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Revista Puerto 12-07-2019 - Roberto Garrone Un marinero del pesquero San Andrés Apóstol denunció que sufrió un accidente a bordo y la empresa armadora lo desembarcó en Camarones sin dinero y tuvo que trasladarse a Rawson donde quedó internado sin recibir la atención correspondiente.
Juan Pablo Fernández zarpó el 1 de julio de Mar del Plata en medio de un fuerte temporal a bordo del pesquero de Fishing Ground SRL. Al tercer día mientras estaba en la cocina con el barco capeando el temporal, el buque roló con una ola y golpeó su pecho contra la manija de un horno industrial y las rodillas contra el suelo.
Desde ese momento comenzó otro calvario. “El capitán mientras me tenía doblado del dolor arriba del barco no quería hacer radioconsulta con un médico de Prefectura y solo quería calmar mi dolor con pastillas. Así estamos, muchachos”, escribió el marinero en su muro de Facebook, “De proa marineros unidos”.
Al otro día el tripulante intentó trabajar pero los dolores eran insoportables, un pinchazo en el pecho no lo dejaba mover. Junto a sus compañeros completaron 1500 cajones de merluza y ante la persistencia de los síntomas, el capitán lo bajó en Camarones el 7 de julio, donde “me dejaron sin plata, sin ropa, sin nadie que me llame de la empresa armadora para seguir mi estado; somos descartables”, especificó el trabajador.
En un remise viajó a Trelew y con la intervención de La Segunda ART lo derivaron a un sanatorio donde los padecimientos continuaron. “No se podía tomar ni agua de la canilla porque decían que los tanques estaban sucios. No tenía ni para comprar líquido, nada. Y no me hicieron ningún estudio en profundidad porque no tenían equipos”, sostuvo el marinero ante la consulta de REVISTA PUERTO.
Al cierre de esta edición Fernández estaba por embarcar de Trelew a Mar del Plata y ya tenía reservado un turno en un centro de diagnóstico por imagen para hacerse una resonancia.
“Tuve que hacerlo público en Facebook para que aparezcan y den la cara. Pasé todos estos días tirado sin que nadie de la empresa llamara para conocer mi estado”, lamentó el trabajador.
En viaje se enteró de que en la exposición ante la Prefectura el capitán del barco puso que se había “resbalado”.
“Si nos accidentamos dejamos de servirles y nos tiran como a un perro en cualquier puerto cercano para seguir la pesca”, fustigó Fernández en su posteo en la red social.
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