Revista Puerto 22-02-2022 - Karina Fernández El INIDEP y la Dirección de Planificación de la Subsecretaría de Pesca han elaborado un informe sobre el estado de los principales recursos ictícolas bajo administración argentina en 2020, para ser incluido en el informe sobre estado mundial de la pesca y acuicultura (SOFIA) que publica la FAO cada dos años.

“La sostenibilidad de las pesquerías es el principal objetivo de manejo perseguido por todas las administraciones, por lo tanto, ampliar el conocimiento de las poblaciones y el modo en que estas están siendo explotadas, es fundamental para dicho objetivo”, señalan las autoras, Analía Giussi, Laura Prosdocimi, Claudia Carozza y Gabriela Navarro.

En el informe, que excluye la Zona Común de Pesca que representa el 15% de las capturas totales, se indica que “en los años más recientes, los desembarques totales de Argentina se han mantenido estables en alrededor de 765.000 toneladas”. Aclaran que durante 2020, a pesar del impacto de la pandemia, nuestro país ha logrado sostener la actividad en niveles por encima del promedio. Durante ese año el 82 % de los desembarques correspondieron a tres especies: merluza hubbsi, langostino y calamar, que, junto con otras nueve, completaron más del 92 % de las descargas.

El informe incluye la calificación de cada especie considerada en cuanto a su nivel de explotación; dependiendo del estado de gravedad o sustentabilidad se le aplica un color, desde el bordó que representa el colapso, el rojo agotamiento, el amarillo algún grado de sobreexplotación y verde explotación sustentable. De un total de 13 stocks analizados en Argentina, solo una fue calificada en rojo; seis en amarillo y seis en verde.

La especie que recibió la calificación de agotamiento fue el abadejo; en el caso de la merluza hubbsi, para el sector norte se le otorgó el color amarillo y se aclara que está en recuperación, mientras que para la merluza del sector sur se otorgó el color verde de explotación sustentable.

La merluza negra se calificó en amarillo, en grado de sobrepesca sin sobreexplotación; en el mismo nivel se encuentran la polaca y la merluza austral. Esta misma calificación se utilizó para el langostino, aclarando que se encuentran en un estado de explotación plena.

El color verde se otorgó además al stock sur de merluza hubbsi, a la merluza de cola y a la vieira. En los casos de la anchoíta y la caballa se señaló que se encuentran subexplotadas. El calamar también obtuvo esta calificación, pero a diferencia de las especies pelágicas se indicó que se encuentra en un estado de plena explotación.
Análisis biológico

El informe brinda detalles de cada una de estas especies, las características biológicas, los resultados de las últimas evaluaciones realizadas, el nivel de explotación, medidas de manejo adoptadas y la captura máxima permisible fijada para el año 2020.

En el caso del stock norte de merluza que recibió color amarillo, indicando recuperación, se explica que la biomasa total y la reproductiva evidenciaron una caída significativa entre los años 1986-2012 como consecuencia de los bajos reclutamiento y la presión pesquera. Y que luego, el decrecimiento de la intencionalidad de captura sumado a la relativamente mejor incorporación de juveniles a la población permitió evidenciar un leve crecimiento de la abundancia. “Actualmente, este efectivo se encuentra sobreexplotado, aunque no sobrepescado”, concluyen.

Para la merluza del stock sur han indicado que, “de acuerdo con los puntos de referencia establecidos para este efectivo, basados en el tamaño y la calidad del efectivo reproductor, la situación actual evidenciaría que se encuentra en estado de subexplotación”.

En el caso del langostino, que obtuvo una calificación amarilla, se explica que, dadas las características particulares de la dinámica poblacional del recurso, es muy difícil establecer puntos biológicos de referencia tradicionales. Por lo que la abundancia y el seguimiento se miden a través de las campañas.

Aclara el informe que más allá de la disminución en la abundancia observada en las campañas, la disminución en los desembarques se debió también a los problemas ocasionados por la pandemia, conflictos gremiales y una mayor presencia de merluza en las capturas que obligó al cierre de áreas.

A diferencia del langostino que fue calificado de explotación plena, pero en zona amarilla, el calamar illex con el mismo nivel de explotación recibió una calificación de sustentabilidad. En el informe se describe la fluctuabilidad de abundancia del recurso que va de 2.000 a 377.000 toneladas en los últimos 20 años y se adjudica mayoritariamente tal fenómeno a cambios en el ambiente. Se toman en cuenta las capturas realizadas por los buques nacionales y “alrededor de 300 buques poteros y 20 arrastreros pescando el calamar argentino dentro y fuera de la Zona Económica Exclusiva de la Argentina”.

Sobre la metodología de análisis se informa que se realiza a través de campañas de evaluación anuales, pero no se informa que desde hace casi 20 años esa serie histórica está rota, ya que las dos campañas imprescindibles para seguir la evolución del recurso no tienen continuidad y los investigadores deben recurrir a modelos matemáticos por falta de datos. La discontinuidad de las campañas en la investigación científica pesquera argentina ha sido un tema que preocupó históricamente a la FAO, que ha generado duros informes al respecto.

El abadejo es la especie que presentamos en rojo. El informe detalla las características particulares de la especie de longevidad y baja tasa reproductiva, como así también el delicado estado biológico en el que se encuentra: “En su punto más bajo” indica el informe.

Y como no sucede en la descripción de otras especies y quizás por la gravedad del caso, se enumeran las medidas de manejo que deberían aplicarse para lograr detener el deterioro de la especie. Señalan que la veda de ciertos pozos de abadejo y la imposición de límites en las capturas ha permitido que se vaya alejando del punto de agotamiento para entrar en una situación de sobreexplotación sin sobrepesca. Por lo que ponderan el sostenimiento de las medidas de manejo.

El abadejo tiene una vida longeva de 30 años, pero más longeva aún es la merluza negra que llega a vivir 50 años. La situación de esta pesquería fue calificada en amarillo. Se llegaron a pescar 18.000 toneladas en 1995 para caer a 1.500 al año siguiente. Luego las capturas fueron incrementándose poco a poco hasta llegar a las 5.000 toneladas, de las cuales solo el 68% fue declarada por la flota argentina.

El informe indica que el nivel de abundancia, sumado a una tendencia estable de la misma durante los últimos años, mostraría que el recurso se encuentra en estado de explotación sostenible, dentro de límites biológicamente seguros. Pero aclara que ante el bajo nivel de resiliencia de la merluza negra se estaría por encima de la mortalidad por pesca deseada.

Respecto de la polaca se ha indicado que se registra un descenso notorio en los últimos años, que podría deberse a la reducción del tamaño del efectivo, acompañado de un cambio en la operatividad de los buques que capturan la especie. En el caso de la merluza austral, se indica que estuvo en un período de decrecimiento pero que en 2007 se logró estabilidad y en los últimos años se han evidenciado algunas mejorías.

La centolla también ha sido calificada con el color amarillo y en este caso se aclara que el recurso está en un estado de explotación plena. Finalmente se indica un nivel de explotación sustentable para la vieira y de subexplotación en el caso de la anchoíta y la caballa.

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