanqueo de la carga a través del puerto uruguayo de Montevideo. Se necesita información científica y un plantel capacitado con que la Argentina cuenta a través del INIDEP, para establecer un ordenamiento.

De hecho, algunos especialistas consideran que ya se podría estar trabajando al respecto, dado que existen acuerdos de cooperación científica celebrados con China y con España que no han tenido ningún desarrollo, pero que a partir de ahora podrían activarse. Consideran que daría el marco adecuado para el dimensionamiento de las poblaciones de peces, estimaciones de captura y límites de sustentabilidad.

El primer paso consistiría en establecer cuál sería la potencialidad pesquera del área, sin afectar las pesquerías. Si nos concentramos en las especies objetivo de España, por ejemplo, se deberá determinar el impacto que tiene sobre la merluza hubbsi, porque la población que capturan a partir de abril fuera de la milla 200, es la misma que en octubre vuelve a entrar a aguas argentinas y desova en Isla Escondida.

Este análisis permitirá establecer el límite de captura en aguas internacionales y debería aplicarse también a otras especies como la merluza negra, el abadejo o el calamar. Hoy las limitaciones de captura para estas especies solo existen para la flota nacional, generando una situación absolutamente desventajosa tanto para las empresas como para los recursos.

Los expertos no tienen dudas de que los países involucrados no van a aceptar lo que unilateralmente establezca Argentina, por eso es necesario realizarlo de forma conjunta y en ese contexto los acuerdos de cooperación científica firmados con China y España cobran relevancia.

En el INIDEP falta información sobre lo que sucede con las especies transzonales porque nunca se hicieron campañas fuera de las 200 millas, pero eso no quiere decir que no se esté en condiciones de realizarlas, al menos desde la capacidad de los investigadores. Pero la complejidad de este tema hace necesario un trabajo conjunto de los biólogos, las autoridades de la Subsecretaría de Pesca y Cancillería. Antes de realizar una propuesta es imprescindible establecer una estrategia como país.

Está claro que, si la zona se regulariza, comercialmente va a seguir siendo una situación desventajosa para los armadores argentinos, porque ellos seguirán teniendo subsidios y nosotros no, pero al menos se limitarán las capturas y el consecuente efecto que esa explotación tiene sobre las especies que están dentro de nuestra Zona Económica Exclusiva.

Las asimetrías que seguirán generando los subsidios a la pesca que no fueron alcanzados por el acuerdo de la OMC serán materia de futuras discusiones dentro del organismo. Al menos eso es lo que se ha prometido. Pero según han expresado expertos en investigación pesquera, la oportunidad de ordenamiento es sumamente positiva en función de garantizar la sustentabilidad de nuestros recursos pesqueros. En ese sentido consideran que las negociaciones y el planeamiento de campañas ya debería ser materia de discusión en los organismos del Estado involucrados.

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