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La Nación 20-05-2019 - Mariana Reinke Amanece y el frío, sumado al rocío de hace un tiempo, ya se siente en el campo. Desde la ventana de un aula de la escuela agrotécnica de La Trinidad, en el partido de General Arenales, el cura Julio Ramos observa la salida del sol. La llegada del invierno parece no inmutarlo.
Nacido en la provincia de San Juan , los crudos inviernos eran cosa de todos los días. Ahí quedó su infancia, rodeada de olivares y viñedos y de un clima siempre seco, cuando decidió tomar el rumbo religioso y estudiar para ser sacerdote en Córdoba .
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En la etapa formativa en la congregación salesiana, llegó el momento de la práctica educativa de dos años. Luego, por esas cosas del destino, fue asignado en una escuela agrotécnica en Río Cuarto.
"Fue en esa práctica que afloró en mí la vocación por los temas rurales. Los chicos de campo me transmitieron el amor que tenían por la producción agropecuaria", contó Ramos, de 52 años, a LA NACION.
El sacerdote, al amancer rejuntando el rodeo de lecheras El sacerdote, al amancer rejuntando el rodeo de lecheras
Ya como cura, volvió a ese colegio rural por tres años más. Luego fue a una escuela vitivinícola en Rodeo del Medio ( Mendoza ) por seis años, donde aprendió de viñedos.
Su contacto con el campo tuvo un compás de espera nueve años: uno en Salta , tres en San Luis y cinco en Mendoza en escuelas urbanas. Como una forma de mantener vivo lo que venía haciendo, en esos establecimientos educativos organizó grupos de bailes folclóricos con el alumnado.
En una capilla en Ferré, junto a un grupo de jóvenes En una capilla en Ferré, junto a un grupo de jóvenes
Hasta que llegó a su vida, hace siete años, una escuela agrotécnica salesiana en plena pampa húmeda, donde permanece hasta estos días. "Cuando me dijeron de volver a la ruralidad no lo dudé ni un segundo", recordó emocionado.
Desde ese entonces, de 6 a 24, su vida se reparte entre la educación de los chicos, ser párroco de Ferré, pueblo a tres kilómetros de la escuela y con no más de 3500 habitantes. También oficiar misa en tres capillas sábados y domingos, la catequesis y las variadas tareas agropecuarias, como lo es el tambo del colegio.
"Estar en la fosa y ordeñar es algo que me apasiona. El tambo y la ganadería me encantan", remarcó, orgulloso. |
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