Revista Puerto 05-06-2020 - Roberto Garrone El artículo 6 del Decreto 297/20 que determinó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, estableció que los trabajadores de la actividad pesquera quedarán exceptuados por tratarse el sector de una actividad esencial en la emergencia sanitaria. Sí quedaron exceptuados aquellos trabajadores de más de 60 años que tenían enfermedades de riesgo preexistentes.

El artículo 8, que establece los ingresos de dichos trabajadores, ha abierto una brecha entre el sindicato y la patronal y luego de 70 días de vigencia cada empresa paga lo que considera que se ajusta al texto.

“Durante la vigencia del aislamiento social, preventivo y obligatorio, los trabajadores y trabajadoras del sector privado tendrán derecho al goce íntegro de sus ingresos habituales, en los términos que establecerá la reglamentación del Ministerio de Trabajo”, dice el artículo.

Luego la cartera laboral dictó la Resolución 207. La norma establece en su artículo 2 que aquellas personas consideradas “personal esencial” constituyen una exigencia excepcional de la economía nacional e incluyó a las personas mayores de 60 años, quienes volvieron a la actividad.

Así como no hay acuerdo en la forma de liquidar los salarios de los exceptuados, tampoco hay uniformidad sobre la cantidad de trabajadores que están comprendidos en la licencia forzosa.

“Tampoco es claro el texto del artículo sobre las remuneraciones de los trabajadores. El pescado es un trabajo a destajo: Lo producido por hora se debe multiplicar por la cantidad de días trabajados, más viáticos y equipo”, señala Cristina Ledesma, secretaria General del SOIP.

“La cámara se ajusta a un garantizado y por eso hemos tenido que hacer arreglos individuales con las empresas para poder mejorar los ingresos de los compañeros”, reconoce la dirigente.

Ni en CaIPA ni en SOIP tienen números ciertos de lo que ocurre en los frigoríficos, de cuánto se redujo la planilla de recursos humanos y por qué motivos específicos.

La semana pasada fue noticia el reclamo de un grupo de trabajadores de Solimeno para que sus sueldos se equiparen con los que están en actividad. “Ahora les dio la opción a los mayores de 60 años de volver a trabajar. Lo mismo hicieron con los que tienen enfermedades de riesgo. Sí permitimos a los mayores siempre y cuando estén sanos, pero no a los que están enfermos”, aseguró Ledesma.

“A nosotros nos pasa algo parecido. La diferencia es del 50 por ciento”, reconoce Marta, una de las delegadas de Giorno, controlada por Iberconsa, donde revistan casi 150 trabajadores bajo convenio colectivo. La trabajadora es una de las nueve personas que están licenciadas. “Tengo diabetes y cobramos el garantizado más una suma fija pero mis compañeros están trabajando bien con pescado fresco y es mucha la diferencia”, reconoce la trabajadora.

Iberconsa incorporó a los mayores de 60 años. En el grupo había cinco trabajadores que se reincorporaron luego de un examen médico realizado por la propia empresa que determinó que estaban aptos.

En Industrias El Corsario hay tres obreros exceptuados por enfermedad, quienes perciben el garantizado que marca el convenio más un adicional del 30 por ciento. “Los compañeros se solidarizan y hacen un aporte de la producción que sacan y se la donan a los que no están viniendo”, informó Gustavo Tonello, gerente de la empresa.

Fabio es peón en El Marisco. El trabajador asegura que en todo este tiempo se respeta el uso de barbijos y hay dispositivos con alcohol en gel en el comedor y los vestuarios. “Faltan más de diez compañeros, que cobran el garantizado”, dijo el trabajador.

Apolo Fish volvió a trabajar luego de un acuerdo firmado con el SOIP a instancias del Ministerio de Trabajo en que se comprometen a saldar una diferencia salarial y terminar de abonar la deuda de la primera quincena de mayo con la venta de pescado congelado en la cámara. En el frigorífico trabajan 59 obreros bajo distinto convenio pero solo tres, dos envasadoras y un filetero, están exceptuados por pertenecer a grupos de riesgo.

En Desafío hay un grupo también reducido, quince obreros entre envasadoras y peones. “Es gente joven, tienen menos de 50 años. Hay tres que no vienen por problemas de salud y cobran la garantía más un plus”, dijo Oscar Sayago. Ese plus es la suma de 4 mil pesos, no remunerativos, a cuenta de la paritaria 2020 que arregló el SOIP con CaIPA.

En Cafrexport, la cámara de frigoríficos exportadores, tampoco tienen cifras concretas. Solo tendencias o porcentajes que más o menos se repiten entre todas las empresas asociadas. Varía entre el 15 y 20 por ciento”, señala su presidente, Fernando Mellino.

También varía la garantía que perciben los trabajadores. Es una garantía como si no hubiese materia prima, como si no estarían trabajando y el monto varía también según cada planta, entre los 20 y 25 mil pesos por mes. Claro que hay excepciones.

“En el frigorífico los exceptuados no llegan al 10 por ciento de la plantilla total. Hay por enfermedad y otros con teletrabajo porque cuidan niños”, aseguró Ciro D´Antonio de Frigorífico Del Sud Este. En la cooperativa donde cortan los fileteros señala que tienen un “fondo de estabilidad” que se asemeja al garantizado del Convenio Pyme.

El SOIP ha llevado el reclamo ante el Ministerio de Trabajo para lograr que las empresas respeten lo del “goce íntegro de sus ingresos” y en Cafrexport también han pedido precisiones a la autoridad de aplicación sobre el alcance del artículo 8. El sindicato y la patronal aguardan por las certezas oficiales.
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