Ambito Financiero 12-11-2021 - Susana Merlo …que, mientras en el país se produjeron lluvias copiosas en algunas regiones, que superaron hasta los 130 mm, lo que alejó problemas de sequía para los cultivos de invierno, y permitió acelerar la siembra de los granos de verano; en otras zonas sigue la escasez de humedad.

En esa contexto, el informe del USDA (Departamento de Agricultura de los EE.UU.), indicando nuevos recortes en las estimaciones de producción y stocks; e incrementos en las importaciones, dio nueva fortaleza a Chicago, según el informe de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, mientras los temores a la inflación ejercieron una fuerza contraria.
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En el caso articular del trigo, a la justeza del mercado, se le suma la mayor demanda, el accionar de los fondos y las restricciones rusas a las exportaciones. A su vez, con la cosecha de Estados Unidos llegando a su fin, el reporte del USDA estima la producción de maíz en 382,6 millones de toneladas y la de soja en 120,4 millones de toneladas.

En el caso del cereal es un guarismo por encima de lo esperado, contrariamente a la oleaginosa donde se esperaba una producción 1,6 millones de toneladas más alta. Respecto a las existencias finales estadunidenses y mundiales, son mayores a las esperadas en el caso del maíz y menores para la de la soja, lo que respalda adicionalmente a la oleaginosa, según consignó la Bolsa de Cereales de Córdoba. Es sin embargo el trigo local el que está bajo la lupa, al menos hasta que se inicie la nueva zafra, dado que las declaraciones de exportación se encuentran bien por encima de los 9 millones de toneladas.

“Nadie quiere vender, nadie puede comprar, y la demanda está muy firme en todo el mundo, pero los números para la molinera no cierran”, confió un industrial que reconoció también el debilitamiento que se está registrando en el del mercado interno de harina (igual que el de otros alimentos).

…que, de todos modos, la principal conmoción se produjo ayer cuando trascendió que Brasil había aprobado la importación de la harina transgénica (OGM) proveniente de Argentina (que lleva 2 años produciendo esta semilla, pero sin estar autorizada para su comercialización), lo que fue inmediatamente rechazado por la poderosa central de Abitrigo, que adelantaron que recurrirán a la Justicia para impedir el ingreso de este producto.

Mientras trascendía que el socio del Mercosur también aprueba la semilla (le atribuyen al embajador Daniel Scioli, la gestión de apertura), “pero no para su comercialización”, algo similar a lo que ocurre en la Argentina donde no se puede vender; en la cadena de ambos países (productores, harina, pan fideos, galletitas, etc), se desataba un carrera desenfrenada de averiguación y datos, ya que nadie quiere correr el riesgo de perder el poderoso mercado de trigo de más de u$s4.000 millones de exportaciones anuales, y nadie sabe como reaccionará la demanda, puesto que son los consumidores los que tienen la última palabra sobre las “bondades”, o no, de un producto.

Seguramente, además de los cuidados por una eventual contaminación de los granos, también se descarta que los productos deberán estar etiquetados, y contar con una rigurosa trazabilidad, especialmente si se considera que no existen en otros países, puesto que las pruebas experimentales que se llevaron a cabo en los Estados Unidos y en Alemania, fueron discontinuadas a fines de los 90, justamente por rechazo del consumo en aquel momento. Tampoco está claro el rol que ante esto pueden jugar los activos movimientos ecologistas.

…que, “el bitcoin criollo”, como llama el especialista Ignacio Iriarte a los terneros para justificar la firmeza que trae este mercado como reserva de valor (tanto para los productores como para recursos de otros sectores), mantiene su tendencia alcista; también la carne consolida su precio, entre otras cosas, por la menor oferta (se estima que este año se faenará un millón menos de cabezas, una caída superior al 8%), y la menor ocupación de los feed lots que siguen trabajando a pérdida, lo que más que compensa la debilidad relativa del consumo interno, y las restricciones a la exportación.

Respecto a esta última, los valores internacionales también siguen en suba, con un Uruguay exportando ya en promedio a u$s6.000 la tonelada debido, no solo a la recuperación paulatina de la demanda internacional por los mayores movimientos turísticos, sino también “por la caída de las exportaciones de Australia al 50%, y porque Brasil sigue sin entrar a China”, como explica Iriarte en el último número de Informe Ganadero, lo que concentra la demanda en menos países.