Revista Puerto 17-07-2018 - Karina Fernández Fue muy difícil tratar de conseguir una respuesta concreta del subsecretario de Pesca, Juan Bosch sobre la situación ilegal en la que está operando el barco José Américo de la empresa Moscuzza. Es que lo ilegal nunca es fácil de justificar y debimos interrumpirlo varias veces para que no buscara evadir la respuesta con argumentos falaces. Las clases con el coach le han servido para sonreir cuando está nervioso o mirar de forma burlona mientras intenta justificar lo injustificable; pero no pueden modificar la realidad. Bosch, mientras miente, sonríe y te mira a los ojos. Y los argumentos falsos que le sirven para zafar delante de una cámara terminan siendo la condena de los funcionarios en los medios escritos. Ante tanta falsedad resulta imprescindible contraponer las respuestas con la verdad, la que consta en los registros de la pesca, en la ley y en las normas específicas dictadas para la pesquería de langostino.

Respecto de la condición ilegal en la que pesca el barco José Américo dijo Juan Bosch: “No hay permisos ilegales, los barcos que salen a pescar son todos barcos que están autorizados por el Consejo Federal Pesquero y la Autoridad de Aplicación en algunos casos”.

Es falso. Los permisos anteriores a la Ley de Pesca (1997) son todos iguales, irrestrictos para todas las especies. Luego el único organismo en condiciones de otorgar nuevos permisos fue el CFP, pero desde el año 2000 se decidió que no se darían nuevos permisos debido al sobredimensionamiento de flota. Para algunos letrados la Resolución 7/18 es la primera que viola esta decisión cuando aumenta la presión pesquera permitiendo que muchos barcos puedan pescar hasta un 150% más langostino de lo que sus cupos determinan.

JUAN BOSCH: “La Argentina durante un montón de años ha metido permisos, sacado permisos, generando barcos de 55 metros que pescaban langostino”.

Es falso. El CFP siempre respetó la Resolución 1113/1988 que regula la actividad, salvo la vergonzosa excepción de la Resolución 153/2002, claramente inconstitucional, que legisló hacia el pasado, beneficiando a unos pocos barcos. En 2015 se decidió subsanar esa arbitrariedad, otorgando el beneficio a un grupo de seis barcos que se encontraban en la misma situación y habían sido excluidos. Lo más adecuado hubiera sido obligarlos a ajustarse a la normativa, pero ni el gobierno anterior ni el actual lo hicieron.

JUAN BOSCH: “Tomaban la eslora de arqueo, la eslora entre perpendiculares, había una excepción para cada caso, lo que se trató de hacer con el CFP fue ordenar mirando hacia adelante, a los barcos que ya estaban reformulados se los tuvo en cuenta y se los metió a todos en un carril”.

Es falso. Para la pesquería de langostino siempre se tomó la eslora total, porque si se hubiese hecho de otro modo el permiso sería ilegal, nulo. No existe ningún barco reformulado que viole la Resolución 1113/88 y si así fuese el Subsecretario debió denunciarlo porque se habrían cometido al menos dos delitos: abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

JUAN BOSCH: “Hoy no va a pasar lo que pasaba antes, que agarraban un barco de 55 metros y sacaban dos barcos, tres barcos. Hoy se puede cambiar un barco por un barco y se decidió qué eslora se puede tomar”.



También falso. Aquí hay que distinguir dos situaciones: por una parte es cierto que existe el Régimen de Transferencias de un permiso de pesca “uno por uno”, normado por el Decreto 748/99, pero en el caso de las reformulaciones se debe cumplir necesariamente con el requisito de la disminución del esfuerzo pesquero, condición impuesta por el CFP y por el artículo 24 del Decreto antes citado. En la mayoría de los casos las reformulaciones dieron de baja más de un permiso, aunque en muchos casos, sobre todo en el último tiempo, el esfuerzo pesquero no se vio disminuido por las bajas capturas de sus cedentes, como es el caso de las innumerables lanchas amarillas.

JUAN BOSCH: “No son las lanchas amarillas, son distintos permisos, lanchas y barcos que están operando en el caladero, la pesca se rige por las historias de captura, no hay permisos nuevos. A través de la historia se han volcado barcos hacia un lado y hacia otro, la gran mayoría de los barcos tangoneros les dieron los permisos sacándoselos a las lanchas amarillas, después se los devolvieron”.

Es falso. La frase demuestra el preocupante desconocimiento de la Ley de Pesca y la historia de la actividad pesquera que tiene el Subsecretario. Afirmar que una flota tangonera de 80 barcos con una capacidad de pesca de no menos de 200.000 toneladas se creó con los permisos de 15 lanchas amarillas es una flagrante mentira. Por otra parte, la Resolución 7/2002 no solo devolvió el permiso de langostino a las lanchas sino a todos los barcos fresqueros que lo habían perdido siempre y cuando cumplieran con las limitaciones que establece la Resolución 1113/88. Pero además, si se aplicara la historia de captura, el criterio a usarse debió ser el de la cuotificación, historial de captura de la especie.

En su intento de derivación en cuestiones administrativas cargadas de falsedades, Bosch no terminaba de responder la pregunta de por qué el barco José Américo está pescando de forma ilegal.

JUAN BOSCH: “Porque puede pescar, fue resuelto por el CFP en el año 2015”. Tenía 39,90 metros de eslora entre perpendiculares, así lo dice el proyecto y en el Acta dice 39,90 más especificaciones técnicas que figuran en el proyecto.

El argumento es engañoso. Lo resuelto por el CFP en el Acta 46 de 2015 es claro y preciso, indica los requisitos esenciales a cumplir de acuerdo con la Resolución 1113/88: 39,90 metros de eslora y 1480 HP. Pero suponiendo que el Acta del CFP dijera lo que pretende leer el Subsecretario, y que le asistiera razón, él no debió firmar el permiso porque violaba la Resolución 1113 que es la norma vigente y habla solamente de eslora total. Debió incluso promover una acción de lesividad como lo hizo en el pasado el Subsecretario Gerardo Nieto con los arrastreros congeladores ilegales, acciones que resultaron favorables para el Estado Nacional en su momento. Pero además debió también denunciar a los miembros del Consejo que lo aprobaron por violar la normativa vigente. Pero el Acta no dice lo que busca hacer creer Bosch, por lo tanto el que violó la ley y con toda intencionalidad fue él, cometiendo abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público al emitir el permiso, incluso antes de la publicación de la Resolución 7/18.

REVISTA PUERTO: El CFP aprobó el proyecto de un barco de 39,9 metros en 2015 pero ahora fue usted quien autorizó el despacho de un barco que no se corresponde con el proyecto aprobado, dado que mide 48 metros y sobrepasa los HP aprobados.

JUAN BOSCH: “Sí y le digo que el barco está bien”.

REVISTA PUERTO: La Resolución 7 lo habilita, dice Bosch, pero esta norma establece a futuro 40 metros de eslora de arqueo para ingresar en la pesquería de langostino en lugar de eslora total como marca la Resolución 1113/88 que aún está vigente. Pero además el barco José Américo ni siquiera cumple con este requisito, dado que tiene 44 metros de eslora de arqueo.

JUAN BOSCH: “Nosotros entendemos que sí, porque aceptó todas las excepciones que estaban aprobadas por el Consejo. En el expediente que aprobó el Consejo está el proyecto que dice que la eslora entre perpendiculares es de 39,9, el Acta dice solo eslora y las demás características que están en el plano. En el plano figura 47 metros de eslora total, 44 metros de eslora de arqueo y 39,9 de eslora entre perpendiculares. La Autoridad de Aplicación tomó la eslora entre perpendiculares para permitir el ingreso de barcos, en otros casos”.

Falso. Más allá de lo que diga el proyecto, el Acta 46 dice 39,90 metros de eslora y la normativa vigente al momento de la aprobación era la Resolución 1113/88 que fija la eslora total en 40 metros. Pero además nunca, en el caso del langostino, se tomó otra eslora; sí para otras especies que no se rigen por la misma norma, como ocurrió en algunos casos con el variado costero en 2006, pero nunca para el langostino que tiene requisitos concretos.

Si las cosas son como las describe el Subsecretario de Pesca, estamos frente a la comisión de un delito probado por la emisión del permiso del buque José Américo. Si el Acta dijera lo que no dice, como afirma Bosch, no debió firmar el permiso porque sabía que estaba violando la legislación; pero en cambio decidió hacerlo, siendo él ejecutor material del delito.

Las preguntas al Subsecretario de Pesca, en su gran mayoría, se las hicimos frente al ministro de Agroindustria Miguel Etchevehere, pero éste no pudo siquiera acotar una palabra, dado su absoluto desconocimiento sobre la actividad pesquera. Consultado sobre este tema el secretario de Agroindustria, Guillermo Bernaudo, repitió el resumen suministrado por el subsecretario Bosch, sin tener muy claro de que estaba hablando. Primero indicó que lo que dijera Bosch era la respuesta correcta para él, pero luego de ser puesto en conocimiento de algunos detalles que desconocía ya no se arriesgó a tanto. Alguna vez las máximas autoridades de la cartera deberán entender que la Pesca es parte importante de este Ministerio e interesarse por conocerla. La situación de estos funcionarios nos recuerda a la que viviera en los noventa el entonces secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Felipe Solá, que nos confesó en una charla que no podía imaginar que en esos tiempos se estaba condenando a la pesquería de merluza: “Para mí era un sector pujante, que cada vez tenía más barcos y exportaciones récord”. Cuando Menem dejó el poder debió enfrentar un largo proceso judicial.

Cuando Mauricio Macri asumió la presidencia de la Nación, nos entrevistamos con los funcionarios designados en ese momento al frente de la Secretaría de Agroindustria y la Subsecretaría de Pesca, Ricardo Negri y Tomás Gerpe. En aquel entonces les planteamos la situación irregular de esta reformulación que ya era escandalosa, incluso antes del incumplimiento del proyecto aprobado. Lo reconocieron y prometieron investigarlo; somos Cambiemos, venimos a cambiar lo que está mal hecho, nos dijeron. No lo hicieron, el delito se agravó, transcurrieron casi tres años y nadie investigó nada. Peor aún, hoy lo sostienen con argumentos falaces.
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