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El Cronista Comercial 26-08-2019 - EZEQUIEL M. CHABAY
Con pocas probabilidades de remontar el resultado adverso de las PASO, el Gobierno del presidente Mauricio Macri dio su visto bueno para apresurar las negociaciones comerciales abiertas desde el Mercosur más allá de su propia convicción de abrir la economía y su agenda de "inserción inteligente al mundo". Por estas horas, primó más la presión de los socios de la unión aduanera y las contrapartes, que exigen definiciones frente a la posibilidad de que el eventual cambio de signo político, personificado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, frustre las tratativas.
El viernes por la tarde, la Cancillería anunció que el Mercosur había alcanzado un acuerdo de libre comercio con EFTA, un club que integran Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein, que resulta de interés para la Argentina en tanto facilitaría la llegada de inversiones suizas y noruegas y la imbricación con las industrias farmacéutica y de servicios financieros de la confederación helvética.
Los negociadores esperaban concluir el texto este mes o a comienzos de 2020. El cambio del escenario político apresuró las conversaciones.
El comercio del Mercosur con este bloque es ínfimo: las exportaciones alcanzaron en 2018 u$s 3167 millones, mientras las importaciones representaron u$s 3642 millones. Para la Argentina, sin embargo, el intercambio es positivo: el último año exportó u$s 1316 millones e importó u$s 640 millones.
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El otro acuerdo en carpeta involucra a Canadá, con quien ya hubo siete rondas de negociaciones, la última en Ottawa días antes de las PASO.
El país norteamericano representa un mercado de 36 millones de consumidores de elevados ingresos, con un PBI per capita de u$s 45.000 y un importante caudal de inversión en el extranjero a través de sus acaudalados fondos de pensión, con los que han inyectado alrededor del globo ya u$s 1,5 billón.
De acuerdo a proyecciones canadienses, el comercio bilateral podría elevarse en u$s 4000 millones y hasta un 30% más en los próximos 20 años, creando más de 8500 puestos de trabajos allí. Las partes volverán a reunirse en Brasilia el 18 de noviembre, con el escenario argentino más claro.
Pese al esmero del Gobierno por mostrar una buena noticia, desde el Frente de Todos advirtieron que los anuncios de acuerdo no son más que eso, y no hay verdaderamente un compromiso sin la ratificación del Congreso y una revisión exhaustiva de los términos y su impacto en la matriz productiva nacional.
La semana pasada, el ex canciller Jorge Taiana insistió en que la alianza entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), anunciada en junio, "no es un acuerdo" porque "nunca vimos firmar un solo documento" y porque "hay muchos puntos que no están estrictamente precisados y se mantienen en corchetes o sin una versión definitiva".
Brasil, en la presidencia rotativa del Mercosur y siguiendo directivas de Jaír Bolsonaro, apresura las negociaciones como forma de condicionar al futuro gobierno argentino, en los mismos términos que expresó días atrás el ministro de Economía, Paulo Guedes: "Si Cristina llega al poder y cierra la economía, nos vamos del Mercosur". |
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