Revista Puerto 14-08-2020 - Roberto Garrone Guillermo Morán tiene 42 años y sale a pescar desde los 16. Patrón de segunda del Torre Fuerte, un semirrígido de 8 metros de eslora con el que trabaja desde hace 5 años, no puede borrar la sonrisa de su rostro curtido por el sol. Integra la Cooperativa Fiskr, “pescado en noruego”, aclara el pescador. La entidad a su vez conforma la Asociación de Pescadores Artesanales de Mar del Plata.

La Dirección Provincial de Pesca bonaerense lo acaba de notificar que la embarcación está autorizada a capturar variado costero dentro de las 3 primeras millas. “Estamos muy contentos porque es un reconocimiento a un sector que ha estado postergado durante mucho tiempo”, dice en la bajada de Cabo Corrientes, desde donde operará la flota bajo la supervisión de Prefectura Naval.

Morán forma parte de una comunidad de entre 35 y 40 embarcaciones que comenzó a transitar el camino de la visibilidad en los últimos meses, a partir de las gestiones de Matías Casimir, coordinador nacional del área Pesca Artesanal que depende de la Subsecretaría de Agricultura Familiar.

El Rosana B y el Rocío son otros dos botes que cuentan también con la autorización. Falta el resto porque Prefectura todavía no comenzó con los cursos de capacitación de modo que los tripulantes puedan tramitar la libreta de embarque.

“En mi bote somos 6 personas, es uno de los más grandes, pero en otros van 4 o 5. Es una actividad productiva que contiene en forma directa a unas 300 familias que tienen un sustento digno”, dice Guillermo.

En este momento de felicidad que lo atraviesa, el pescador no quiere olvidarse de otros compañeros que hicieron el camino. “Diego David Fantaguzi, Luis González, Gabriel Fiare, Fernando Casali, German Veloso, Luis Guidotti. Compañeros que tienen más de 20 años de actividad y que ahora podrán hacerlo de manera legal”, destaca.

El grupo reunido en la bajada de Cabo Corrientes bajo un cielo pintado de celeste y una brisa que sopla fuerte y de manera insistente, asegura que podrán pescar corvina, pescadilla y algo de cornalito con red de cerco o medio mundo.

Cuentan que la relación con el prefecto Moya, jefe de Prefectura Mar del Plata, siempre fue muy cordial, lo mismo que con los científicos del INIDEP, los técnicos del SENASA y los funcionarios de todos los niveles.

“Todos hicieron su aporte importante para poder tener este reconocimiento. Hay otras cinco que tienen la tripulación habilitada y falta la autorización. El resto debe aguardar a cumplir con la capacitación de Prefectura para poder salir a pescar”, reconoce el pescador, quien también le agradeció a su hijo, Enzo, que con 15 años lo ayudó a él y muchos otros para la registración ante la AFIP.

Muchas de estas embarcaciones estuvieron paradas durante la pandemia. Algunas salieron a pescar en estas últimas semanas con el aval de la Secretaría de la Producción de la Municipalidad que llevó adelante un registro de marineros.

“La idea fue poder tener algo de ingresos para poder hacer frente a todos los trámites que tuvimos que completar en este tiempo para poder regularizarlos y sacar la matrícula mercante”, cuenta el pescador.

“Desde el comienzo de la gestión venimos trabajando con la Asociación con el objetivo de regularizar la actividad. Se confeccionó el Registro de Pescadores Artesanales que se elevó a la Prefectura, se hicieron las inspecciones y ahora se reciben las primeras autorizaciones de captura”, ponderó Casimir.

El sector ya había comenzado a trabajar, impulsado por el Coordinador Nacional, en reuniones multisectoriales a fin de ir resolviendo, una vez lograda la autorización de captura, otras cuestiones vinculadas a su radio de acción, seguridad, conservación de la materia prima y canales de distribución.

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