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Investigación: El llamativo silencio de las autoridades de la hípica
Esta breve investigación periodística comenzó más o menos así.

Quejándose de la implacable ofensiva de María Eugenia Vidal contra los supuestos “subsidios al hipódromo”, un proyecto que de aprobarse en el Congreso bonaerenses le permitirá a ...
 

 
Bichos de Campo 17-07-2018 - Matias Longoni Esta breve investigación periodística comenzó más o menos así.

Quejándose de la implacable ofensiva de María Eugenia Vidal contra los supuestos “subsidios al hipódromo”, un proyecto que de aprobarse en el Congreso bonaerenses le permitirá a la Provincia apropiarse de un fondo de 1.000 millones de pesos anuales que actualmente van desde los tragamonedas hacia los criadores de cabellos de carrera, un amante del turf me preguntó: “¿Y qué dicen la autoridad de aplicación de la política hípica? ¿Por qué nadie del gobierno se anima a oponerse a Vidal?”

La “autoridad de aplicación”… ¿Quién vendría a ser eso? Aunque degradada a simple Dirección de Equinos, la “autoridad de aplicación” de una política nacional para quienes se dedican a criar caballos es la vieja Dirección Nacional de Actividades Hípicas, que depende de la actual subsecretaría de Ganadería, a cargo de Rodrigo Troncoso. Todo se subordina, a su vez, del actual ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere. Y esto está más que claro porque ni bien asumió, el ex presidente de la Sociedad Rural fue invitado a participar de la ceremonia de la entrega de los premios Carlos Pelegrini´en el Hipódromo de San Isidro, uno de los más afectados por la medida que ahora alienta el Ejecutivo bonaerense. Sucedió el 16 de diciembre de 2017.

Vidal lanzó su ofensiva para eliminar el Fondo de Reparación de la Actividad Hípica creado a principios de la década del 2000, unos pocos meses después, el 14 de febrero de 2018. “Con ese dinero que dimos en 2017 podríamos haber puesto en valor 30 guardias de hospitales públicos, comprado 650 ambulancias, construir 1.000 viviendas o hacer mas de 120 kilómetros de ruta”, dijo la gobernadora, dejando más que claro que su objetivo era derivar esos 1.000 millones de pesos que hoy van a los premios de las carreras (y desde allí supuestamente se distribuyen en la producción de caballos) para las arcas generales de la Provincia. En ese momento, nadie desde la “autoridad de aplicación” de la política hípica abrió la boca.

Ver: Golpe de Vidal a la actividad hípica: plantea quitarle todos los subsidios

Más bien, en la Dirección de Equinos y la Subsecretaría de Ganadería siempre parecieron estar al margen de una iniciativa que, según dicen los representantes del turf, pondría en peligro de supervivencia a toda una actividad productiva, la cría de caballos pura sangre de carrera (los SPC). Se trata, y en esto hay consenso, de una actividad en la que la Argentina es líder mundial, y que tiene una fuerte presencia en la Provincia de Buenos Aires, donde unos 80.000 puestos de trabajo dependerían de los haras, los studs, los hipódromos y las pocas apuestas que todavía se hacen hacia los salieri de Leguisamo.

Ver: ¿De qué hablamos cuando hablamos de la industria de los caballos de carrera?

¿Tanta gente depende de los hipódromos? ¿No será una exageración de quienes pretenden conservar sus privilegios? Imposible saberlo si la “autoridad de aplicación” no sale a aclarar los tantos, como correspondería frente a este intenso debate.

Por lo pronto, el comunicado oficial que anunciaba la única visita de Etchevehere a San Isidro decía de la cría de SPC que “se estima que genera en forma directa 45.000 puestos de trabajo y otros 90.000 en forma indirecta, que constituyen grupos familiares de, aproximadamente, unas 400.000 personas que viven hoy de la industria del caballo”. Fuente oficial, la pucha.

Sin embargo nadie, pero nadie, desde el Ministerio de Agroindustria, dijo nada, pero nada de nada, sobre el posible impacto que tendría sobre la actividad una ley provincial que al parecer es decididamente antiproductivista.

El 15 de abril pasado, cuando la gente de la hípica comenzó a salir de la modorra y a mostrar los dientes frente al proyecto que Vidal ya había enviado a la Legislatura, hubo una chance clarísima para que la “autoridad de aplicación” diera a conocer su opinión sobre la conveniencia o no de eliminar el Fondo de Reparación del Turf.

Ese día el ministro Etchevehere participó en Pilar de la exposición de la Expo Industria del Polo. “Debemos potenciar a esta industria que genera más de 30.000 empleos de manera directa y 100,000 indirecta”, subrayó en ese momento. Otras vez números dispares, pero siempre muchos.

Dos conclusiones. La primera es que hay que llamar de modo urgente a un censo sobre la mano de obra que ocupan las actividades hípicas. La segunda es que, ni siquiera a pesar de la mano de obra que ocupa, la “autoridad de aplicación” de la política hípica se animaría a desafiar a la gobernadora Vidal, niña mimada y eventual candidata a presidente por el macrismo. Una derrota de la política de Estado a manos de la política partidista.

Ver: Estrategia oficial: El polo sí, pero los caballos de carrera más o menos…

“La actividad hípica en la Argentina es un 70% de caballos de carrera, un 20% de polo y el restante 10% de todo el resto de las actividades”, me dice muy seguro un añoso recorredor del paño de césped verde de los hipódromos. Punto más o punto menos, a esta altura es inadminisible que en el Ministerio de Agroindustria no hayan publicado ni siquiera un análisis del impacto que podría tener sobre un sector productivo real la decisión de Vidal de restarle financiamiento a la actividad, cualquiera sea el origen de los fondos.

Lastima a la inteligencia el silencio de la “autoridad de aplicación”, tengan o no razón en sus quejas los cultores de las carreras de caballos. Para dar o para rechazar la razón de los criadores de pura sangre deberían expedirse las autoridades. Que no puede suceder que una provincia avasalle y no pueda la Nación propiciar un debate más integrador y productivo.

Todo era diferentes unos pocos meses antes. El 19 de septiembre de 2017, cuando todavía pintaba tranquilo el panorama, Agroindustria sacaba pecho y creaba nada menos que “la Mesa de Equinos Sangre Pura de Carrera”. Ese día hubo una primera reunión presidida por Troncoso, el subsecretario de Ganadería. La idea de esa mesa era, según dijo el funcionario, “generar un mecanismo de diálogo sustentable en el tiempo para que haya una continuidad de trabajo”.

Pero la mesa de la competitividad de los caballos de carrera nunca volvió a reunirse.

El 21 de febrero de 2018, pocos días después del anuncio de Vidal sobre la “eliminación de los subsidios a los hipódromos”, y ya con Etchevehere al mando del ministerio, volvió a reunirse la Mesa Equina, pero esta vez ni siquiera se invitó a participar de ella a los representantes del turf o de las diferentes asociaciones de caballos de carrera. De todos modos, la agenda recorrió por temas casi obvios. Recuerda el comunicado oficial que se habló “de la necesidad de contar con un órgano a nivel nacional que regule las actividades hípicas en todo el país y ver cómo se articula con las Loterías Provinciales para aquellas actividades que tienen relación con las apuestas y regularización del juego”.

Más allá de esa aproximación a los temas importantes, después de esa segunda reunión no hubo pronunciamiento oficial, desde la “autoridad de aplicación”, respecto de si la ofensiva de Vidal podría ser dañina o no para un sector productivo de fuste, aunque sea confusa la cantidad de mano de obra que genera. ¿Cerrarán los haras y los hipódromos, como dicen los del sector? ¿Habrá una furiosa concentración de criadores de caballos pura sangre? ¿Será una actividad reservada solamente para los que desean blanquear dinero de actividades ilícitas?

Todas esas son preguntas que no podemos responder, porque simplemente los gobiernos han decidido no hablan de ello. La “autoridad de aplicación” brilla por su ausencia. Mientras tanto, la ley de Vidal logró media sanción en el Senado bonaerense.

Ver: Logró media sanción el proyecto de Vidal que desfinancia al turf

¿Será posible que un país dicte leyes sin que la “autoridad de aplicación” dé a conocer sus pareceres? ¿Será posible que se pongan en peligro unos cuantos miles de puestos de trabajo sin antes dar el debate necesario?

Inquietos con esa posibilidad, Bichos de Campo volvió a preguntar a los funcionarios de Agroindustria sobre esta extraña situación. Última chance. La respuesta que me brindó la “autoridad de aplicación” fue la que me convenció de comenzar a publicar esta breve serie de notas:

Quitarle un fondo de reparación por 1.000 millones de pesos anuales a la actividad que produce los pura sangre de carrera es “una atribución de la provincia de Buenos Aires”, dijeron. Y añadieron: “Desde Agroindustria, mientras tanto, seguimos trabajando para mejorar la competitividad del turf”.

Nada, solo eso. ¡Largaron!

Al final parece que la competitividad pasaba por guardar silencio.
 

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