Revista Puerto 30-06-2021 - Karina Fernández El cultivo de mejillón en Tierra del Fuego no es algo nuevo: en 1996 se comenzó con las primeras experiencias enmarcadas en el Acuerdo de la Unión Europea y la República Argentina. El primer proyecto tuvo por fin, determinar la factibilidad técnico-económica en una primera etapa y los parámetros biológicos básicos de algunos bancos de esta especie.

En aquel momento las experiencias se hicieron en dos localidades en el Canal de Beagle de características disímiles y se experimentó con dos sistemas de cultivo, bateas y longline. Los resultados arrojaron cifras similares y se obtuvo un cúmulo de información muy importante para el desarrollo de este tipo de cultivo a escala comercial.

El indicador más importante y asombroso relevado fue el elevado rendimiento en carne que se puede obtener de este tipo de mejillón, muy superior al que se consigue en los mejillones de bancos naturales. El rendimiento en peso de carne cocida, con la consecuente pérdida de agua, oscila entre un 25% y un 34%, valores muy elevados para este tipo de carne.

Por otra parte, se tomó conocimiento sobre la existencia de zonas en el Canal de Beagle con profundidad y abrigo interesantes para el cultivo, llegando a alcanzar con el sembrado de mejillones de una talla de 31 milímetros, tallas de entre 65 y 70 milímetros en 14 meses, con rendimientos de entre 7 y 9 kilos por metro sembrado.

Sin embargo, aunque las condiciones biológicas y ambientales son favorables, por distintos motivos, los intentos por desarrollar emprendimientos comerciales no prosperaron. Pero las expectativas por hacer del mejillón fueguino un producto no ha desaparecido: ahora es Newsan Food la que ha tomado el desafío.

Comenzaron hace dos años a colaborar con un productor artesanal y desde el año pasado comenzaron a diseñar un proyecto de desarrollo que fue recientemente presentado de forma conjunta por las autoridades provinciales, teniendo como primera figura al gobernador Gustavo Melella y con la participación de los máximos responsables de la firma, empezando por su fundador, Rubén Cherñajovsky.

En el proceso de desarrollo de proyecto intervinieron especialistas en producción a escala comercial de Chile y España, se mantuvieron reuniones con organizaciones ambientalistas para conocer las inquietudes y brindar respuestas sustentables, y se pensó en un proceso productivo que involucre a los pescadores artesanales, cuenta Martín Koltan, directivo de Newsan Food y gestor de este proyecto, al que asegura le han tomado cariño.

“Vamos a ir muy de a poco, vamos a poner unas longlines, con una densidad de cultivo por debajo de lo establecido como límite; por lo tanto será amigable con el medio ambiente y las pondremos en zonas ya predefinidas para cultivo de mejillón”, señala Koltan. La zona elegida para comenzar es Bahía Brown.

A pesar de que la parcela que le ha sido concesionada a Newsan permitiría que se colocaran 25 longlines, arrancarán con solo 10 y otras 10 estarán en el espejo de agua de Valdés, el emprendimiento ligado al pescador artesanal con el que realizaron las primeras experiencias.

“Lo hacemos así hasta que se dé el proceso de captación y luego pasaremos al desdoble, una vez terminado estaremos en una cantidad cercana a las 25, de las que estimamos sacar 700 toneladas, a razón de 30 o 40 toneladas por longline. Pero esto es una de las incógnitas del modelo, si sacamos 30 o 40 no es lo mismo, eso es parte de los datos que no tenemos para hacer una proyección”, señala Koltan.

La falta de continuidad de los proyectos productivos del pasado impide tener registros sobre rendimientos y de llegar a una instancia de comercialización a escala industrial, sería la primera vez que ocurriría. Una de las estrategias de Newsan para no repetir los errores que hicieron inviable la producción, fue la identificación de los problemas.

Uno de los puntos críticos identificados fue la producción y captación de semilla, y la solución que han ensayado es el trabajo conjunto con los pescadores artesanales: “creemos que podemos trabajar de manera articulada y coordinada para puedan ser ellos quienes nos provean semillas”, indicó Koltan y, en ese sentido, confirmó que están trabajando junto con la Secretaría de Pesca provincial una idea preliminar para generar un esquema de trabajo conjunto.

Señala el directivo que son pocas las empresas que se encargan de todo el proceso y que por lo tanto el rol de los artesanales puede ser muy importante para ellos. Asegura que contar con recursos humanos en zonas tan alejadas es fundamental, y en ese marco el aporte que pueden hacer las empresas grandes, trabajando en conjunto con los productores locales, puede generar una complementariedad exitosa.

El proyecto cobra desde este punto de vista una relevancia social que ha sido destacada por las autoridades pronvinciales ya que, de concretarse, podría transformarse en una oportunidad de desarrollo para la comunidad artesanal. “Nosotros somos proclives a que los artesanales tengan sus propios cultivos también conviviendo con los nuestros. Seguramente nuestra presencia va a ayudar a que haya análisis más regulares de las aguas y nosotros esperamos poder generar algunas capacidades para procesar el producto”, nos dice Koltan.

“El análisis de las aguas es clave para el éxito del proyecto y que haya una clasificación, tanto los análisis que debe hacer in situ la provincia como los que se mandan a Buenos Aires, para nosotros es un punto muy crítico”, puntualiza y a la vez asegura que, para dar una solución a este problema, cuentan con el apoyo del gobierno y las instituciones involucradas.

A las trabas identificadas para la producción que tuvo el mejillón de cultivo en el pasado, se deben sumar las que surgieron al momento de la comercialización. La falta de una planta de expedición fue un gran problema que recién el año pasado se solucionó cuando se puso en funcionamiento una en Puerto Almanza. Esta planta cuenta con autorización para vender al continente y desde Newsan ya se plantean la posibilidad de encarar en una segunda etapa los certificados correspondientes para exportar.

Pero en la empresa no está apurados, quieren dar pequeños pasos y no se desvelan por exportar, Argentina importa la mayoría del mejillón que se consume y consideran que sería una interesante sustitución de importaciones. Pero, si el proyecto avanza y logran volúmenes que superen la demanda interna, lo ven como una posibilidad interesante de seguir diversificando su oferta en el mercado mundial, de un producto que ya saben tiene muy buena aceptación.

En el segundo semestre de 2022, cuando el proyecto cumpla sus 20 meses, Newsan estará ante la primera cosecha y con todo un camino recorrido. En Newsan Food tienen claro que no pondrán en juego la buena relación que tiene la firma con los habitantes de la provincia, a la que se encuentran unidos por la fabricación de productos electrónicos desde hace tres décadas. En ese contexto el cuidado ambiental parece estar garantizado y muy probablemente también el trabajo conjunto con los artesanales, algo que en el pasado otras empresas que lo intentaron no lograron. Estas ventajas, sumadas a una estructura empresaria sana capaz de darle al mejillón el tiempo que necesita para desarrollarse, sean quizás la garantía de éxito que hasta ahora no ha conseguido este producto de excelente calidad que prácticamente ningún comensal conoce en el exterior ni en la Argentina.
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