Revista Puerto 01-04-2020 - Roberto Garrone Un barco fresquero para iniciar la marea necesita acopiar en bodega unos 10 kilos de hielo por cada cajón que apila en la cubierta. A algunos armadores se les está haciendo difícil conseguirlo como para poder salir a pescar luego del martes, cuando concluya la primera etapa del aislamiento social obligatorio, el plazo que gremios marítimos y las cámaras armadoras se pusieron cuando firmaron el jueves pasado el protocolo sanitario.

De aquel momento a este de domingo a la tarde cuando escribo esta crónica/estado de situación, muchas cosas han cambiado y otras se mantienen inalterables, como el miedo de algunos tripulantes para embarcarse bajo las condiciones acordadas en el protocolo y la reducción de mano de obra en las fábricas de reprocesamiento.

Salvo las grandes empresas con insumo propio, buena parte de la flota adquiere el hielo en Deyacobbi, la fábrica que está sobre el muelle 1. Pero la suspensión de zarpadas que mantiene a la flota amarrada a muelle desde el lunes 16 de marzo generó que la planta discontinuara la producción y de paso bajara un poco el consumo de electricidad.

Si todos quieren reanudar la actividad será necesario un poco de paciencia o buscar otros proveedores. Por lo que pudo saber este medio, más allá del protocolo, los armadores cosecharon nuevas dudas por estas horas en que quedó confirmada la prolongación de la cuarentena.

“No voy a sacar el barco en este contexto. No hay venta, ni corte, en las plantas hay muy poca gente que trabaja”, dijo Juan Taranto ante la consulta de REVISTA PUERTO. ”Esto quizás comience a mover, pero muy despacio, nosotros dependemos de mucha gente y cuando se trata de la vida, una norma no los hace cambiar de parecer”, aseguró el armador del

“Marbella”, reflejando la situación de los tripulantes.

Otros en cambio parecen más decididos. El sábado al puerto marplatense ingresaron 12 camiones de combustible con 37 mil litros cada uno para ir tachando los pendientes de los armadores ansiosos. Claro que a los problemas del hielo se suma el de los cajones. Ayer domingo el puerto estuvo cerrado, como para contribuir a que la vuelta al ruedo no sea frenética.

Barcos como el Api VII, Don Cayetano, Ribazón Inés y Promac ya solicitaron inspectores para embarcar y tiene fecha de zarpada entre el 1 y el 2 de abril. Otros armadores en cambio abonan la teoría de Taranto. “No tengo ningún apuro en sacar los barcos. Vamos a tener un panorama más claro en los próximos días”, aseveró Eduardo “Carpincho” García.

“Quién se hará cargo si se llega a enfermar un tripulante; porque dicen que la ART no lo cubre”, dijo un marinero relevo. “Quién se hace cargo de la atención médica de ese compañero y de todo el resto de la tripulación que deberá quedarse en cuarentena otras dos semanas para ver si no se contagiaron, cuando seguro todos queden contagiados, si el barco es un pañuelo y es imposible alejarse de tu compañero cuando dormimos cuatro en un dormitorio”, expuso el tripulante en el grupo de whatsapp en el que comparten las últimas novedades y expresan su parecer sobre la situación.

Del lado de los gremios quien se expresó a través de una carta a sus afiliados fue Pablo Ochagavia, del SOMU. El Secretario General de Mar del Plata aseguró que ha hablado con muchísimos marineros por estos días y que si bien hay algunos necesitados de salir, “la gran mayoría me manifiesta que no quieren hacerlo exponiendo su salud y la de su familia al bajar”.

En la nota, el dirigente sindical libera a los marineros para que tomen la decisión que crean conveniente. “Voy a elegir mil veces que me puteen por no conseguirles una bolsa de alimentos, y no por perder un afiliado o que se me contagie una tripulación completa y traslade el virus a su familia sin saberlo al bajarse”, expresó Ochagavia.

Más allá de los temores de los tripulantes, en la práctica existen obstáculos que harán de la reanudación de la actividad pesquera un proceso lento y paulatino. Por ejemplo, el protocolo sanitario aprobado el jueves establece que antes de zarpar un médico revisará a los tripulantes y reportará, si es que existieran, los casos que presenten síntomas como tos, fiebre o problemas para respirar, compatibles con el Covid-19.

La duda en las últimas horas entre gremios y armadores era quién debía disponer del galeno. Representantes de ambas partes coincidían en señalar que era el Consorcio Portuario el encargado de aportarlo en virtud de que es una de las obligaciones del Plan de Contingencia comprendido en el Artículo 6 de la Resolución 60/2020 dictada por el Ministerio de Transporte donde establece la creación de un Comité de Crisis en el transporte fluvial, marítimo y lacustre bajo la órbita de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación.

El problema es que el Consorcio tiene solo un médico, contratado de la Clínica San Cayetano. El jueves con el operativo sanitario de emergencia sobre el portacontenedores Arsos tomaron temperatura y síntomas a los estibadores de Hipocoop que se encargaron de la operatoria de carga y descarga.

Pero es un plantel reducido en comparación con los cientos de tripulantes que habría que evaluar si la flota decide ponerse en marcha al mismo tiempo. Prefectura ya se habría comprometido a colaborar con otro médico para agilizar todo el proceso pero igual no darían abasto. Es por eso que algunos armadores, como Baldino, ya avisaron que dispondrán de un médico propio para controlar a los tripulantes de sus barcos.

Mientras algunos piensan en reanudar la faena, otros tratan de cerrar la última antes de la suspensión de zarpadas. Por ejemplo el Mellino VI, que fue uno de los últimos en entrar; y de los 7500 cajones que trajo en bodega, todavía trataba de vender los últimos 2 mil. Se deberá apurar porque es otro de los que pidió liberarse para poder salir a pescar el 1 de abril.