La Razón - 24-08-2020 - Fernando Gregalio Hay muchos lotes donde el cultivo afronta la falta de humedad, tornándose color amarillento. Hay incertidumbre sobre el futuro de los cultivos de invierno si no llueve en los próximos días.



El panorama de los cultivos de invierno en el partido de Chivilcoy comenzó a ser dramático debido a la poca humedad que hay en el suelo por la falta de precipitaciones. Muchos lotes comenzaron a tonarse amarillentos y en caso de no llover en los próximos días la situación se agravaría e inclusive no se descarta una resiembra.

LA RAZON dialogó con el Ing. Agr. Antonio Martín, quien señaló que “los cultivos de invierno están transitando la mitad del mes de agosto, ya finalizó la siembra de trigo y cebada en la zona, con un buen arranque, pero con la incertidumbre, en el futuro inmediato, sobre la posibilidad de que ocurran lluvias de manera urgente para permitir el buen crecimiento y desarrollo”. “Si bien la siembra se pudo realizar sin problemas, sobre todo los trigos de ciclo largo, los sembrados durante el mes de julio ya evidencian la falta de humedad en el perfil del suelo, que sumado a las recurrentes heladas y los días con abundante viento, impactan en el desarrollo inicial de los cultivos”.

“Asimismo, estas condiciones climáticas, con ambientes secos, son favorables al desarrollo de pulgones que podrían estar perjudicando las pequeñas plántulas de trigo, con lo cual es recomendable visitar y recorrer los lotes para detectar la presencia de la plaga, que generalmente se ve en manchones del lote, con una coloración amarillenta y con plántulas más débiles, producto del daño de los insectos”.

Consideró que si se detecta la presencia de los mismos hay que proceder a su control químico, lo mismo si en la recorridas se visualizan problemas de enfermedades fúngicas, que también se ven favorecidas por este tipo de clima, como las royas por ejemplo. “No obstante, en estos casos, se puede seguir monitoreando la enfermedad para ver su evolución, y la del cultivo, y decidir sobre la posible aplicación de fungicidas ya con el ciclo un poco más avanzado, o bien aprovechando alguna otra práctica en el cultivo, como puede ser alguna aplicación de fertilizantes foliares, por ejemplo”. Por último, remarcó que “lo más importante, seguir de cerca la evolución del clima y los reportes o informes climáticos de corto y mediano plazo, con el fin de realizar las mejores prácticas en los cultivos, apuntando a obtener resultados positivos en la próxima campaña, de la mano de un mercado de granos que se mantiene expectante pero con cotizaciones favorables”.



Números finales de la cosecha gruesa pasada 19/20

Recientemente la Bolsa de Cereales de Buenos Aires publicó en su informe la finalización de la cosecha gruesa en todo el territorio nacional, con resultados muy buenos tanto para soja como maíz, pero especialmente comentando que, por primera vez en muchos años, el maíz superaba a la soja en volumen de producción, superando los 50 millones de toneladas, sobre 49.6 millones de la soja. Un dato interesante y auspicioso si se quiere, por todo lo que significa el maíz, tanto desde el punto de vista de las rotaciones y del cuidado del suelo, como también por la amplitud de aplicaciones/usos que tiene el grano en nuestro mercado interno, con todo lo que ello implica desde el punto de vista económico y financiero.

El ingeniero agrónomo Antonio Martín, expresó que “Chivilcoy no fue la excepción a los resultados a nivel país y tanto la cosecha de soja como de maíz dejó saldos favorables para el productor de nuestra región. Para el maíz de primera, con fecha de siembra temprana, fines de setiembre, principios de octubre, los rendimientos en general superaron los 8.000 kilos la hectárea alcanzando valores de 12.500 a 13.000 kilos la hectárea. Si bien el promedio final está por debajo, ya que durante el ciclo del cultivo hubo pérdidas de plantas por encharcamientos del suelo en el momento de la siembra. El promedio de esta campaña está por encima de campañas anteriores, siendo de alrededor de 10 toneladas la hectárea”.

“El clima, durante el verano, fue muy beneficioso para el cultivo, con temperaturas frescas por las noches, buena radiación solar durante el día y adecuada humedad en el perfil del suelo. Para los maíces tardíos también hubo resultados favorables, ya que los rindes han superado los 9.000 kilos la hectárea, lo cual indica que el clima fue un buen aliado, cosa que no ocurre en todas las campañas”, expresó.



Soja de primera

Para el caso de la soja de primera, en la mayoría de los casos se superaron los 4.000 kilos la hectárea de rendimiento, con promedios en general entre los 4500 y 4800 kilos, y algunos valores más destacados en los mejores sitios que superaron los 6.000 kilos la hectárea. “Aquí la campaña no fue tan dispar ya que la falta de lluvias en una parte del verano y las altas temperaturas deprimieron un tanto el potencial del cultivo. No obstante, se considera una buena campaña ya que se pudo cosechar con bajo contenido de humedad en el grano y sin inconvenientes”.

“En el caso de la soja de segunda, también los resultados fueron buenos en general, con promedios alrededor de los 2.500 a 2700 kilos la hectárea, y mejores resultados en lotes sobre cebada o trigo cosechado temprano, donde se superaron los 3.200 kilos. La principal característica de la campaña fue que la humedad de cosecha en general, estuvo en el orden de 13 a 14 por ciento”.