Revista Puerto 20-08-2020 - Karina Fernández En el Acta 19 publicada la semana pasada el Consejo Federal Pesquero tomó una serie de medidas de manejo para la especie langostino que vulneran los principios precautorios universales con los que se deben administrar los recursos pesqueros. Sin información científica que lo avale y desoyendo las recomendaciones del INIDEP impartidas en cada informe técnico de merluza hubbsi, eliminaron la obligatoriedad del uso de artes selectivas en las operaciones de pesca de langostino. También, y repitiendo el tipo de manejo que se llevó a cabo en la gestión macrista, se fijó en 20% el límite de bycatch de merluza en esta pesquería, sin que exista un solo informe técnico que lo recomiende. Debe tenerse en cuenta que las operatorias pesqueras se realizan en la Veda Permanente de Merluza.

Pescar con artes selectivas es una modalidad recomendada en todo foro. En la Argentina, el INIDEP intenta que se aplique desde hace décadas, pero el principal enemigo que siempre ha tenido ha sido la administración pesquera nacional. Por acción u omisión, las sucesivas autoridades han permitido, desde el inicio de la pesquería de langostino, prescindir del uso obligatorio de artes selectivas.

La administración pesquera pondera la opinión de los pescadores por sobre la de los científicos. La resistencia del sector empresario se ha basado en la inviabilidad operativa de las artes sugeridas por los investigadores. Atendiendo ese reclamo y buscando consensuar en el uso de un arte eficiente y práctica, se han realizado talleres muy productivos donde se plantearon alternativas de dispositivos usados en otras partes del mundo con éxito.

La malla cuadrada fue una de las propuestas que más acercó a las partes y desde el INIDEP estuvieron abiertos en buscar otros dispositivos para enriquecer la investigación. También se han realizado campañas de investigación para medir la eficiencia de las artes actualmente sugeridas, en un escenario de explotación diferente al que existía cuando se introdujo en la legislación el uso obligatorio, siendo ése, otro de los reclamos del sector empresario.

En la evaluación realizada en 2019 se comprobó que la eficiencia de las artes selectivas Disela II, Hargril y Grilla de 30 han mostrado el mismo nivel de escape para la merluza que los registrados en 2007, último dato disponible. En ese momento la pesquería de langostino era otra y se comprobó que la eficiencia de estos dispositivos, en función de la especie objetivo, sí había variado y que en algunos casos se generaba un escape de langostino muy elevado.

Para los ejemplares más grandes de langostino (L1), el escape en el Disela II fue del 72%, en el Hargril del 24% y de la Grilla 30 del 34%. Cuando se pescó en zonas de tallas más pequeñas, el escape se redujo al 15% para el Disela II y al 10% en la Grilla 30. Desde el INIDEP recomendaron seguir investigando y probando nuevas alternativas como la malla cuadrada para establecer medidas de manejo adecuadas.

La recomendación del INIDEP es la misma que se realiza en el Código de Conducta Responsable de la FAO: seguir investigando para encontrar un dispositivo que maximice el escape de la especie acompañante y genere el mayor aprovechamiento posible de la especie objetivo.

En ningún caso ello implica que hasta que se encuentre el arte de pesca ideal, se aconseje que las flotas operen sin artes selectivas. Pero los consejeros no lo entendieron así y argumentando que todavía era muy alto el escape de ejemplares L1 de langostino, sin aval científico conocido, omitieron la selectividad en las medidas de manejo para langostino.

Que la flota tangonera, fresquera o congeladora, no usa artes selectivas es una realidad conocida por todos. Podrá decirse entonces que la resolución tomada por el Consejo blanquea una situación que se da de hecho, aunque esto implique violar normas legales y principios precautorios. Pero lo que resulta más alarmante aún, es que a este “blanqueo” se le sumó otra medida que atenta contra la sustentabilidad de la merluza hubbsi.

Ante esta indiscutible violación a la legislación que se ha sostenido por décadas, los investigadores han recurrido históricamente a otras medidas complementarias que puedan suplir el incumplimiento. El límite de un porcentaje establecido de bycatch es una de ellas y establecerlo permite reducir el impacto, al mismo tiempo que da cierta previsibilidad para el manejo de la especie que se ve afectada por la pesca incidental.

En el caso de la merluza hubbsi en la pesquería de langostino, ese margen fue establecido por los investigadores en un 10%. Valor sobre el cual, según consta en casi todos los informes científicos, se sometería a la pesquería a una situación de riesgo no recomendado.

Pero las autoridades pesqueras sin ningún sustento biológico vienen modificando ese límite, llevándolo primero al 30% y luego al 20%. Lo hizo Juan Manuel Bosch en la gestión de Macri acompañado por el Consejo Federal Pesquero y ahora lo ha hecho Carlos Liberman en la presidencia de Alberto Fernández, también con el acompañamiento unánime del Consejo.

Es notable y preocupante que el representante del Ejecutivo, Carlos Lasta, que ha ocupado la jefatura del Programa de Especies Costeras del INIDEP durante años, haya dado su voto positivo a este despropósito. No es menos inaudito que haya hecho lo propio la representante del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Gabriela González Trilla.

La decisión es absolutamente contraria a los principios precautorios que deben regir el manejo pesquero. Desde el Consejo buscaron escudarse en que son medidas transitorias y que se aplicarán hasta que el INIDEP realice nuevas recomendaciones. No es necesario aclarar en este punto que las recomendaciones del INIDEP ya fueron hechas y que hasta tanto no se cuente con nuevas, las autoridades deben ajustarse a lo que está vigente.

Es de toda evidencia que esta gestión no busca diferenciarse en nada de la anterior. Tanto su presidente, un camporista que debiera ubicarse en las antípodas del macrismo, como cada uno de los nuevos representantes provinciales y del Ejecutivo que hoy conforman el Consejo Federal Pesquero, no se diferencian. Están siguiendo el mismo camino que sus antecesores, no dan crédito a las investigaciones de los biólogos del INIDEP.

Pero si Carlos Liberman apoyó cada medida de manejo propuesta por el Ejecutivo de Macri, que mostraba desprecio por el conocimiento científico, quizás no debiéramos esperar nada distinto, ahora que ocupa un espacio mayor de poder. Al menos las medidas que ha impulsado en el seno del Consejo así lo certifican.

Lo más curioso del caso es que ante las actuales circunstancias del mercado internacional, la pesca indiscriminada de langostino en nada ayuda a mantener o aumentar el precio del crustáceo; por el contrario, podría incluso ser contraproducente. El contexto debiera ayudar para buscar en este momento el desarrollo de estrategias de explotación sustentables con miras al futuro.

Recordemos que el Consejo Federal Pesquero adeuda desde 2017 la generación de un plan de manejo sustentable para el langostino, en el que la reducción del bycatch es un punto fundamental. Pero los pasos hasta aquí dados van en detrimento de los objetivos biológicos planteados y no existe excusa para que ello ocurra. Ni la pandemia los justifica.

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