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El trigo empuja, pero la falta de financiación frena
La falta de financiamiento es una impronta que caracteriza al momento que vive el contratista. Esta situación es la que determina la falta de inversión en nuevos equipos y la necesidad de reparar los propios, según explica Jorge Scoppa, presidente de ...
 

 
Clarín 18-02-2019 - Juan B. Raggio La falta de financiamiento es una impronta que caracteriza al momento que vive el contratista. Esta situación es la que determina la falta de inversión en nuevos equipos y la necesidad de reparar los propios, según explica Jorge Scoppa, presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (FACMA).

Scoppa comentó ante Clarín Rural cómo termina para los contratista la campaña de trigo 18- 19 y cómo se inicia la cosecha de gruesa. Asimismo, brinda un pantallazo de las perspectivas hacia la próxima siembra de invierno.
La inversión en tecnología y nuevos equipos se generará de manera importante cuando se cuente con financiamiento como en las mejores épocas de crecimiento productivo.

La inversión en tecnología y nuevos equipos se generará de manera importante cuando se cuente con financiamiento como en las mejores épocas de crecimiento productivo.

Si ajustamos por rubro, podemos ver que en el renglón de las sembradoras se generaron ya algunas ventas, y ello es debido a que las lluvias han favorecido a la necesidad de estos equipos. Por un lado, debido a las lluvias post Navidad quedaron sin sembrar algunos lotes, sobre todo de segunda siembra. Y también es cierto que quedó poco tiempo para la implantación de esos cultivos, y ello hizo que se demandaran algunos equipos.

"La campaña de trigo fue excelente, alcanzando los 19,2 millones de toneladas, con zonas en Buenos Aires con 5.000 a 6.000 kg de rinde promedio. También hubo rindes menores en sur de Santa Fe con algunas heladas, en el norte de Santa Fe con problemas de agua, pero los resultados fueron excelentes más allá que sin los problemas calculo que deberíamos haber cosechado unas 500.000 tn más", estima Scoppa.

Lo cierto es que el contratista está pagando deudas y reparando equipos, desde que el tipo de cambio se escapó hasta los 40 pesos por dólar. No olvidemos que el contratista factura en pesos y sus insumos se pagan valor dólar. El 60% del crédito que el contratista esta pagando es en dólares, y lo paga con lo que sacó de la cosecha fina.
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Otro tema inquietante es que no se incrementa la cantidad de hectáreas a sembrar y cosechar, y así resulta que estamos un tanto sobredimensionados en equipos, reconoce el dirigente. Por ello, les vendría bien a los contratistas que aumentaran los rindes, más allá que sería fantástico para todos una mayor producción. El contratista con equipos grandes se defiende mejor por hectárea trabajada sea en el rubro que sea, cosecha, siembra, pulverización, entre otras. El que se maneja con equipos chicos está más complicado con los costos. Las empresas que manejan entre 4 a 10 máquinas cosechadoras se defienden mucho mejor, aunque también es cierto que son los que cobran menos por hectárea trabajada, y tienden a sacar de la cancha a los que no tienen tanta capacidad de trabajo.

En este momento se espera la cosecha gruesa, que en algunas zonas viene con aires de "cosechón". Ya se siente en sojas de primera y maíces. Aunque dejemos en claro que aunque venga un cosechón hasta que no se regenere el crédito o financiación, no habrá inversión en tecnología. Es cierto que las empresas proveedoras de equipos financian en alguna medida, pero ello no alcanza para realmente mover la guja de las ventas.

Hoy se ven cosechadoras trabajando de 2009 que son modernas, pero que no tienen la productividad de una 2019. Y al momento de su reemplazo las pagan poco, y en ello influye que no son pocas las agencias que están atiborradas de equipos usados que necesitan vender. Es cierto que los granos no tienen malos precios, pero también es cierto que las retenciones, aunque alguien las podrá considerar bajas, afectan el resultado de manera importante.

"Es cierto que la situación está complicada para todos y, en tanto la estabilidad y el financiamiento no sean moneda corriente, seguiremos con falta de inversiones", destaca Scoppa.
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Para despegar de manera sólida precisamos crecer en maíz, y así sentir una revolución importante en la producción. Si prestamos atención a Brasil, vemos que en 5 o 6 años duplicó la producción del cereal, y con rindes promedios de 5.000 kg/ha tiene una producción que duplica a la nuestra. Argentina con rindes de 15.000 kg/ha y promedios de 7.500 kg/ha sigue con 40 ó 45 millones de toneladas. Brasil llega a los 85 millones de toneladas. Es cierto que la gran sequía complicó los rindes y la producción total, pero también es cierto que no variamos la tendencia. Y para ello, están influyendo de manera importante las retenciones.

Es difícil entender los por qué de la falta de la promoción del cultivo de maíz, cuando es sabido que este cultivo genera un progreso económico como ningún otro. El maíz empuja hacia arriba la demanda de cosecha, de trasporte, y con ellos, de equipos, de combustible, de neumáticos e insumos varios. Lo mismo ocurre con los fertilizantes y a su vez todos los insumos y logística en relación con ellos. Asimismo, una mayor producción de maíz abarata el costo del mismo como forraje. La mayor producción de trigo y maíz con altos rindes producto de la aplicación de tecnologías como la fertilización, mejora la economía de la producción en varios sentidos y no solo desde la óptica del contratista.

Un "detalle" clave que denota la baja inversión en equipos en comparación con otras agriculturas, es la falta de equipos con orugas, en tractores y cosechadoras. En tanto que en Estados Unidos, Europa y Australia entre el 30 y el 40% de los equipos son con orugas, en nuestro medio es una cosa de excepción. El alto costo de un elemento importado que debe pagar aranceles para su importación, hace difícil su adopción por parte del productor y del contratista.
La mínima inversión en orugas denota la falta de tecnología de alta productividad, comparando de manera objetiva con otras agriculturas.

La mínima inversión en orugas denota la falta de tecnología de alta productividad, comparando de manera objetiva con otras agriculturas.

Otro aspecto que requiere de un tratamiento que involucre a varios sectores privados y púbicos es el de capacitación de personal para el manejo de equipos, ya que su falta es crónica en nuestras empresas.

Respecto de las posibilidades de desarrolo económico del país, el dirigente comprende que "el sector energético puede ayudar a salir de las dificultades que transitamos". Pero también defiende su verdad: "La producción agroindustrial es uno de los principales motores de la economía con alta reinversión de capital. Por ello sabemos que el financiamiento no tardará en reaparecer", afirma Scoppa, para finalizar con esperanza .

MB
 

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