Revista Puerto 13-04-2020 - Roberto Garrone Apolo Fish otra vez en el centro de la tormenta. Vecinos del barrio Puerto, próximos a la zona de Vértiz y Pescadores, donde funciona la planta procesadora de pescado, advirtieron sobre la emanación de malos olores que se originan en el establecimiento.

La firma además de elaborar productos de mar para el consumo humano, con los residuos genera un subproducto nutritivo a partir de especies como rayas y tiburones, muy parecido a la harina de pescado.

“Quizás tengan habilitación para producir a partir de sus propios residuos pero nosotros vemos que compran residuos de otras plantas y dejan los cajones por varios días ahí afuera y es un olor insoportable. Ya no sabemos a quién acudir para que la clausuren”, señalan los vecinos, en una nota enviada a este medio.

No es la primera vez que los vecinos denuncian malos olores en el establecimiento. En abril de 2018 visibilizaron la situación y semanas después un área del predio de Pescadores 1267 fue clausurada por la Delegación Municipal.

El motivo principal de la clausura fue la falta de habilitación para el procesamiento de residuos de pescados, propios y de terceros, según quedó registrado en el Acta N°605532. Los inspectores municipales aquella vez también habían advertido algunas falencias en los planos de la fábrica.

“Hemos ido a Defensa del Consumidor y no hemos tenido respuestas. SENASA parece que no entrara y OPDS tampoco interviene o cuando lo hace no descubre ninguna irregularidad cuando todo el barrio tiene que padecer mugre, un olor irrespirable y hasta gusanos entre los restos de pescado cuando pasan varios días sin que procesen”, expusieron en la nota los vecinos.

En estos años, desde que Apolo comenzó a fabricar su “núcleo proteico”, muy parecido a la harina de pescado -incluso los vecinos sostienen que se comercializa en grandes bolsones-, en toda la zona se ha deteriorado la calidad de vida a partir de los olores nauseabundos. Con el condimento extra de la materia prima en contacto con el medio ambiente, fuera de la planta.

Los vecinos sacan fotos, dejan algún que otro mensaje en la cortina metálica de la fábrica, concurren a dependencias municipales y organismos sanitarios y reiteran en los medios lo que ya han dicho en otras ocasiones y que parece que nadie escucha.

“Ahora hay una nueva gestión municipal, si no hay respuestas vamos a ir a pedirle una audiencia al Intendente y decirle que nuestro barrio no es una zona habilitada por el Código de Ordenamiento Territorial para que funcione una harinera. No se puede vivir ni trabajar en estas condiciones”, reclamaron.
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