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Cambio climático: indicadores y modelos para mostrar ante los ojos del mundo
La temperatura del aire en la superficie de la tierra, la temperatura del aire en la superficie del mar, la temperatura del aire marino y el nivel del mar, cuatro indicadores clave del cambio climático, vienen en alza. En tanto, hay una retracción es ...
 
 
La Nación 29-04-2019 - Fernando Bertello La temperatura del aire en la superficie de la tierra, la temperatura del aire en la superficie del mar, la temperatura del aire marino y el nivel del mar, cuatro indicadores clave del cambio climático, vienen en alza. En tanto, hay una retracción estival del hielo ártico. No es lo único que se destaca: entre otros, los eventos meteorológicos (de tormentas a ciclones), los eventos hidrológicos (como las inundaciones) y los eventos climatológicos (de las temperaturas extremas a las sequías) están en ascenso.

El cambio climático está en escena. Y todos esos factores forman parte de lo que lo hacen visible. "Estamos involucrados en el mismo problema que el resto del planeta". La frase la pronunció Ernesto Viglizzo en el seminario anual de la Fundación Producir Conservando.

Asesor ambiental en el Grupo de Países Productores del Sur (GPS), una red de instituciones privadas y expertos de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, Viglizzo fue más allá del diagnóstico: habló de cómo se ven a la Argentina y a otros países en el cumplimiento de los acuerdos firmados en la COP21 de París (Conferencia de las Partes para el cambio climático), por qué hay ciertas mediciones que son relativas con respecto al país, para qué sirve hablar de un proceso de balance de carbono antes que de solo la emisión que hay por kilo de un producto producido y cómo el país puede hacer para diversificar actividades que permitan tener un mejor balance.

Los países han sido clasificados por sus políticas para cumplir con los acuerdos firmados en la COP21. Entre otros, India figura en la categoría de "compatibles", Brasil en "insuficientes", la UE, China, Japón, Rusia y Estados Unidos en "muy insuficientes" y la Argentina, Corea del Sur y Chile, entre otros, en "críticamente insuficientes". Para Viglizzo, esta calificación refleja una "posición incómoda" para el país, pero "hay que verla en su contexto". Hay métricas que vienen desde afuera que tienen un carácter relativo para con la Argentina y la región.

Mientras los países del hemisferio norte dicen que quieren ayudar a los del sur a reducir las emisiones, cuando en un mapa se observa la densidad de las emisiones de CO2 de origen fósil allí se ve que las más importantes emisiones están justamente en el Norte. China, Estados Unidos, la Unión Europea y la India concentran el 57,13% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Por el contrario, sumados Brasil, la Argentina, Paraguay y Uruguay reúnen solo un 2% (por país, un 1,44, 0,55, 0,02 y 0,2 por ciento, respectivamente).

Si se analizan las emisiones totales, en toneladas eq-CO2 por año, se pueden ver contrastes. Por habitante, la Argentina tiene más de 4 en ese indicador, por encima de Brasil, Uruguay y Paraguay, y no muy lejos de la UE. Pero cuando se toma por hectárea no llega a una mientras Estados Unidos está en 5 y China casi en 12.

Santiago del Solar, jefe de Gabinete de la Secretaría de Agroindustria; Gustavo Oliverio, de la Fundación Producir Conservando, y Leonardo Sarquís, ministro de Agroindustria de Buenos Aires, en el seminario de la entidad Santiago del Solar, jefe de Gabinete de la Secretaría de Agroindustria; Gustavo Oliverio, de la Fundación Producir Conservando, y Leonardo Sarquís, ministro de Agroindustria de Buenos Aires, en el seminario de la entidad Crédito: Silvana Colombo

Una de las acusaciones repetidas contra el sector es que con la expansión de la soja y la ganadería hubo deforestación y altas emisiones. Entre 1996 y 2013, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), en Brasil la mayor parte de las hectáreas deforestadas se usó para la producción de carne. En la Argentina se utilizó, en cambio, para la soja.

Entre 2000 y 2017 se acumularon 5,5 millones de hectáreas deforestadas en la Argentina. "Pero la tasa de deforestación, que fue muy alta en 2008, declinó a un tercio de esa cifra en los últimos años", apuntó.

Hubo, en efecto, una correlación alta entre soja y deforestación hasta 2008, pero desde allí se dio un desacople: el área con soja siguió creciendo mientras bajó la tasa de deforestación. Entre 2000 y 2008, casi el 60% de la producción de soja estuvo asociada a la tecnología y el resto a la expansión sobre nuevas tierras. Desde 2009 para acá pasó a gravitar en un 98% el efecto de la tecnología.

Cuando se habla de la ganadería, los países del Mercosur suman el 23% de las emisiones globales de esta actividad. Pero, según remarcó Viglizzo, no solo hay que tener en cuenta las emisiones, sino el secuestro de carbono. Y en particular la importante captura de carbono que, por ejemplo, producen las pasturas. El 81% del territorio son tierras en pastoreo. "Un yacimiento" para incorporar el secuestro de carbono con las tierras de pastoreo y para que cualquier balance de carbono pase de terreno negativo a otro positivo. Al respecto, los resultados de un meta-análisis sobre 768 casos muestra que el secuestro de carbono orgánico (ton/ha/año) en suelo bajo distintos biomas y regiones climáticas es siempre positivo.
Certificaciones

En la actualidad, en Europa hay certificaciones donde se miden las emisiones por kilo de carbono por kilo de producto producido. Bajo esa óptica, desde el trigo a la carne hay valores negativos (-0,06 y -0.43 Kg C/kg producto, respectivamente para esos productos, solo por nombrar esos casos).

Pero otra mirada es olvidarse de la emisión kg C/kg producto y ver el balance de carbono (emisión y secuestro). Allí las cosas cambian considerando el balance en toneladas por hectárea/año. Para un sistema extensivo bovino, con una carga de 0,18 cab/ha, el balance de carbono es positivo en 0,24. Ese valor se achica a 0,16, pero sigue positivo, con un sistema semiextensivo de 1 cab/ha, en tanto que pasa a terreno negativo, esto es -0,98, con un sistema semiintensivo con 4 cab/ha. Cuando se ven los cultivos agrícolas, el maíz tiene un balance levemente positivo de 0,01, en tanto que en trigo es levemente negativo en -0,03 y en soja de -0,04.

¿Cuál es la propuesta? Para Viglizzo, la forestación puede cambiar las ecuaciones para bien, e incluso combinando distintas actividades.

En una explotación de 400 ha, el monocultivo de soja tiene un balance de carbono negativo de -40 kg/ha/año. Eso mejora a -15 kg/ha/año con 50% soja y 50% maíz, luego pasa a terreno positivo de 43 con un pastoreo extensivo, se ubica en 15 también positivo con un planteo semiextensivo y cae a negativo en -263 con el esquema de "pasto semiintensivo" de mayor carga. En tanto, si se introduce un 10% de forestación se está en un terreno positivo de 58 kg/ha/año y salta a +379 con un 20% de forestación. Incluso se puede apuntar a una repuesta más positiva con mayor forestación.
 

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